Los indicadores económicos de Canarias en 2008, al igual que los del resto del mundo occidental, describen un panorama poco alentador. Unos registros de desempleo que superan récord históricos, un estancamiento en la evolución del Producto Interior Bruto (PIB) que coloca a la economía española al borde de la recesión, los precios en constante aumento y las familias sufriendo las consecuencias. Pero lejos de dejarnos arrastrar por el sentir generalizado de caos y depresión, debemos concentrarnos en la inmediata identificación de las oportunidades que puede suponer para Canarias esta situación de crisis económica.
Es el momento de concentrar todos los esfuerzos en hacer efectiva la diversificación económica en Canarias, sin descuidar el indiscutible motor de nuestra economía: el turismo. La situación económica es propicia para ello, aunque pudiera parecer lo contrario. El fervor del mercado inmobiliario ha concluido y con él la notable concentración de inversiones privadas en el ámbito de la construcción de viviendas para el mercado libre. Los inversores no encuentran hueco para materializar su dinero en estas actividades por lo que es el momento de estabilizar el subsector de la construcción en unas aportaciones al PIB más acordes con la realidad territorial de Canarias e impulsar con decisión otras actividades económicas incipientes que esconden enorme potencial en una autonomía con las características geoestratégicas que aglutina este archipiélago: energía e industria de base tecnológica.
Ahora tenemos la oportunidad de reconducir el capital hacia otros destinos productivos desvinculados del ladrillo o el cemento, actividades económicas de gran potencial que pueden llevar a Canarias a colocarse a la vanguardia europea. Por ello, el Gobierno de Canarias ha concentrado sus esfuerzos en el año 2008 en diseñar una Estrategia Industrial que dote a la comunidad autónoma de los elementos y herramientas que permitan un desarrollo real del sector industrial. En 2009, este documento se presentará y comenzará su aplicación, con un horizonte temporal hasta 2020.
La implantación de nuevas empresas de base tecnológica que contribuyan a crear una auténtica economía basada en el conocimiento es el claro camino que puede conducir a Canarias a colocarse entre las regiones más importantes de la Unión Europea, pues contamos con los elementos necesarios para conseguirlo si nuestra apuesta es firme y decidida. Por ello, el conjunto de administraciones públicas que actúan en Canarias -europea, estatal, autonómica y local- estamos obligados a dotar de los instrumentos necesarios a la sociedad para inspirar la suficiente confianza que anime las empresas a andar por la senda que conducirá a Canarias a una verdadera diversificación económica, capaz de fortalecer de forma estructural nuestro sistema económico. Pero a la vez, nuestros empresarios están obligados a evaluar con rigor el reto que se les presenta, a mirar a largo plazo y asumir la responsabilidad que les atribuye el rol que han elegido desempeñar en nuestra sociedad como promotores de la actividad económica canaria y creadores de empleo.
Otro yacimiento, con desarrollo incipiente en nuestra autonomía, es el de las energías renovables. Es continuo el avance de las tecnologías para explotar el potencial energético del sol, el mar, el viento y los demás recursos que la naturaleza nos ha puesto a disposición y que ocasionan menor impacto ambiental que el que genera la extracción, refino y consumo de los combustibles fósiles. Canarias ni debe ni puede quedar al margen de este desarrollo. Las cualidades ambientales que posee nuestro Archipiélago pueden colocarnos como referente internacional en la investigación y desarrollo de estas tecnologías.
Ésta es otra clara apuesta del Gobierno de Canarias que, por ejemplo, colabora estrechamente con el Cabildo de El Hierro y otras entidades publicas y privadas en la inminente construcción de una central hidroeólica en esta isla que creará un sistema energético totalmente abastecido de energía renovable. Una innovación tecnológica que es posible gracias a las peculiares condiciones orográficas, demográficas y económicas de esta isla, pero que los conocimientos que se deriven de este proyecto junto a otros avances tecnológicos nos permitirán de trasladar en el futuro esta tecnología a otras islas de nuestro archipiélago.
El sol ha sido nuestro principal valor turístico, ahora también es aliado en la difícil tarea de reducir la dependencia del petróleo que padecen las islas. Este año 2008 ha resultado vital para el desarrollo de la energía fotovoltaica en el Archipiélago. Gracias al interés y el esfuerzo de los inversores que han apostado por el desarrollo de la energía fotovoltaica cerramos el ejercicio habiendo alcanzado la mitad del objetivo trazado para 2015. Canarias tiene ya más de 80 megavatios de potencia fotovoltaica en funcionamiento, cantidad suficiente para nutrir la demanda energética de unos 35.000 hogares.
El reto es aumentar el número de empresarios de las islas que vean en éstos y otros sectores emergentes nuevas oportunidades de negocio y hagan efectivos sus planes creando empleo en actividades con gran futuro. Así, poco a poco, Canarias irá imprimiendo el necesario giro que requiere nuestra economía hacia un modelo más adecuado a los nuevos tiempos.