Mirar hacia atrás y hacer un balance de lo sucedido en la Universidad de La Laguna en 2004 es sin duda una tarea ardua y compleja, habida cuenta la realidad poliédrica de una institución tan diversa como es una universidad pública. Desde el punto de vista legislativo, 2004 ha sido para las universidades un año de transición. El éxito electoral del PSOE propició la apertura de nuevos cauces de diálogo entre el Ministerio de Educación y Ciencia (MEC) y los rectores y los anuncios de reforma de la Ley Orgánica de Universidades (LOU) pronto se hicieron oír. A la espera todavía de que esta modificación finalmente se produzca, los centros de educación superior han seguido trabajando -eso sí, con cautela- en otro de sus retos más importantes: el desarrollo normativo que lentamente ha ido desgranando el MEC sobre el espacio europeo de educación superior, con el objetivo de que en 2010 todas las universidades de la Unión tengan un cuerpo común de conocimiento en sus titulaciones.
En lo que atañe a la investigación, la Universidad de La Laguna destinó el año pasado 100.000 euros de sus propios fondos para financiar durante dos años a diez grupos emergentes, es decir, equipos de investigadores que pretenden afianzarse y consolidarse como tales. La apertura de un registro de investigación, en el que ya se han inscrito 267 grupos que corresponden a más de un millar de investigadores, fue otra de las tareas desempeñadas en este campo. En cuanto a infraestructura científica, La Laguna consiguió el año pasado ocho millones de euros, destinados a mejorar su equipamiento. En la última convocatoria del MEC sobre proyectos del Plan Nacional de I+D, nuestra universidad se colocó en el puesto 21 en producción científica, de las 65 universidades que concurrieron a la convocatoria. Esto demuestra, en el caso de la universidad que me honro en dirigir, que nuestra posición investigadora es más que aceptable, todo ello teniendo en cuenta que hasta no hace mucho este centro docente estuvo orientado hacia titulaciones de humanidades y ciencias sociales, donde la competencia científica es menor. En cualquier caso, y lejos de caer en la complacencia, tenemos que seguir creciendo. Necesitamos ser más competitivos, aminorar la atomización de grupos de investigación y mejorar la concurrencia a proyectos europeos.
En el plano de la docencia, el año pasado culminó la implantación de las tres últimas ingenierías con las que cuenta la universidad: Ingeniero Técnico en Obras Públicas, especialidad en Hidrología; Ingeniero Técnico Industrial, especialidad en Mecánica; e Ingeniero en Automática y Electrónica Industrial. También en el mismo periodo La Laguna celebró quince títulos de máster y seis de experto universitario. Sin embargo, y junto al desarrollo cotidiano de titulaciones y enseñanzas, si algo debe destacarse del pasado año es el conflicto abierto entre la Consejería de Educación y parte del profesorado universitario, todo ello debido a la publicación del nuevo protocolo de complementos retributivos docentes, poco negociado con las universidades y que supuso un duro enfrentamiento entre ambas partes. Un mes de huelga y varios preavisos posteriores jalonaron toda una serie de incidentes que, en el caso de La Laguna, supusieron la revocación de los representantes sindicales, a los que se les acusó de no defender los intereses de los profesores, y crearon gran malestar entre el alumnado, que vio lesionado su legítimo derecho a la docencia. No ha sido hasta este año cuando las aguas han vuelto a su cauce, pero este final, aún inacabado, excede temporalmente el propósito de este anuario.
En 2004 se realizaron algunas actuaciones para que el alumnado de la Universidad de La Laguna pudiera realizar su matrícula por Internet, y completar así la serie de recursos que los estudiantes ya tienen en red, como la consulta del expediente académico, la reserva de espacios deportivos o el pago de otras tasas. Asimismo, también se puso en marcha el Curso de Acceso para Mayores de 25 años de forma unificada para todos los centros de la universidad, y que en su primera edición ha tenido una notable acogida, con 200 alumnos matriculados. La proyección social de la universidad ha dado también algunos pasos encaminados al acercamiento al tejido empresarial y a una mayor presencia del centro académico en la sociedad. Un ejemplo de ello es la red de cursos de Extensión Universitaria en todas las comarcas de la isla así como en el resto del archipiélago y su nueva incursión en los municipios comprendidos en la comarca Chasna-Abona. También lo es la consolidación del Programa para Mayores que la universidad dedica a la formación integral de personas de más de cincuenta años que en su día no pudieron acercarse a la universidad.
En ese mismo sentido, la universidad ha puesto en marcha desde el curso pasado un taller de dinamizadores, con el objeto de enseñar a los universitarios cómo deben fomentar la investigación y la innovación dentro del tejido empresarial. Muchos de ellos ya han sido contratados. La Guía de Expertos, una publicación inédita en Canarias y destinada a ofrecer a medios de comunicación y empresas el contacto directo con los profesionales de esta casa, está en la línea de proximidad del centro académico con la sociedad.