Nada ha cambiado en San Bartolomé de Tirajana tras las elecciones de mayo, aunque novedades en la arena política hay varias y para todos los paladares. Entre ellas destaca el acuerdo de Nueva Canarias con el PSOE para renovar el pacto de gobierno que ya les llevó al poder el mandato anterior o la casi desaparición del PP por el éxodo de sus militantes a Agrupación de Vecinos.
En todo caso, la noticia que conmocionó políticamente a San Bartolomé de Tirajana fue el ingreso en prisión de un concejal con más de 20 años de ejercicio por presuntos delitos relacionados con su gestión municipal. La entrada provisional en la cárcel de Pacuco Guedes se produjo al mes de celebradas las municipales, pocos días después de que el ex socialista tomase posesión de su cargo en la oposición como edil electo por el Centro Canario (CCN), que fue el partido que fichó a Guedes tras ser expulsado de su antigua formación.
Así arrancó el nuevo curso político, con un Ayuntamiento cercado por la Policía Nacional y un concejal enviado a Salto del Negro a las primeras de cambio, además de la imputación de su hijo junto a varios empresarios y funcionarios. Ese día de finales de junio muchos de los vecinos se quedaron sin poder despachar sus asuntos en las oficinas municipales de Maspalomas, que fueron desalojadas por los agentes y sometidas a un exhaustivo registro en busca de pruebas.
Entonces, el recién constituido equipo de gobierno, fruto de esa alianza entre nacionalistas y socialistas que también se repite en el resto de instituciones de Gran Canaria, dio un paso al frente y se desvinculó de la investigación abierta, que trascendió a la sociedad como operación Paraíso. En ese momento se dijo que las pesquisas no tenían nada que ver con ellos y que todo se remontaba a mandatos anteriores. Los renovados ediles parecían así marcar el inicio de una nueva etapa, conscientes de que el futuro de la localidad no puede seguir hipotecado a más mociones de censuras, cambios de dirigentes y trapisondas de todo tipo para impedir la tramitación de un Plan General de Ordenación Urbana que ya acumula más de siete años de retraso.
Y en esa tarea se hallan ahora los 11 munícipes, seis de NC y cinco del PSOE, quienes intentan coger las riendas del municipio sin dejar de mirar de reojo a los juzgados, mientras no paran de llover situaciones adversas a los intereses de la alcaldesa de San Bartolomé, María del Pino Torres. Entre ellos, el incendio forestal que asoló las medianías en verano, la decisión estatal de construir en Juan Grande el segundo centro penitenciario de la Isla, o la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Canarias que anula el acuerdo plenario por el que se adjudicó en 2003 la construcción y gestión de un hospital en Meloneras.
La repetición de este concurso pone en un aprieto económico a la administración local, pues se expone a indemnizaciones millonarias si la actual empresa explotadora no vuelve a ganar el proceso de licitación. El responsable político de ese procedimiento de adjudicación fue Marco Aurelio Pérez cuando regía el municipio a lomos del PP, un hecho que ya queda lejos en el tiempo y en el espacio. Además, Pérez provocó antes de los comicios del pasado 27 de mayo la mayor crisis de los populares en Canarias, al rechazar las imposiciones en la plancha local del presidente regional del partido, José Manuel Soria, y empujar a la fuerza conservadora a la debacle electoral.
De hecho, en pocos días desapareció del entramado urbano hasta la sede de la gaviota, cuyos militantes se marcharon en bloque a Agrupación de Vecinos y dinamitaron el granero de votos que los populares tenían en el Sur. Casi todos fueron a parar a la vieja formación creada por el ex alcalde Araña del Toro, que reapareció de la nada y obtuvo ocho concejales con Marco Aurelio como líder. El PP sólo consiguió uno, aunque ambas organizaciones se sientan ahora en la oposición. De ahí que todas estas novedades hayan causado pocos cambios reales. La mayoría de ellos están forzados por las circunstancias y no por una verdadera renovación democrática.
Y es que el PSOE se quitó de encima a Guedes como pudo para que Concepción Narváez explotara en solitario su imagen de joven recién llegada a la política; el contubernio fatal de la derecha ya lo hemos contado, y la máxima responsable de NC procede de la vieja escuela nacionalista. Eso sí, Torres ha accedido a ese puesto gracias a la renuncia de José Juan Santana, que se ha retirado voluntariamente de la primera línea política tras veinte años como regidor y concejal.