La Gomera registra una de las tasas de paro más baja de toda Canarias, la mitad del índice regional, gracias a iniciativas como el Plan Insular de Empleo, puesto en marcha para que en todos los hogares haya al menos una persona trabajando y al que se destinaron nueve millones de euros.
El año 2010 fue, con toda seguridad, duro para La Gomera, donde, al igual que en el resto de Canarias, se hicieron notar los efectos de la desfavorable coyuntura económica internacional. Sin embargo, también se produjeron avances importantes en sectores trascendentales para la calidad de vida de nuestra isla. Así, La Gomera inauguró el pasado año el nuevo hospital insular, localizado en la Capital insular y demandado por la población desde hacía más de una década. Se produjo, asimismo, la incorporación de la Isla a las rutas de los grandes cruceros de turismo, posible gracias a la conclusión de las obras de ampliación del Puerto de San Sebastián, que financió el Estado y que abrió la puerta a nuevas posibilidades de generar actividad económica y recursos.
Cierto es que fue un año complicado para muchas, demasiadas, familias, afectadas por el crecimiento del desempleo y las escasas posibilidades para conseguir un nuevo empleo. Pero esta realidad, que centró una de las principales actuaciones acometidas por el Cabildo Insular en el marco de las políticas sociales, no debe impedir que reconozcamos los progresos. Es un hecho constatado, además, que La Gomera registró una de las tasas de paro más baja de toda Canarias y se situó justo en la mitad del índice regional, próximo al 30 por ciento frente al 15 por ciento insular, en parte gracias a la política social antes aludida y materializada en iniciativas como el Plan Insular de Empleo, puesto en marcha para que en todos los hogares hubiera al menos una persona trabajando, y al que se destinaron unos nueve millones de euros.
Se ayudó así a que el día a día fuera un poco más fácil para los residentes en la Isla, que también agradecieron la puesta en funcionamiento del nuevo hospital en el mes de abril, justo cinco años después del comienzo de las obras y con tres años de retraso respecto a la primera fecha de conclusión. La sanidad es uno de los pilares básicos del bienestar social y lo es con más razón en territorios periféricos como La Gomera, donde son muchos los obstáculos que debe superar el ciudadano para recibir una atención sanitaria adecuada, sobre todo cuando requieren los servicios de algún especialista.
Son muy tristes sucesos como el vivido no hace demasiado tiempo, cuando un ciudadano murió a las puertas de un centro de salud o aquel otro en que se comunicó a un vecino la fecha de una operación meses después de haber fallecido. En consecuencia, la apertura del nuevo hospital insular y la llegada de nuevas dotaciones materiales y humanas son de las mejores noticias que ha recibido la población. Aún queda mucho por avanzar, pues todavía son demasiado largos los tiempos de espera o los desplazamientos que se deben realizar para acudir a hospitales de referencia en la vecina isla de Tenerife, pero se debe reconocer, sin embargo, que ha habido una evolución positiva desde que el Cabildo de La Gomera compró y cedió los terrenos en los que se levanta el nuevo hospital; se produjera la movilización ciudadana que acabo con la recogida de más de 8.000 firmas para exigir al Gobierno canario que edificara el centro; y se construyera el acceso que facilita las conexiones desde todos los puntos de la Isla.
El Cabildo cumplió con su parte del trabajo y lo hizo también cuando promovió la ampliación del dique de atraque del Puerto de San Sebastián, que creció en 100 metros para permitir el atraque de barcos como el Mein Schiff, vinculado al touroperador TUI y cuyo balance en la primera temporada de escalas en la Isla es la suma de unos 25.000 nuevos turistas. La cifra crece de manera significativa si se añaden los viajeros que también han llegado en otros cruceros de menor calado y que han demostrado la importancia del turismo de grandes cruceros para nuestra Isla. Está constatado el impulso que esta actividad ha dado al comercio, a las empresas de servicios y a la economía insular en general, pero es que el balance no sólo ha sido satisfactorio, sino que aún puede ser mejor si tenemos en cuenta que La Gomera es la escala más valorada por los cruceristas.
Y todo esto se ha conseguido en un año que ha sido pésimo para los cabildos y particularmente para el de La Gomera, ya que el Gobierno canario se ha quedado con los más de seis millones de euros que debe a la Institución insular, sin haber querido siquiera entrar a discutir las enmiendas planteadas en el Parlamento para empezar a saldar la deuda. Se ha hecho así un daño tremendo no al Cabildo, sino a todos los residentes en la Isla colombina, pues hay que tener en cuenta que con los fondos adeudados por compromisos asumidos y obras ejecutadas, que ha pagado la Corporación insular en su totalidad para no perjudicar a las empresas y a las que el Gobierno no ha aportado la parte correspondiente, sería posible contratar al menos a 750 parados.
En 2010 sufrimos las consecuencias de un Gobierno que no cree y no se fía de los cabildos, lo que coloca a las administraciones insulares en una situación realmente difícil. Cabe confiar, sin embargo, en que la situación se reconduzca tras la salida del PP del Ejecutivo y el nuevo mandato que comienza en 2011.