La masacre terrorista del 11 de marzo dio un vuelco a la historia de 2004. Su impacto removió todo, en cualquier escala. Cambió el curso del país, cambió el de cada persona. Los grancanarios no fuimos una excepción. Estando a miles de kilómetros del lugar de la infamia, la vivimos como si hubiese sacudido nuestro propio hogar. Todos éramos vecinos de Madrid y usuarios de aquellos trenes cobardemente atacados por el Mal. No siempre las instituciones tienen respuestas. En aquellas horas graves, el Cabildo de Gran Canaria ofreció lo que la Historia nos estaba pidiendo a todos: unidad y consuelo. Gobierno y todos los grupos del Cabildo dirigimos a los grancanarios una declaración de confianza: “Los grancanarios, que sienten el azote del terrorismo como si lo sufrieran en suelo propio, deben saber que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado perseguirán a esos asesinos sin más límites que la ley, los encontrarán y los pondrán a disposición de la Justicia para que sean condenados y paguen íntegramente por sus crímenes genocidas. La derrota del terrorismo será total e inapelable, y la verá esta generación”.
Los isleños entendieron su responsabilidad frente a aquel soberbio desafío a nuestra forma de vida. La manifestación multitudinaria, con el lema Con la Constitución, con la Democracia y por la derrota del Terrorismo, nos puso al lado del resto de españoles de bien que expresaron su determinación de seguir viviendo con libertad y seguridad. El Estado de Derecho no tardó en corresponder a esa unidad, con las primeras detenciones de los asesinos, producidas apenas 48 horas después de los atentados. La vida de los grancanarios, como la de todos los españoles, continuó a pesar de la iniquidad de aquellos días. Nada más eficaz contra los enemigos de nuestra forma de vida que reafirmarnos en la senda marcada de libertad y de progreso. Nuestra isla se había puesto metas ilusionantes y había que seguir avanzando hacia ellas.
Metas como la modernización de nuestras infraestructuras, el pleno empleo, la calidad de la atención a los mayores y a las personas con discapacidad, el entrenamiento profesional de nuestros jóvenes, la competitividad de nuestras empresas, el éxito y la excelencia de nuestra oferta turística… Gran Canaria está en marcha hacia la calidad de vida de la que disfrutan las regiones más prósperas de Europa. La postración, el proteccionismo y el retraso de la hora punta del mundo no se compadecen con nuestro tenaz empuje en la historia de España. Gran Canaria no volverá a caer en ningún bucle del tiempo. Antes al contrario, el Gobierno que presido tiene la ambición y el programa necesario para poner esta Isla a la cabeza del desarrollo y del bienestar. Durante 2004, hemos dado pasos firmes hacia ese objetivo.
La sociedad se ha conjurado para entender, cuidar y promover el turismo como nuestra más preciada fuente de riqueza y de bienestar. No siempre ha tenido este sector el respeto de los gobernantes y la comprensión de la sociedad. La cumbre organizada por el Cabildo de Gran Canaria, en el mes de junio, bajo el lema Turismo, sí, produjo una ambiciosa estrategia para comprometer a todos los grancanarios en el éxito de su primera industria. La visión de un destino turístico marcado por la excelencia y la variedad de ofertas ha conseguido involucrar a los diversos actores de este sector. La designación de Gran Canaria como sede de la próxima Feria Mundial del Turismo de Golf, que tendrá lugar en diciembre de 2005, es el primer hito del movimiento por la calidad que el Cabildo de Gran Canaria está liderando en el motor de nuestra economía.
La marca de calidad que perseguimos para nuestro destino turístico nos obliga a un segundo movimiento: la conservación y divulgación de nuestros valores paisajísticos, naturales y etnográficos. Esa iniciativa cristaliza en una meta: Gran Canaria, Reserva Mundial de la Biosfera. La promoción de nuestra candidatura, hoy felizmente a las puertas del objetivo de la designación de Gran Canaria como patrimonio natural de la Humanidad, conoció a lo largo de 2004 los trabajos decisivos hacia un laborioso reconocimiento que hoy está más cerca que nunca. Si existe un emblema del renovado dinamismo de Gran Canaria, es, sin duda, la puesta en marcha de las obras de rehabilitación y ampliación del Parador Nacional de Tejeda. Su significado trasciende la mera ejecución de un proyecto largamente postergado, para convertirse en todo un símbolo de una isla que se despereza y vuelve a asumir su papel de liderazgo en el desarrollo de la región.
La igualdad de oportunidades es el centro de la acción de gobierno en Gran Canaria. La isla en movimiento es un lugar confortable para vivir. Una isla con opciones de formación, de salud, de bienestar, de seguridad a disposición de quienes las necesitan. Frente a la igualdad de resultados que preconiza otro tipo de gobiernos, en Gran Canaria perseguimos una auténtica igualdad de oportunidades. Sólo poniendo oportunidades al servicio de quienes las necesitan, es posible alcanzar la independencia personal y familiar. Durante el pasado año, el Cabildo de Gran Canaria abrió siete pisos asistidos, tres centros de día y una mini residencia para personas con discapacidad. Se activó un pionero Dispositivo de Emergencia para mujeres víctimas de la violencia doméstica, integrado por tres casas de acogida, ocho pisos tutelados y doce oficinas de atención repartidas por toda la Isla. 2004 fue, además el año en que, al fin, se puso fin, desde el Cabildo, al inhumano confinamiento de personas mayores en el Hospital Psiquiátrico y se trasladó a estos pacientes a una unidad geriátrica especializada y confortable en El Sabinal.
Las vibrantes condiciones que están surgiendo en Gran Canaria para el progreso y la prosperidad se tradujeron, durante 2004, en significativos datos de apoyo a las empresas. Desde el Cabildo, se abrieron cuatro nuevos viveros de proyectos emprendedores, se formó y se entrenó a más de 400 emprendedores, se rehabilitaron zonas comerciales abiertas y se incrementó el apoyo al sector de la industria textil bajo el paraguas de Gran Canaria Moda Cálida. El acceso a Internet al alcance de todos, la orientación y la formación para la búsqueda de empleo, o la apertura de nuevas instalaciones deportivas en municipios donde la práctica del deporte y de la salud no disponían de infraestructuras adecuadas, son otras de las muchas vertientes a través de las cuales se ha plasmado el movimiento de Gran Canaria hacia la convergencia con el nivel de vida de la España más próspera. Gran Canaria ha decidido actuar. Se ha puesto en marcha, después de casi dos décadas de aturdimiento. Y la historia nos muestra que, cada vez que esta isla se pone en movimiento, Canarias es capaz de cualquier cosa.