El tranvía (40.000 pasajeros diarios): ¿éxito o exitazo?

Tenerife sí podía tener también un tranvía. El sábado 2 de junio quedará grabado en la mente de los tinerfeños como una fecha histórica, sobre todo para los habitantes de Santa Cruz de Tenerife y La Laguna. Ese día arrancó de forma oficial el tranvía de Tenerife, una alternativa más del transporte público que nacía después de un océano de problemas y un sinfín de compromisos. “Recuerdo esa fecha con emoción”, afirmó meses después el presidente del Cabildo de Tenerife, Ricardo Melchior, cuando daba a conocer las cifras de pasajeros diarios del metro en superficie que une las dos ciudades. El padre de la criatura no pudo obviar en su inauguración que “se había cumplido un sueño”.

Ahora es el momento de hacer balance. Y los estudios ponen de manifiesto aspectos tremendamente importantes. El principal, el cambio que ha supuesto la entrada de este nuevo medio de transporte, que eleva el nivel de bienestar del área metropolitana a la altura de ciudades europeas. Atrás queda el planteamiento de un tímido proyecto que recibió palos por todos lados, la lucha contra todas esas voces discordantes, la solicitud de apoyo para arrancar, una aprobación que casi fracasa, el arduo capítulo de la financiación… Finalmente, después de escuchar, ver y leer informaciones casi diarias sobre el tranvía (obras, trazado, dificultades en determinados tramos, hundimientos, incidentes varios, el número de empleados, la inauguración de Talleres y Cocheras en Taco…), después de indagar en sus vagones, ver maquetas, conocer al personal de Metropolitano y un sinfín de noticias, llegó ese día, el caluroso 2 de junio de 2007, en el que el tranvía inició su viaje.

Medio año después, el dato más revelador es el éxito de un medio que ha dejado de ser la diana de todas esas miradas recelosas a su establecimiento. Unas críticas que alcanzaron notable fuerza y protagonismo en determinados momentos, pero que con los más de 40.000 usuarios diarios que se contabilizan desde octubre, han terminado por ser silenciadas. La cifra, además, cobra más relevancia si tenemos en cuenta que en los estudios elaborados por parte de Metropolitano de Tenerife no se esperaba alcanzar ese número de pasajeros hasta los dos años de su puesta en marcha. Esto es, cuando el transporte ya estuviera plenamente integrado y aceptado por los habitantes de los núcleos a los que presta servicio.

Desde hace años la población de la zona metropolitana, la que por carencia de vehículo privado más ha necesitado moverse (jóvenes y mayores), se quejaba del servicio de los medios de transporte habida cuenta la cantidad de coches que saturan las carreteras a diario entre Santa Cruz y Aguere. El tranvía moderno, pensado para las distancias medias, ha corregido esa carencia y se conforma como la alternativa esperada. En la isla, además, ha unido una zona limítrofe entre Santa Cruz y La Laguna, en cierto modo abandonada, que se ha convertido ahora en una de las mejor comunicadas. Y está de más decir que ha cambiado la vida de muchas personas que residen en ese manto de barrios que media entre ambas ciudades. Y es que el tranvía ha demostrado su capacidad de generar ciudad, dinamizando el comercio, creando empleo y, en definitiva, tejido urbano.

Universidad y jóvenes

El metro ligero pasa de forma expresa por los campus universitarios (Guajara y Anchieta). Captar estudiantes (y profesores) figuraba en la agenda de compromisos de Metropolitano de Tenerife. Sin embargo, aunque el volumen de pasajeros se disparó en octubre coincidiendo con el inicio de un nuevo curso académico, habrá que esperar un poco más para realizar un análisis más exhaustivo sobre el impacto del tranvía entre la comunidad estudiantil. Y otro de los aspectos sobresalientes del medio guiado es la contribución a que los jóvenes dejen el coche en casa al salir por la noche, tal y como ocurre en otras ciudades con tranvía. En julio comenzó a operar de madrugada.

Cambiar un modelo ya fracasado de ciudad basado en el coche es otro de los objetivos del tranvía a largo plazo. Se trata de una asignatura complicada si se tienen en cuenta las estadísticas en la zona metropolitana, que confirman hasta tres coches por cada unidad familiar. Pero el tranvía ha puesto el debate en la calle. Ahora estamos inmersos en el proceso de relación-convivencia entre la población y el tranvía, lo cual genera inquietudes y expectativas. En cualquier caso, las cifras y el apoyo de la población al medio, un 87% según una encuesta de Metropolitano de Tenerife realizada en agosto, han evidenciado la necesidad de seguir creciendo hacia otros barrios que lo demandan. Por eso ya está aprobada la línea 2 que unirá barrios muy poblados como La Cuesta y Tíncer. Por último, queda un aspecto a mimar. La relación con otros medios de transporte, como la guagua y el taxi, que desde la entrada del metro han recelado de su éxito reivindicando más apoyos de las administraciones insulares.

En cualquier caso, Santa Cruz y La Laguna, después de sufrir unas interminables obras que pusieron en jaque el humor de todos los habitantes, han entrado en una red europea que teje ya más de 10.000 kilómetros de tranvía repartidos por un centenar de ciudades, lo que avala la seguridad y eficacia de este medio de transporte. Dijo Ricardo Melchior el día de la inauguración, que el tranvía “no es una apuesta frívola, temeraria ni gratuita, sino necesaria”. No estaba lejos de la realidad.

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