En 2005, y por primera vez en la historia de Lanzarote, sus ocho instituciones han trabajado juntas para poner en marcha las iniciativas necesarias para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.
Lanzarote es territorio de oportunidades. El desarrollo del sector de la construcción, un turismo fiel y de calidad y el auge del tejido empresarial insular han conformado una sociedad dinámica, joven, moderna y, sobre todo, optimista e implicada ante sus principales retos de futuro. Una vez mitigado -que no erradicado- el drama humano que suponía la llegada indiscriminada de pateras y la pérdida de vidas a escasos metros de nuestras costas, las políticas del Cabildo de Lanzarote, de los ayuntamientos y de los distintos colectivos sociales insulares se centraron en dar la cobertura que necesitan las miles de personas que han arribado a la Isla en la última década y que han desbordado nuestras principales infraestructuras sanitarias y educativas. El Cabildo de Lanzarote ha tenido que improvisar y adoptar soluciones de emergencia para paliar situaciones de emergencia. Y en eso, en seguir dando soluciones a los conflictos cotidianos que se presentan a los ciudadanos de esta Isla, seguirá trabajando el equipo de gobierno que ocupa la Presidencia de este Cabildo desde el pasado año 2005.
Las últimas elecciones autonómicas celebradas en el año 2003 serán recordadas porque marcaron el inicio de una época oscura para la política de esta Isla. Hasta seis personas de diferentes formaciones políticas ocuparon el sillón presidencial del Cabildo de Lanzarote hasta el pasado 30 de junio. Desde ese momento, el grupo de gobierno que presido ha trabajado intensamente para devolver la estabilidad, la fe en las instituciones públicas y el clima de sosiego político que esta Isla necesita y reclamaba desde comienzos de legislatura. Pero si algo quiero destacar del finalizado año 2005 es, sin duda, la voluntad de los siete ayuntamientos y del propio Cabildo de Lanzarote de trabajar en común por los intereses de la Isla. Me atrevería a decir que, por primera vez en la historia de Lanzarote, las ocho instituciones han trabajado de la mano a la hora de poner en marcha cuantas iniciativas fueran necesarias para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. El Plan de Desarrollo Socioeconómico de Lanzarote y el Plan para paliar los efectos de la inmigración en las infraestructuras de la Isla, presentados ambos al Gobierno de Canarias, son los más claros y ambiciosos exponentes de esta labor conjunta.
El pasado 2005 también será recordado por ver el nacimiento, tan largamente esperado, de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Lanzarote. El empeño, la voluntad, el esfuerzo y el trabajo bien hecho de un nutrido grupo de empresarios insulares han servido para poner en marcha una herramienta que debe ser la piedra angular del futuro económico de la Isla. En esa coyuntura, iniciativas en las que están trabajando las Administraciones Públicas insulares con especial ahínco, como son el Plan de Usos del Puerto de Arrecife, el Plan Especial del Puerto del Arrecife o el Puesto de Inspección Fronteriza en Arrecife, por citar sólo algunos, deben ser el impulso definitivo para una isla que camina con paso firme hacia su futuro. Un futuro que pasa, inexorablemente, por mantener los altos niveles de calidad de vida que ofrece esta Isla a quienes tenemos el enorme privilegio de disfrutarla. Los índices de las encuestas elaboradas por el Cabildo de Lanzarote reflejan un alto grado de satisfacción entre la ciudadanía, que destaca la bonanza económica y la baja tasa de desempleo, mientras que, por el contrario, apunta a la preocupante situación que padece la Sanidad, la inmigración incontrolada y la inseguridad como sus grandes amenazas.
Durante el pasado año, la Isla recibió casi dos millones de visitantes. Dos millones de personas que disfrutaron de nuestros paisajes salvajes y únicos, de la obra de nuestro inmortal César Manrique, de nuestra gastronomía y de nuestro clima. Pero, en este apartado, quiero destacar que 2005 fue el año en el que, tanto Don Juan Carlos y Doña Sofía, como el Príncipe de Asturias y el presidente del Gobierno español, con sus respectivas familias, decidieron pasar sus períodos vacacionales en Lanzarote, convirtiendo, de esta manera, a esta Isla en destino turístico nacional e internacional de primer grado. Sin duda, la apuesta efectuada por este Cabildo y por la patronal del sector, en favor de un modelo de destino turístico de calidad, se vio reforzada con la presencia de estas personalidades. En lo referente al sector turístico, motor de la economía lanzaroteña, hay que destacar que 2005, concretamente el mes de enero, significó el comienzo de una nueva era para una de las grandes riquezas de esta Isla: los Centros de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo de Lanzarote. Ese mes nació el Ente Público Empresarial Local, un organismo independiente e indispensable, encargado de supervisar su gestión y su futuro.
Pero 2005 también nos dejó momentos amargos en esta Isla: el paso de Delta, a finales del pasado mes de noviembre, nos dejaba sin una de las grandes riquezas paisajísticas de Lanzarote. La tormenta tropical arrasó todos los enarenados de la Isla, borrando del mapa buena parte de nuestra Historia. Especialmente dolorosa para la sociedad de la Isla fue la pérdida de Juan Antonio Betancor, un joven que aportaba savia nueva a la política canaria y que nos dejó antes de tiempo en circunstancias trágicas. Además, en el plano personal, 2005 fue un año que jamás olvidaré. En el transcurso de los últimos doce meses perdí a quienes me enseñaron todo lo que soy, a las personas que me mostraron, desde mi infancia en Soo, que cualquier circunstancia adversa en la vida puede cambiar a base de tesón, trabajo, esfuerzo, paciencia, sabiduría, compromiso e ilusión. Yo, el 30 de junio de 2005, adquirí un compromiso con esta Isla que mantengo vivo gracias a su recuerdo.