Telde sobrevive en 2004 en un ambiente de ‘bronca’ perpetua

Si el año 2003 estuvo marcado por las expectativas a las que dio lugar el cambio de color político en el Ayuntamiento de Telde, del que fueron desalojados los nacionalistas de Coalición Canaria tras doce años de gobierno municipal, 2004 pasará a la historia como un periodo de evidencias ambivalentes.

El año estuvo lastrado, por un lado, por la inestabilidad política, la asfixia económica de la administración local, la crispación social y mediática, las elevadas cifras de paro y el incremento de los índices de pobreza. Por otro lado, quedó edulcorado por la confianza que han despertado las nuevas políticas municipales de apoyo a la implantación y creación de nuevas empresas, el auge de un sector clave como el de la construcción, el desarrollo de incipientes emporios residenciales y el desatasco de viejos proyectos, como el del Parque Marítimo de Jinámar y la apuesta decidida por el del Parque Aeroportuario, que marcarán la evolución de la economía del municipio en las décadas venideras.

El nuevo equipo de gobierno local, formado por una alianza entre el PP y la coalición electoral que componen la Agrupación Federal del Valle de Jinámar y la plataforma Ciudadanos por el Cambio, no supieron o no pudieron, todavía en el 2004, poner en marcha a pleno rendimiento las calderas de la maquinaria municipal. El alcalde, Francisco Valido, del PP, no sólo tuvo y tiene que lidiar con unas arcas maltrechas que arrastran una deuda de más de cincuenta millones de euros, producto de la gestión anterior, y que han ralentizado sobremanera la obra pública en el municipio, sino que, por si fuera poco, se las vio y se las deseó para poner orden y concierto en un grupo de trece concejales que aún debe salvar el escollo de su falta de coordinación.

Se le reprochó al primer edil su falta de autoridad y su incapacidad para desembarazarse de las redes de poder que han tejido sus dos más activos lugartenientes, una histórica del PP como María Antonia Torres, así como Guillermo Reyes, el carismático y controvertido líder de AFV-Ciuca. Esa tensión tuvo ribetes de inestabilidad, siempre superados, que propiciaron la aireación de desavenencias entre concejales que no han hecho sino alimentar la crispación política y mediática que ya vivió Telde en 2003. Una edil llegó a pagar un anuncio en la prensa despotricando contra sus compañeros.

La oposición, cada vez más dividida, supo jugar sus bazas y zarandeó la polémica en su beneficio. Los diez concejales de CC, que ya cimentaban en 2004 la fragmentación del grupo, y los trece del Gobierno local se lanzaron a tal batalla de acusaciones mutuas de corrupción y de insultos personales que ya son varios los procesos judiciales en marcha entre unos y otros. Mientras la oposición montó sonados escándalos, al considerar que el Ayuntamiento de Telde benefició de forma descarada a una conocida constructora grancanaria con la que firmó dos controvertidas permutas de suelo en Jinámar y la Higuera Canaria, el grupo de gobierno puso ahínco en sacar a la luz turbios episodios de la gestión nacionalista, como la adjudicación del campo de tiro de Lomo Pollo o el supuesto uso de recursos municipales para las elecciones de 2003.

Presupuestos anulados

Tanta judicialización se cobró una insólita víctima en los presupuestos generales de 2004, que fueron anulados a finales de año después de que un juez viera las mismas irregularidades formales que detectó CC. Hubo que prorrogar los de 2003 y se martirizó aún más una economía municipal que tampoco contribuyó a animar a los tejidos productivos de la localidad. El Consistorio, la principal empresa de Telde, dejó sin invertir en 2004 los 24 millones de euros que estaban previstos en obra pública, una parálisis que se dejó sentir en una ciudad de 96.000 habitantes que vive de un sector como el de los servicios que tampoco atraviesa su mejor momento. El municipio tiene su particular lacra en el paro. Sufre una de las tasas más altas de España. En 2004 registró una media de 8.100 personas, un 27% de la población activa. Más de la mitad afecta a mujeres y 5.000 de ellos al sector servicios.

Esta deficiencia, que ya cobra tintes casi estructurales, está mermando considerablemente las posibilidades de desarrollo, agravadas por el surgimiento de importantes bolsas de pobreza en zonas como el casco o Jinámar. En 2004 aumentaron de hecho las peticiones de ayuda económica básica y se acumulan 1.500 demandas de vivienda en una ciudad que si bien ha visto ralentizar su volumen de crecimiento poblacional, no para de recibir habitantes en las lujosas urbanizaciones que se construyen en la costa, convertida en polo de atracción residencial de la Isla, y en las imparables ampliaciones del centro urbano de Telde.

La esperanza está puesta ahora en el desarrollo futuro de proyectos de relevancia insular, como el parque tecnológico, ya desatascado en los despachos; el parque aeroportuario; la apuesta decidida por la consolidación del emporio comercial de La Mareta con la implantación de nuevas multinacionales; la construcción del gigantesco Parque Marítimo de Jinámar (con cines, parque acuático y áreas comerciales); la ampliación del Puerto de Salinetas, que facilitará las comunicaciones entre islas; y la apertura de cuatro o cinco nuevos polígonos industriales por los que ya se han interesado prestigiosas y potentes firmas de la economía canaria.

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