Erosión en el Consorcio… y en las dunas

Los desencuentros del gobierno municipal de San Bartolomé de Tirajana con el Consorcio para la Rehabilitación Turística del Sur de Gran Canaria, la dimisión del gerente del mismo y el posterior nombramiento del nuevo cargo, así como los problemas de erosión que están afectando de forma severa a la playa y a las dunas de Maspalomas resultaron los hechos informativos más destacados en el Sur de Gran Canaria durante el año 2010.

El Consorcio Turístico del Sur se creo a comienzos de 2009 con la finalidad de llevar adelante un amplio y ambicioso programa de rehabilitación de las infraestructuras públicas situadas en las urbanizaciones de San Agustín, Playa del Inglés y Maspalomas, pero los protagonismos personales, el exceso de celo y las apetencias políticas -unido todo ello a la falta de entendimiento entre las cuatro administraciones que componen el órgano supramunicipal- supusieron un freno para las aspiraciones, iniciativas, proyectos y programas de renovación turística.

El epílogo de todo esto fue el pleno de la Corporación de San Bartolomé de Tirajana celebrado en el mes de junio. Allí se acordó impugnar los presupuestos del Consorcio del año 2010 y suspender de forma temporal la asistencia de sus tres representantes en la junta rectora de ese ente. El pleno municipal tomó el referido acuerdo al entender que no se estaba usando correctamente el nombre del Consorcio al figurar como un organismo para la rehabilitación del Sur y no sólo de las tres zonas turísticas de San Bartolomé de Tirajana.

Además, también salió a la luz de que faltaban documentos en el expediente de las cuentas, que sumaban unos 10 millones de euros; y que no figuraba en dichos documentos la liquidación del remanente del año anterior, por importe de 7,88 millones de euros. La reclamación que la alcaldesa de San Bartolomé de Tirajana, Pino Torres, dirigió a la presidenta de la junta rectora, que en ese momento era la consejera de Turismo del Gobierno de Canarias, Rita Martín, sólo fue respaldada por dos de los socios de gobierno, Nueva Canarias y Agrupación de Vecinos.

Mientras, el grupo socialista al completo no asistió a ese pleno en solidaridad con el gerente del ente, José Fernández Pérez. Con todo, los seis concejales de NC, seis de los ocho de Agrupación de Vecinos (dos excusaron su asistencia) y Francisco Guedes, del grupo mixto, apoyaron la propuesta. Y la impugnación puso de relieve que en el Presupuesto de 2010 no se había recogido la plantilla de personal, que faltaba el informe del interventor o de la persona que lo sustituye y el documento con la liquidación de 2009.

A todo esto, el Ayuntamiento sumó que no se habían cumplido los plazos en la elaboración de las cuentas. La alcaldesa justificó la actitud municipal señalando que los presupuestos habían sido publicados bajo la denominación de Consorcio de Rehabilitación del Sur de Gran Canaria, “cuando lo acordado por todas las partes es que se denomine Consorcio Urbanístico para la Rehabilitación de las Zonas Turísticas de San Agustín, Playa del Inglés y Maspalomas”. Y agregó que era como si se aprobara el presupuesto del Ayuntamiento “como presupuesto del Sur, con lo cual nadie sabría de qué municipio se trata”.

La actitud del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana terminó por minar la confianza del gerente, quien dimitió a mediados de junio porque no quería representar un obstáculo para el desarrollo de los planes del ente. Y así se lo expresó a la presidenta de la junta rectora, Rita Martín. Después de un paréntesis de unos tres meses, las administraciones responsables del Consorcio nombraron a Rafael Molina Petit como nuevo gerente.

Molina Petit fue elegido con el voto favorable y unánime de los representantes de las cuatro administraciones integrantes del Consorcio: Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, Cabildo de Gran Canaria, Gobierno de Canarias y Secretaría de Estado de Turismo (Turespaña). Comenzó con buen pie y de inmediato estableció como una de las actuaciones prioritarias renovar las hamacas y sombrillas de las playas. Y aunque expuso que eran muchas las intervenciones que había que emprender, explicó que lo más urgente era renovar el mobiliario de las playas y hacer más accesible la entrada a las mismas.

El nuevo gerente asumió dicho compromiso como punto de partida de su gestión en respuesta a las críticas cada vez más importantes de los diferentes sectores empresariales, acerca del aspecto que ofrecían los servicios del principal escaparate turístico de la isla. “Cualquier persona que visite el Sur se ha percatado no sólo del deterioro del mobiliario de las playas, sino del mal estado de muchas infraestructuras públicas”, recalcó Molina Pedir, quien reconoció que muchas de esas intervenciones ya habían sido tramitadas y aprobadas por su antecesor, por lo que abogó por respetar el trabajo realizado por José Fernández.

El nuevo gerente anunció también que aspiraba a consensuar las iniciativas con todas las administraciones que forman parte del Consorcio, “porque hay que agilizar las inversiones para dar un impulso a las zonas turísticas”. Mientras, la entonces presidenta de la Junta rectora del Consorcio, Rita Martín, explicó que hubo consenso en torno a Molina Petit debido a que, entre los catorce candidatos que se presentaron al concurso, era el que reunía el mejor perfil por su experiencia en planeamiento urbanístico y en ordenación del territorio.

A partir de entonces, el Consorcio de Rehabilitación mantuvo los proyectos pero optando por aquellas propuestas destinadas al mejoramiento estético e higiénico, antes que por las grandes obras. Con un presupuesto de 10 millones de euros, contrató con Gesplan y Tragsa los proyectos de adecentamiento, mejora y limpieza en paseos y parques… y pospuso las grandes decisiones para otro momento. No obstante, continuó impulsando con las universidades de Cantabria y Las Palmas de Gran Canaria el proyecto para el control y a reposición de arena a la playa de Maspalomas.

Se trata, sin duda, de una iniciativa extremadamente delicada por cuanto supone intervenir sobre uno de los espacios naturales protegidos más sensibles de la geografía grancanaria, como son las Dunas de Maspalomas. Los trabajos realizados hasta hace unos años consideraban que el actual campo de dunas de Maspalomas se habría generado en los últimos 10.000 años, debido a las variaciones producidas en el nivel del mar motivadas por cambios climáticos. Sin embargo, las últimas investigaciones realizadas sobre este sistema plantean que su formación es mucho más reciente, pues posiblemente se ha producido en los últimos mil años.

No obstante, lo que más preocupa no es su origen, sino el deterioro alarmante de sus condiciones y la pérdida constante de sedimentos. Expertos de la Universidad de Cantabria entienden que la erosión ha puesto fecha de caducidad al ecosistema. Si no se actúa con prontitud, su perdurabilidad en el tiempo se reduce a unos 90 años. La playa de Maspalomas ha sido literalmente barrida por el mar, perdiendo entre los meses de noviembre y diciembre del orden de 200 metros de playa.

Donde había arena sólo quedaron piedras y esto ha llenado de preocupación a todos los organismos encargados de velar por la estabilidad del ecosistema y la zona baño, ocio y recreo más importante de la isla. Los estudios técnicos aconsejaron reponer arena de la zona sumergida de la punta de Maspalomas, pero el proyecto sigue en el aire a la espera de las autorizaciones del Ministerio de Medio Ambiente.

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