En Ecopress Comunicaciones hacemos comunicación a instancia de terceros. Es decir, nuestra labor consiste en suministrar contenidos, por encargo, a los medios de comunicación, en cualquiera de sus modalidades. Cuando se creó nuestra empresa hace doce años éramos nuevos en el mercado de las islas y nuestros servicios, ya familiares en las sociedades más desarrolladas, eran asimilados con escepticismo y confusión. El principal equívoco era identificarnos como agencia de publicidad. Para consuelo, en tan sólo una década, con la inercia de la modernidad de nuestra parte, nuestra actividad ha terminado por imponerse, por entenderse necesaria y por ser reconocida y valorada justamente.
Quede claro que, desde el principio, nos marcamos un objetivo profesional irrenunciable. La producción de contenidos informativos que generáramos tenía que respetar condiciones primordiales para todo buen profesional de la comunicación: rigor, ecuanimidad y exigencia en el estilo. Y apostamos por un concepto de comunicación asociada a la gestión cultural en todos los aspectos. La producción cultural es, a pasos agigantados, el mejor vehículo para transmitir ideas, conceptos y mensajes. Esta es la vertiente de nuestro trabajo que más nos ilusiona y entusiasma. En ocasiones somos el brazo informativo de iniciativas ajenas a nuestra organización pero, en muchos casos, ofrecemos un todo integral. Es decir la idea de una propuesta cultural, su ejecución y la estrategia de comunicación para que el público receptor esté debidamente informado.
Hay casos significativos en los que hemos sido protagonistas directos en la realización de cada uno de estos tramos, que ilustran claramente lo que acabo de indicar en teoría. Es el caso del desaparecido Festival Son Latinos Canarias (suspendido por la administración central en 2004, alentada por una politización de la ecología), que logró en sus escasas seis ediciones captar el interés de instituciones y personalidades de la cultura nacional e internacional y que mereció el interés de los principales medios de comunicación de Europa y América. Fuimos partícipes directos de la organización del Festival y de su estrategia de comunicación, que atrajo a periodistas de Estados Unidos, Méjico, Miami, etc. Era un excelente proyecto para crear marca con Canarias.
Ahora que desde el Gobierno de Canarias se entiende de forma progresiva la importancia y el interés de dar una imagen del Archipiélago que le libere de los estereotipos, es una gran oportunidad para estimular proyectos culturales que den carácter a las Islas. Esta nueva dimensión de una Canarias creativa, situada en el circuito de grandes acontecimientos y conectada a los cenáculos e instituciones más importantes del país, en los que se cuece el termómetro cultural, es bueno para nuestra sociedad. No podemos perder más tiempo en convencer a quienes nos visitan o podrían visitarnos, y ahora no lo hacen, que estas islas cosmopolitas y abiertas siempre al exterior no son sólo una finca de plátanos o de tomates y el solarium del Viejo Continente.
Y para transmitir esta nueva perspectiva de una Canarias abierta al mundo, que pretende protagonizar su papel de punto de encuentro de tres continentes (África, América y Europa) juega un papel fundamental la comunicación. Fue el año pasado importante por la definición de objetivos del Ejecutivo autonómico para un proyecto de futuro de Canarias, que aboga por la creación de un mercado único para las islas, desde la diversidad, y por la materialización de la idea de una Comunidad Autónoma Tricontinental. Se plantea, por delante, una tarea ardua y atractiva para el mundo de los comunicadores al que pertenecemos.
El horizonte que se vislumbra para esa nueva Canarias sin clichés, como moneda de cambio exterior, carece, sin embargo, de herramientas fundamentales en estos casos. La Comunidad de Canarias, por pura necesidad, requiere en los tiempos en que vivimos de una red exterior de influencia (un lobby) que rentabilice en los aspectos de comunicación y relaciones públicas el esfuerzo que se haga en este sentido.
La oportunidad que se dejó escapar, hace unos pocos años, de crear un edificio Canarias en pleno centro de la capital de España es una iniciativa que debería retomarse para comenzar a construir, de verdad, una imagen sólida y rentable de las Islas en el exterior. O sea, colocarnos en el mapa.