La Universidad de La Laguna: problemas y perspectivas

La Universidad de La Laguna (ULL) se enfrenta a dos grandes retos. Por una parte, la realización de un Plan Estratégico, cuyo desarrollo constituya un avance de la calidad de la enseñanza impartida y de la investigación realizada; y por otra, el cumplimiento del proceso de convergencia europea, conforme a los propósitos promovidos por la Declaración de Bolonia, cuya finalidad última es hacer realidad el ambicionado Espacio Europeo de Educación Superior.

El Plan Estratégico es un ambicioso proyecto redactado con el fin de desarrollar, a todos los niveles, la propia Universidad en los próximos diez años. Pero en su actual redacción es un punto de partida, no de llegada. Aún está en fase de discusión por la comunidad universitaria y, si posiblemente todos las que la integran puedan estar de acuerdo con los objetivos, puede que no todos compartan el camino propuesto para alcanzarlos. Así, es ampliamente compartida por la comunidad universitaria la pretensión del Plan Estratégico de convertir a la ULL en una organización más flexible y capaz de reaccionar ante los cambios, fomentar la eficiencia y el desarrollo profesional en la gestión de los servicios, mejorar la calidad docente y el rendimiento académico del alumnado, ampliar la proyección externa de nuestras actividades de docencia e investigación, mejorar la imagen institucional de la ULL, promover la identificación de sus miembros con los objetivos de la misma y mejorar la dotación de infraestructuras, equipamiento tecnológico y material docente. Pero precisarán una discusión a fondo las acciones estratégicas mediante las cuales se pretende hacer realidad estos objetivos. Las propuestas del Plan Estratégico suponen una reestructuración profunda de la gestión, de la docencia y de los actuales sistemas de investigación. Son, por tanto, decisiones necesitadas de amplios consensos, que no se pueden improvisar y que en el año 2006 serán objeto de debate.

Por otro lado, nada de eso puede hacerse sin recursos suficientes. Y ahí radica uno de los grandes problemas de la Universidad de La Laguna, puesto que no cuenta con una financiación estable. La financiación de las infraestructuras y del gasto corriente es todavía insuficiente. De hecho, la ULL se enfrenta, periódicamente, a una situación de incertidumbre económica debido a la ausencia de una ley que regule la financiación de las universidades españolas, lo que la obliga a una continua renovación negociada del contrato-programa con el Gobierno de Canarias y, como la asignación de los fondos depende de los criterios de los gobernantes de turno, no se pueden realizar planificaciones a largo plazo, como el Plan Estratégico, que corre el peligro de fracasar si no se le asignan recursos suficientes. La prolongada negociación del contrato-programa ha provocado en el pasado -y provoca en el presente- grandes perturbaciones en la gestión de la Universidad, que sería deseable resolver en beneficio de la propia sociedad canaria y de la necesidad de acomodar la enseñanza universitaria al mercado de trabajo. Y esto no puede hacerse sin una fuerte inversión en nuevas tecnologías.

La convergencia europea

Por lo que respecta al cumplimiento de los criterios de convergencia europea, en el año 2006 se avanzará, sensiblemente, en la adopción de un sistema fácilmente legible y comparable de títulos, promoviendo el desarrollo de criterios y metodologías equivalentes a las utilizadas en Europa para establecer un sistema de calificaciones homologables. En los dos últimos años se han desarrollado programas pilotos en diversas facultades para seguir las pautas docentes marcadas por la Declaración de Bolonia, con la intención de ofrecer títulos con un valor específico en el mercado de trabajo europeo. Y aunque se está todavía en la fase piloto, se pretende llegar en los plazos previstos en la citada declaración a su aplicación generalizada. Pero esta generalización supone un esfuerzo previo en la revisión e introducción de nuevos curricula, en la definición de los contenidos y de los perfiles profesionales, así como en la valoración de los niveles de calidad. Todo ello supone no sólo un rediseño de las titulaciones tradicionales, incluso de la duración de las mismas, sino de la creación de una oferta de títulos propios lo más amplia posible. Con ese propósito, la ULL oferta actualmente -además de un amplio abanico de titulaciones, en total unas 56 de primer y segundo ciclo- 34 programas de doctorado y unos 23 títulos propios de postgrados.

Estos títulos propios recogen la demanda creciente por una mayor especialización. Los master o cursos de especialización pretende satisfacer esa demanda dirigida a ampliar y renovar la formación recibida en ciertas titulaciones tradicionales y pretenden proporcionar a los egresados conocimientos renovados que ayuden a su inserción laboral. Pero aún es preciso ampliar esa oferta. Los títulos propios son una herramienta flexible que posibilita la formación de los recursos humanos, según la evolución de la demanda. Esto último, en sí mismo, ya justifica su ampliación, pero, además, hay que tener en cuenta que existen todavía amplios grupos de estudiantes que no estudian lo que quieren y mediante la elección de uno de esos títulos pueden reorientar su actividad profesional hacia derroteros más acordes con sus intereses y aspiraciones. Sin duda, los problemas que se han de resolver para optimizar los recursos humanos de la Universidad de La Laguna y sus infraestructuras son complejos, pero es preciso incardinarla
cuanto antes en la realidad social de Canarias y de Europa. Creo que merece la pena realizar un esfuerzo.

Sexo y profesorado

María Jesús San Segundo, la anterior ministra de Educación, lo advirtió el pasado año: las mujeres son mayoría en las aulas, pero no entre el profesorado. Los datos a nivel nacional son contundentes: las mujeres suponen el 59% de los graduados universitarios, pero sólo ocupan el 33% del profesorado universitario. Y entre los catedráticos, la representación femenina desciende al 13%. Canarias no es una excepción. Así, en el curso 04-05, el 57,9 de los alumnos universitarios de La Laguna eran mujeres (14.071 de un total de 24.312), mientras que en Las Palmas el porcentaje femenino en las aulas era del 52,4% (11.516 alumnas de un total de 21.962). Y a pesar de su creciente presencia entre el profesorado, aún son minoría. Los datos de la Universidad de La Laguna en el curso 04/05 no dejan lugar a la duda: la presencia femenina entre el profesorado universitario se reducía al 36,3% (670 profesoras en un total de 1.845) y bajaba al 18,9% entre los catedráticos de universidad (46 de 244). Eso sí, esta última cifra era mejor que la presentada un año antes, cuando sólo había un 17,3% de catedráticas universitarias (39 de 225).

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