Los gélidos escaparates de las agencias de viajes de Londres y Berlín exhiben con profusión carteles con chicos y chicas bajo el sol de Canarias, tumbados en las idílicas playas isleñas, más parecidas a las del Caribe que nuestras arenas negras de origen volcánico. Casi nada hace referencia a la posibilidad de practicar un turismo alternativo.
Las promociones instucionales de Canarias se olvidan, año tras año, de transmitir otra imagen de Canarias, la relacionada con el llamado turismo verde, que fomenta pernoctaciones en establecimientos rurales y visitas didácticas a los parajes naturales de las Islas. Por tanto, es lógico que el turista ecológico sea aún minoritario. La inversión en medio ambiente ha sido hasta ahora escasa y sólo en 2004 se dio un primer paso con la modificación de presupuesto del Gobierno de Canarias para la Consejería de Medio Ambiente. El Ejecutivo modificó la partida destinada a este departamento, a propuesta del PSOE, para dar 20.000 euros a un programa para la sensibilización y concienciación ambiental en Canarias. Pero este es un dinero que llega con bastante retraso.
Canarias es la región más favorable a la protección del medio ambiente… pero la que menos recicla. Según un estudio del Ministerio de Medio Ambiente, los canarios son los más comprometidos con la conservación y el cuidado de su entorno por el grado de iniciativias, tanto ciudadanas como institucionales, pero son los que menos esfuerzos destinan al reciclaje de vidrio, envases de metal o pilas. Y las empresas, sobre todo las turísticas, invierten más en mejorar su imagen que en reducir los residuos y la contaminación. Los mismos empresarios lo reconocieron en el I Foro Insular Empresa-Medio Ambiente y un 70% de las pymes canarias alegó que es la mejora de imagen el criterio por el que invierten en medio ambiente.
De entre esta mentalidad surgen empresarios pioneros que han optado por convertir el cuidado del medio ambiente en una forma de vida. El ejemplar hotel Tigaiga (Puerto de la Cruz) fue el más premiado del año en unas islas cuya imagen ecológica aumenta si se ven desde el exterior. Canarias logró en 2004 que 26 de sus playas resultaran galardonadas con la bandera azul, una más que el año anterior, aunque sólo tres puertos lograron esta distinción, tres menos que el año anterior. Bruselas aplica una vigilancia exhaustiva sobre el medio ambiente y, al igual que da galardones, sanciona a las Islas, con La Gomera a la cabeza, por el incremento de los vertederos incontrolados. Son las grandes contradicciones de estas Islas que no han logrado unificar su política ambiental bajo un mismo paraguas legislativo, por lo que la madeja de leyes locales, insulares y autonómicas no permite avanzar hacia la meta del deseado desarrollo sostenible.