La prensa española ha dejado de ser un medio de información para convertirse en un vehículo de opinión. No se trata de buscar lectores con un buen producto, sino de encontrar a potenciales clientes y, luego, darles lo que piden. Canarias trata de adaptarse a las nuevas circunstancias. En plena era de internet, radios, televisiones, servicios informativos de 24 horas, alertas en móviles y otras múltiples formas de información inmediata, no parece lógico apostar por ofrecer al lector la noticia, sino por interpretarle la noticia para que pueda leer lo que desea leer.
Confirmar que el malvado ZP está rompiendo la indivisible patria española y que se ha vendido al nacionalismo excluyente por un plato de lentejas (además, sin chorizo), comprobar que Rajoy y Aznar son unos mentirosos compulsivos con doscientos cadáveres sobre su conciencia y compañeros de viaje del golpista Tejero y el ultraderechista Ynestrillas, descubrir las ya evidentísimas conexiones de ETA y hasta del propio PSOE si fuera preciso con los atentados del 11-M… Esos son los objetivos de una buena parte de los lectores de la prensa diaria. No se trata tanto de informarse, sino de confirmar la noticia tal y como la quiero recibir. Para saber lo que pasó ya están otros medios, que me han facilitado la noticia (si no me la han interpretado, que de la objetividad de la radio, la televisión y los periódicos digitales también se podría escribir un libro). Por tanto, al acudir al quiosco al día siguiente y pagar un euro -cosa que no se hace al escuchar la radio o ver la televisión- el fin es otro. Lo que se persigue es tener la versión deseada de la noticia.
El ‘recurso’ del pleito insular
Y esto no sólo ocurre en política. También pasa en la prensa deportiva (sería curioso que los periódicos madridistas explicaran cómo es posible que un club tan conflictivo y próximo a la ruina como el Barça, con un presidente tan negado como Laporta y un vestuario problemático haya sido capaz de ganarlo todo, mientras el maravilloso Madrid del diligente Florentino, el eficaz López Caro y los maravillosos galácticos ha fracasado con estrépito) o en la prensa económica (la OPA de Gas Natural a Endesa se vivió con pasión futbolera), cultural, musical… La prensa canaria no se ha visto envuelta en esas guerras PP-PSOE, pero sí es víctima de los nuevos tiempos. El objetivo ya no es tanto ofrecer la mejor información para tener el mayor número de lectores posibles, sino encontrar un amplio grupo de potenciales compradores para, sin perder calidad, ofrecerles lo que desean leer. Y en el Archipiélago, la historia y la OJD nos demuestran que lo que más vende sigue siendo el pleito insular. Y luego, pero lejos, muy lejos, las tramas de corrupción, los anuncios por palabras de los domingos, la noticia cercana (de ese pueblo o esa isla que casi nunca sale en los papeles), los deportes, los sucesos, las esquelas y hasta las promociones.
Tal vez por eso, aunque los periódicos son cada vez mejores (es difícil hacer un mal producto con los medios técnicos y la calidad humana que hay actualmente en las redacciones), sólo crecen aquellos que encuentran un público fiel. Y esa es la base del éxito. Saber a quién dirigirse. Y encontrar un segmento que esté abandonado: esa gente de las islas menores o de los pueblos (¡hay vida más allá de Santa Cruz y Las Palmas!) que quieren saber qué pasa en su localidad o en el barrio de al lado, los que quieren creer que toda Canarias es un paraíso de la corrupción y recibir día sí y día también noticias sobre escándalos de mayor o menor calado, los interesados en leer esos reportajes profundos de tipo social que no tienen tiempo de elaborar radios y televisiones, los amantes de una información deportiva distinta o de un deporte del que apenas se escriba… El objetivo es encontrar esos amplios grupos de lectores que aún no reciben lo que quieren leer. Y por eso no suele tener éxito apostar por lo que ya triunfa. Siempre es preferible el original a la copia.
Volvamos a la política. Si ya existen El Mundo, el ABC y La Razón, no parece que vaya a tener mucho futuro si hago un periódico antisocialista, antinacionalista y entregado a las tesis conservadoras. Por eso hay que buscar un terreno no ocupado. Otro ejemplo: en Salamanca resultará difícil defender la legalidad y la conveniencia del traslado a Cataluña de los papeles de la Generalitat. Pero siempre podré encontrar mi público si lo hago con buenos argumentos y los combino con una defensa a ultranza de lo local en otros ámbitos (el deportivo, el cultural, etc). Eso sí, sin caer en las contradicciones. Porque valores como el ecologismo están muy bien… salvo que se conjuguen luego con el apoyo a los constructores. Y hacer región suena bonito, si no se machaca siempre a la misma isla. Y las cifras también demuestran que las peleas entre medios informativos, aunque puedan parecer rentables a corto plazo, no lo son a la larga. En todo caso, lo único cierto es que algo falla en Canarias cuando objetivamente se hacen periódicos tan buenos o mejores que en el resto de España y los índices de difusión (especialmente en la provincia tinerfeña) son de los peores del país.
Ejemplos hay muchos y no hace falta acudir a las cifras de venta de periódicos en Navarra o el País Vasco para caer en el sonrojo. Y allí, como aquí, llegan la radio, la televisión y los periódicos nacionales. Y lo del bajo nivel económico o lo del archipiélago fragmentado tampoco es excusa válida. En Asturias, con la mitad de la población que Canarias, existen tres periódicos que venden en su conjunto 97.766 ejemplares. Y que han logrado subir sus cifras en los últimos años. Y en Baleares (con los mismos habitantes que la provincia tinerfeña), subsisten ¡y crecen! hasta cinco rotativos con ventas como las de Última Hora (35.181 ejemplares), Diario de Mallorca (23.277), El Día de Baleares (18.679)… ¿Qué pasa entonces en Canarias si los periódicos que se hacen son buenos y los canarios ni son más tontos ni más pobres que en el resto del país? Pues tal vez haya que buscar la respuesta en que no se les da lo que quieren leer. O en que todos le dan lo mismo y que hay muchos lectores potenciales que aún no reciben lo que buscan.
P.D. En la provincia de Santa Cruz de Tenerife hay entre 100.000 y 150.000 votantes del PSOE (depende de la convocatoria electoral) y una cantidad parecida de personas que está harta de los gobernantes actuales y que está dispuesta a salir a la calle para manifestarse por una isla sin Puerto de Granadilla o por un Vilaflor sin torres del alta tensión. Y al igual que hay gente dispuesta a leer -y ansiosa por hacerlo- un día sí y otro también que Zapatero es un rompepatrias o que los de la isla de enfrente son los culpables de todos los males que sobre el mundo existen, seguro que también hay clientes/lectores dispuestos a pagar un euro para que se les dé una versión no nacionalista de lo que ocurre en Canarias. Incluso, para que se les ofrezca una versión antigubernamental. ¿Por qué no se decide nadie a crear un periódico que, sin ser planfetario, sí apueste por este público abundante y al que ahora nadie le ofrece lo que quiere leer?