Los agentes económicos y sociales del Norte de Tenerife habían constatado a principios de 2008 los primeros síntomas de una crisis económica real y con una dimensión global. En Tenerife, la persistencia de los desequilibrios inversores durante el pasado ejercicio, ya tradicional, perjudica seriamente a las comarcas del Norte, donde su buque insignia o locomotora del progreso, el Puerto de la Cruz, atraviesa por momentos incertidumbre.
La crisis económica mundial fue analizada, con acento local, por los presidentes de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE–Tenerife), Fernando Rodríguez de Azero; Asociación de la Pequeña y Mediana Empresa del Valle de La Orotava, Fernando Plasencia; y de la Asociación Local de Comerciantes e Industriales del Puerto de la Cruz (Alcipc), Juan Carlos Arricivita. Todos advirtieron de las turbulencias económicas que provocarían un descenso en la producción y el consumo, así como un aumento del paro.
El titular de la CEOE–Tenerife manifestó que Tenerife es un territorio muy pequeño, por lo que “hablar del Norte y el Sur en un territorio tan reducido resulta complicado”, aunque reconoce que “la oferta de empleo está más inclinada hacia el Sur de la Isla”. Entre las recetas que sugiere para superar diferencias o agravios figuran el cierre del anillo insular desde un planteamiento del respeto al medio ambiente, para facilitar la movilidad de la gente, que coadyuve considerar Tenerife como una unidad de actuación en el consumo, una situación que influye en el comercio.
El presidente de Apymevo, Fernando Plasencia, ha puesto de relieve que los empresarios tienen claro que sin capital las infraestructuras no son posibles y precisa que “la voluntad política no basta por si sola para mover montañas. El dinero es fundamental para la realización de los proyectos o programas de desarrollo, pero hay que ver cómo se mueven los recursos”. Además, se queja del freno del desarrollo del Norte de Tenerife por “un ecologismo duro” que establece una dinámica perniciosa de machacar al contrario.
No obstante, desde el Valle de La Orotava se considera que “la ecología ha sido y es fundamental para que haya un equilibrio en el desarrollo económico, pero cuando ésta se ha colocado en un extremo ha caído en los aspectos negativos que critica a la hora de establecer pautas de violencia”. Eso sí, estima que “el Norte tiene una enorme ventaja que viene dada por no haber sufrido un crecimiento demográfico tan enorme como en el Sur, pero esa circunstancia ha obligado a dotarle de infraestructuras”.
Los efectos de la crisis que se confirma como una recesión en toda regla, según ha reconocido el mismo ministro de Economía, Pedro Solbes, se traducen ya en el desempleo (dato del mes de noviembre de 2008) en el Norte (entre Buenavista y Tacoronte) de 24.211 personas (79.384 de la Isla). De acuerdo con las cifras del Inem, el paro afecta a todos los municipios. Los Realejos (4.247 desempleados), La Orotava (3.933), Icod de los Vinos (3.135) y Puerto de la Cruz (3.107) son los más afectados.
Del total de estos demandantes de empleo, 13.951 personas provienen del sector servicios (inmobiliarias y alquiler, comercio y reparaciones, y hostelería), 6.630 de la construcción y 1.877 buscan empleo por primera vez. Además, los últimos datos apuntan hacia una reducción de los ingresos municipales por impuestos de licencia de construcción superior al 60 por ciento (superando el 80 en determinados casos), lo que denota un drástico descenso de la actividad y, por consiguiente, un crecimiento del paro en la construcción, sector que hasta ahora ha estado liderando el crecimiento económico junto con el turismo.
Por último, la persistencia de los desequilibrios inversores durante el pasado ejercicio, ya tradicional en Tenerife, perjudica seriamente a las comarcas del Norte, donde su buque insignia o locomotora del progreso, el Puerto de la Cruz, atraviesa por momentos incertidumbre y acusa el desgaste como destino turístico por el excesivo retraso en el desarrollo de infraestructuras turísticas estratégicas y esenciales como el Parque Marítimo Municipal o el nuevo puerto deportivo–pesquero con enlace con Santa Cruz de La Palma.
Una demora de décadas y que puede crecer aún más por los complejos trámites administrativos o porque, simplemente, como se ha reconocido, todavía no hay proyecto definitivo para su ejecución. Estas dos obras son claves para la revitalización del Puerto de la Cruz y del Valle de La Orotava. Sin embargo, la Villa y Puerto de Garachico parece que verá realizado su sueño de contar con un nuevo puerto, después de más de dos décadas de espera –justo desde que el gobierno socialista de Felipe González no financiara el proyecto emprendido en el período de Adolfo Suárez– al adjudicarse las obras por unos 35 millones de euros con cargo a los presupuestos del Gobierno de Canarias.
A todo esto se une el factor de que la Isla Baja se perfila ya como el auténtico Dorado de la Isla por las excelentes expectativas de crecimiento y expansión, que vienen marcadas por el cierre del anillo insular –aunque en este aspecto se pudieron haber analizado otras alternativas menos incisivas para el medio ambiente y los derechos adquiridos de los vecinos afectados por los tramos previstos de obra–, el campo de golf y hotel de lujo de Buenavista, la infraestructura turística de Los Silos y Garachico o el ecomuseo de El Tanque.
Un túnel faraónico
El 2008 también deparó al Norte de Tenerife la finalización y apertura del túnel de El Guincho, toda una obra faraónica con un coste superior a los 40 millones de euros para un trayecto de 720 metros de longitud, cuya efectividad y fiabilidad estarán determinadas por el tiempo. Eso sí, el año finalizó sin que se iniciaran las obras del puerto deportivo ni el parque marítimo en la ciudad turística, ni el esbozo de un tren para el Norte o con lentitud en las obras de la carretera general de El Burgado para conectar Los Realejos con el Puerto de la Cruz a través de Las Dehesas.
Además, se produjo la paralización de la edificación de la residencia para enfermos de Alzheimer, que promueven la Fundación Canaria Santa Rita y Santa Leonor; el práctico abandono del antiguo Hotel Taoro desde el traslado del Casino al Lago de Martiánez; fracasó el intento de llevar adelante una infraestructura marítima en Tacoronte; y se generó una grave situación institucional en la Mancomunidad del Norte por la falta de apoyo decidido de determinados municipios integrantes, según reconoció su presidente, el alcalde de Los Realejos, Oswaldo Amaro. Mientras, la Mancomunidad del Valle duerme el sueño de los justos o es víctima del sesteo de los políticos de turno.