Responsabilidad Social Compartida (RSC) se refiere al compromiso voluntario de las empresas con el desarrollo de la sociedad y la preservación del medio ambiente, desde su composición social y sus órganos de gestión. Para la empresa, la RSC aporta unos beneficios notables en cuanto a la imagen corporativa y de marca. Esto supone un aumento de competitividad, pues mejora su posicionamiento en el mercado. Nos referimos al mejor entendimiento entre lo público y lo privado de cara a este compromiso social, un lenguaje moderno, a la altura de la Europa que queremos.
Las grandes empresas españolas, sobre todo las que cotizan en bolsa, trabajan con las herramientas que presenta la RSC. Sólo hay que prestar atención a las empresas que forman el Ibex 35 y comprobaremos que todas tienen presente la Responsabilidad Social en sus memorias publicadas y en donde hacen referencia a aspectos relacionados con sostenibilidad, donaciones realizadas, etc. La RSC se convierte entonces en la mejor carta de recomendación a la sociedad en general. Puede que para algunos sea otra herramienta más del marketing empresarial. El valor añadido es tan importante que sólo es cuestión de tiempo para que aquellos que se equivocan cambien de parecer.
Quienes entienden y utilizan el lenguaje de la RSC, también llamada Responsabilidad Social Empresarial, plantean numerosas ventajas: reputación, mejora en el clima de la organización, mayor credibilidad ante la sociedad, competitividad, productividad, mejoras en la gestión, fidelización de marca…, sin olvidarnos del aumento de beneficios económicos. El interés de las empresas por seguir generando beneficios es obvio, pero la que no atienda a lo comentado anteriormente estará falseando sus intenciones. Aquella que no haga referencia al conjunto de compromisos derivados del impacto que la actividad de la organización produce en el ámbito social, laboral, medioambiental o de los derechos humanos, simplemente perseguirá un lavado de cara.
Al ser una contribución voluntaria al mejoramiento social, económico y ambiental, la RSC va más allá del simple cumplimiento de leyes y normas. Se trata de lo que pueden hacer las empresas, no de lo que deben. Por lo tanto, hablamos de ampliar el número de oportunidades, de avanzar. Ahora adquieren protagonismo otras cuestiones que, hasta hace poco, carecían de interés. Ahora presentan un nuevo equilibrio que conduzca a la excelencia.
Es importante que tengamos en cuenta esta filosofía imprescindible si queremos ir en la dirección correcta. Si bien es cierto que en nuestro país no surge hasta finales de los años noventa, en Estados Unidos está presente desde la década de los cincuenta. En ambos casos, las circunstancias propiciaron que la sociedad, sobre todo el sector empresarial, fuera cada vez más consciente de la necesidad de incorporar a los objetivos económicos cuestiones sociales, medioambientales y de derechos humanos.
En España, el número de empresas que entiende su compromiso con la sociedad aumenta, si bien es cierto que crece lentamente el camino está empezado. Está a favor de que aumente, y, ante los tiempos que corren, la necesidad de las empresas por ser lo más transparentes posibles en cuanto a sus actividades y
modus operandi se refiere. Ahora los informes que se crean tienen mucho cuidado en destacar su compromiso con la sociedad, también los intereses de los consumidores.
En cuanto a Canarias, las islas deben sumarse a este tipo de iniciativas. Para ello, es necesario que las empresas sean sensibles ante los temas que hemos comentado hoy. También el resto de los que formamos parte de la sociedad. Es importante que aprovechemos los recursos naturales que tenemos en las islas. El sol o el viento deben de ser incluidos como herramientas de trabajo que beneficiarían en muchos aspectos la puesta en marcha de esta filosofía imprescindible.