Hemorragia de palabras… y ausencia de sangre en Tenerife

El año pasado, la mitad de los habituales donantes del Hospital de La Candelaria (Tenerife) decidió dejar de serlo durante unos meses al percibir a través de los medios de comunicación que este acto altruista era usado en las luchas de poder que surgieron por el control de las competencias sobre el análisis y el procesamiento de la sangre obtenida.

El cambio organizativo en el análisis y procesamiento de la sangre desarrollado en 2004 fue impulsado por el Instituto Canario de Hemodonación y Hemoterapia (ICHH), presidido en aquel entonces por Felícitas Díaz-Flores. El experimento consistió en la centralización en sus dependencias de los sistemas de fragmentación y validación de los hemoderivados que luego se transfunden a los pacientes que lo requieren. Hasta ese momento, el procesamiento de la sangre se realizaba en los servicios de Hematología y Hemoterapia de los dos grandes hospitales de Tenerife: el Hospital Universitario de Canarias y el Universitario Nuestra Señora de Candelaria. Sin embargo, el ICHH decidió integrar a éste último en la Red Transfusional Canaria y, por lo tanto, desposeerlo de una función que realizaban sus profesionales desde hacía más de veinte años.

El anuncio de la Administración regional causó un gran revuelo entre los hematólogos de este servicio, quienes desde el primer momento y con su jefe, el doctor Juan García-Talavera, a la cabeza, mostraron una férrea oposición a este cambio en la gestión de las donaciones, a la vez que manifestaron sus dudas sobre la conveniencia de esta decisión. Cuestionaron si esta reorganización ofrecía las garantías mínimas que debe cumplir este proceso con el fin de evitar que los efectos beneficiosos de una transfusión devengan en el contagio de alguna enfermedad, a la vez que plantearon sus temores sobre la capacidad de respuesta del Instituto ante una situación de emergencia en la que se pueda producir un incremento brusco de la demanda de hemoderivados.

Asimismo, los facultativos, que recibieron el apoyo del Colegio Oficial de Médicos de Santa Cruz de Tenerife y de su presidente, Rodrigo Martín, criticaron la imposición de una decisión que desde su punto de vista se tomó sin tener en cuenta su opinión. En concreto, el ICHH defendía un modelo complementario en el que determinadas pruebas se realizarían en Gran Canaria y otras en Tenerife, lo que para los especialistas de La Candelaria podía dar lugar a situaciones de desabastecimiento, ya que el centro hospitalario, que hasta ahora tenía autonomía, pasaba a depender de un organismo externo para poder transfundir la sangre donada a un enfermo.

La idea de Díaz-Flores

Estos miedos y suspicacias fueron rechazados de plano por Felícitas Díaz-Flores y su equipo, quienes explicaron que de esta forma se podrían reducir los costes y rentabilizar los recursos económicos y humanos, a la vez que se mejoraría la eficiencia, la rapidez, la calidad de los hemoderivados y la seguridad transfusional. La idea de Díaz-Flores era centralizar en el centro provincial del ICHH en Gran Canaria las pruebas serológicas (aquellas que detectan en la sangre la presencia de anticuerpos del virus VIH-sida, de la hepatitis C y B y de la sífilis), para en un futuro hacer lo mismo con otros análisis en la sede de Tenerife. Con este objetivo, el Instituto adquirió para su sede grancanaria un robot de última tecnología capaz de realizar estas pruebas de forma automática y que, según defendían, sólo sería rentable si analizaba todas las donaciones que se realizan en el Archipiélago.

Esta redistribución de competencias también fue rechazada por diversos ayuntamientos de Tenerife, que aprobaron mociones en contra de la centralización de las pruebas serológicas en Gran Canaria. También el pleno del Cabildo tinerfeño -que preside el nacionalista Ricardo Melchior- aprobó por unanimidad dirigirse al Gobierno canario para solicitarle que se puedan seguir realizando en la Isla los análisis necesarios para transfundir sangre. En el Parlamento regional este conflicto con tintes insularistas se evidenció incluso en las filas del Partido Socialista Canario, pues después de que sus representantes tinerfeños defendieran en todo momento las posturas de los hematólogos de La Candelaria, su portavoz en la comisión de Sanidad, Teresita Morales (diputada por Gran Canaria) hizo un alegato en contra de la duplicación de las pruebas en las islas capitalinas a la vez que criticó con dureza al doctor Juan García-Talavera, quien, a pesar de haber sido senador del Partido Popular por Tenerife en la legislatura pasada, tampoco recibió en la Cámara el apoyo de su formación política.

Así, tras varios meses de polémica en los que los facultativos llegaron a cuestionar la calidad de los hemoderivados y la continuidad de los trasplantes hepáticos en el Hospital de La Candelaria, un periódo en el que se suspendieron varias intervenciones por falta de sangre… el ICHH rectificó y dotó a su centro de Santa Cruz de un aparato capaz de realizar estas pruebas. Y aunque no dio marcha atrás en la integración de La Candelaria en la Red Transfusional Canaria, sí retrasó la del HUC, que, a pesar de que estaba prevista para junio del 2004, todavía no se ha efectuado a la espera de momentos más tranquilos para el cambio.

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