Quizá una de las ventajas atribuibles al sistema informativo de Canarias es el crecimiento que ha experimentado su oferta durante la última década. Es un crecimiento cuantitativo observado en las cifras referidas a las nuevas cabeceras de diarios y revistas impresas y digitales, a las numerosas emisoras de radios y canales locales de televisión, a las agencias de noticias y a las productoras de contenidos para televisión en todas las Islas. Y no sólo en las islas capitalinas.
No obstante, de ese crecimiento indudable del mercado cabe cuestionarse si también se está reflejando en unos contenidos más variados. Es una cuestión que el lector podrá vincular con uno de los rasgos que definen a los sistemas informativos de las sociedades actuales: la homogeneización de sus contenidos y el descuido de los parámetros que definen su calidad (en el caso de los contenidos periodísticos los expertos los sintetizan en la adecuación, el equilibrio o balance, la crítica, el distanciamiento y la ética). La homogeneidad es un rasgo armonizable con uno de los compromisos reconocidos a los medios de comunicación locales generalistas y selectivos: el fomento de la cultura, la ciencia y la tecnología locales en el marco de la información de proximidad. De hecho, las revistas dedicadas a temas canarios están alcanzando niveles loables.
No son pocas las voces que coinciden en afirmar que la estructura comunicativa que opera en las Islas no muestra el pluralismo cultural -en sentido extenso y no sólo popular- que caracteriza a la sociedad canaria. Sus contenidos (periodísticos, publicitarios y de entretenimiento) y las tendencias periodísticas identificadas soslayan a ciertos sectores sociales que pueden no ver satisfechos sus derechos a la información y a acceder a esas plataformas de opinión que son la prensa, la radio y la televisión; o, incluso, ver condicionado ese acceso por criterios que se distancian del básico: ser informados de lo que acontece y que es de interés para los ciudadanos, a fin de que puedan decidir en conciencia.
Hablamos, no lo olvidemos, de funciones históricamente reconocidas a la prensa y, luego, a los medios audiovisuales que se le han ido sumando gracias al desarrollo de las nuevas tecnologías de la comunicación. Son funciones que, por cierto, han asumido éstos en un ejercicio de responsabilidad democrática, de función social y de prestigio. A la Administración pública canaria competida de regular el sector audiovisual -máxime ahora con las concesiones de la Televisión Digital Terrestre local-, y a los responsables de las empresas de comunicación les reprochan ciertas voces que no fomentan el análisis y control de la calidad del sistema informativo del Archipiélago. Ese reproche encaja aun partiéndose del imperativo de que es un sistema integrado por empresas privadas y públicas cuyos dos objetivos elementales son obtener beneficios económicos e influir; y encaja, no ha de olvidarse, porque son empresas socioeconómicas.
Las noticias que ofrecen los gabinetes de prensa, los medios impresos, audiovisuales y digitales de las Islas parecen limitar informativamente al ciudadano al proporcionarle información sobre decisiones que afectan más a movimientos de profesionales de la comunicación local que sobre decisiones y compromisos destinados a impulsar el seguimiento crítico necesario del sistema informativo. Medidas como la de rechazar la creación de observatorios locales de los contenidos mediáticos (sean de publicidad, de periodismo o de entretenimiento) revelan un estado de cosas y un modo de verlas en los que se excluye la colaboración imprescindible entre los actores sociales implicados en la calidad de los contenidos difundidos: dueños de las empresas comunicativas, profesionales de la comunicación, políticos e investigadores. Porque una de las tareas de éstos es observar y profundizar en el conocimiento de los sistemas informativos que actúan en la sociedad de la información, de la comunicación y del conocimiento, cuya implantación plena está aún pendiente en Canarias.
Avance tecnológico
La investigación sobre los medios de comunicación canarios es otra de las facetas en las que más se avanza. Es una actividad de reflexión multidisciplinar que trasciende la recepción y tramitación de las quejas que los ciudadanos manifiestan sobre los contenidos de los medios. Pero no cabe duda de que si hay un ámbito en el que el sector Comunicación de Canarias ha experimentado un avance manifiesto desde la transición democrática es en el tecnológico. Las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) se han ido aplicando en las empresas de comunicación mayores, en consonancia con lo que ha venido sucediendo en este sector a nivel nacional e internacional.
Una particularidad del uso de Internet en las Islas es su aprovechamiento insuficiente como vía para iniciativas comunicativas, que sí están siendo exitosas en otras zonas españolas. Periodismos como el alternativo, el participativo o el cívico han visto en la Red de redes grandes potencialidades para acercar la información periodística rigurosa al ciudadano. Es probable que la tradición escasa del periodismo alternativo en Canarias coarte iniciativas en esta línea, optándose por saturar el espectro radioeléctrico con emisoras de radio y cadenas de televisión locales fuera de la legalidad, sin control de la viabilidad de sus objetivos empresariales ni de la calidad de sus señales y programaciones.
Por su parte, el panorama periodístico del Archipiélago proporciona líneas editoriales ideológico-políticas manifiestas, unas asidas a idearios más o menos conservadores, otras a la defensa no ya sólo de intereses provinciales, sino insulares. Sin embargo, el aumento de la oferta informativa no siempre se sustenta en unos objetivos empresariales definidos, a pesar del apremio que supone procurarse audiencias y participar del mercado publicitario. Y esta forma de actuar se da en un mercado limitado en el que concurren empresas y grupos de comunicación no sólo canarios, sino otros de difusión nacional e internacional. Las consecuencias no se hacen esperar en la calidad de los contenidos (tanto en su selección y tratamiento como en las condiciones de su recepción), en la situación laboral de los trabajadores de las empresas más débiles y en los derechos de la ciudadanía. Se involucran aquí, como cabe entender, el Derecho, la Deontología y cada vez más la educación para el consumo racional de medios de comunicación.
Investigación académica
La investigación académica posibilita un mejor conocimiento del complejo ecosistema comunicativo canario, a pesar de la dificultad de acceder a los datos referidos a muchas empresas del sector; datos que son necesarios para completar el panorama apenas esbozado por las cifras de difusión y de audiencias y por la consabida movilidad de sus profesionales entre empresas distintas. Son los datos, por ejemplo, sobre la situación y la formación continuada de sus profesionales o sobre el volumen de la inversión pública y privada en publicidad. Aun estando en pleno avance, toda tribuna es idónea para impulsar la investigación comunicológica en las Islas y para reconocer que el pujante sector Comunicación es uno de sus apoyos inestimables. Este panorama lo dibujan las manifestaciones de diversos actores sociales locales, publicadas por medios impresos y digitales insulares, algunas encuestas muy escasas en número y fiabilidad y la investigación de la agenda informativa de los medios de comunicación canarios.