Salmones en Bulgaria

Dos hechos centrales determinaron el transcurso de 2008 para el Partido Popular en Canarias: el implacable afianzamiento de José Manuel Soria en la Presidencia y sus consecuencias insulares, así como la imputación de éste y del nuevo secretario general, Manuel Fernández, como presuntos autores de los delitos de cohecho y colaboración necesaria. Eso sí, el anticipo cronológico de ambos acontecimientos pasa por 2007 y las elecciones generales de marzo.

El año 2007 fue agridulce para el PP canario. Lastrado por casos de presunta corrupción en Gran Canaria, la celebración de las elecciones locales y autonómicas no supuso el castigo que algunos esperaban. Si bien el efecto Saavedra elevó el previsible desgaste de la formación en Las Palmas de Gran Canaria, Soria resistió en el Cabildo. En todo caso, perdió la mayoría absoluta y eso fue suficiente para ser descabalgado del poder. Por contra, los pactos con Coalición Canaria dieron al PP históricas cotas de poder tanto en el Ejecutivo autonómico como en la Alcaldía de Santa Cruz de Tenerife, además de continuar en el gobierno del Cabildo tinerfeño. No es mal balance para quien volvía a ser el tercero de ese torneo electoral en el que sólo juegan tres: PSC–PSOE, CC y PP.

Las inminentes elecciones generales de marzo obligaron a mantener el ritmo del frenético 2007. Como partido de ámbito estatal, la dirección del PP canario tenía que rendir cuentas a Madrid y su aportación fue, a pesar del sonado divorcio de Soria y su hasta entonces número dos, Larry Álvarez, la misma que en 2004: seis diputados y tres senadores, con la salvedad de que el escaño que perdió en Gran Canaria para la Cámara Alta se recuperó en Tenerife. Ese nuevo senador, el vicepresidente insular Antonio Alarcó, derrotó –in extremis y tras un recuento del voto exterior que duró varios días– a su propio presidente, Ricardo Melchior. Todo un éxito político.

Cuando parecía que la supuesta corrupción, las disidencias internas y la nula mejoría en su aportación electoral a Madrid arrinconaban a Soria, el político grancanario supo hacer virtud de la necesidad de su líder nacional, Mariano Rajoy. Al frente de la ponencia política del congreso nacional junto a María San Gil, su colaboración con el líder gallego fue total en el cambio de rumbo de la oposición extrema a moderada… y que nítidamente se escenificó con la retirada de San Gil de dicha ponencia. Ya con el favor de Génova, Soria afrontó el congreso regional sin escollos externos y dispuesto a barrer los internos.

Dureza contra los ‘críticos’

La respuesta de sus afines a las tímidas manifestaciones discordantes expresadas por Javier Sánchez Simón y Pablo Matos fue implacable. Y el primer resultado de la misma se tradujo en un plácido cónclave donde, amparado por la nueva dirección nacional del PP, Soria fue reelegido a la búlgara con más del 94 por ciento de apoyo, el mayor de las cuatro veces que aspiró a la Presidencia del PP canario, que pasó de autodenominarse regional para ser autonómico. Además, Manuel Fernández, un político de perfil bajo, suplió al díscolo Álvarez como hombre de confianza de Soria.

La continuidad del aparato regional no se trasladó a los congresos insulares. Ya antes de la cita autonómica, Soria prescindió del histórico líder de Fuerteventura, Domingo González Arroyo, quien dirime ahora en los juzgados si es lícita su expulsión del partido. El PP canario batió entonces una plusmarca difícil de superar, al tener cuatro gestoras de siete direcciones insulares, pero la nueva Ejecutiva supo impulsar a sus afines, aquellos que se esforzaron en criticar a Sánchez Simón, Matos y González Arroyo. Con más o menos dificultades, Asier Antona (La Palma), María Australia Navarro (Gran Canaria) y Juan Santana (Fuerteventura) pasaron al primer plano insular, pero Cristina Tavío (Tenerife) logró derrotar a Ángel Llanos, recién nombrado número tres a nivel autonómico y persona de confianza de Soria. Jesús David Ramos (La Gomera), María del Carmen Morales (El Hierro) y Astrid Pérez (Lanzarote) completan la relación de presidentes insulares.

En todo caso, el año del PP de Canarias se cerró con el llamado caso salmón calentándose en todas las cocinas informativas de las Islas. La atención al sumario surgido por la denuncia del periodista Carlos Sosa se ha multiplicado por la condición de imputados de Soria y Fernández, refrendada por la magistrada del TSJC, Margarita Varona. En resumen, el periodista denunció a Soria por un viaje que hizo en 2005 a Noruega a pescar salmón, supuestamente invitado por el empresario Bjorg Lyng (fallecido), propietario del complejo hotelero Anfi Tauro, meses antes de que el Cabildo de Gran Canaria, entonces presidido por Soria, informara a favor de la construcción de 3.600 camas turísticas en el citado establecimiento. Por lo que respecta a Fernández, también se investiga si su condición de diputado autonómico es compatible con su relación laboral con el Grupo Anfi.

Mientras los salmones saltan entre las primeras páginas de los periódicos canarios, será Varona quien decida, seguramente en 2009, si logran remontar la corriente.

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