El año 2010 fue muy duro para el sector comercial, especialmente golpeado por la crisis económica. La caída de la demanda interna derivada de una tasa de paro cercana al 30% y el menor poder adquisitivo de los turistas llegados al Archipiélago se tradujo, como ya había sucedido en 2009, en un descenso de las ventas y el cierre de cientos de pequeños negocios tanto en las capitales y zonas comerciales de las ciudades como en las áreas turísticas.
El presidente de la Confederación Canaria de la Pequeña y Mediana Empresa (Cecapyme), Prudencio Lorenzo, aseguraba a finales del ejercicio que 2010 había sido “un año desastroso” en el que había continuado “la sangría” de 2009, cuando cerraron unos 5.000 comercios en el Archipiélago. Las ventas cayeron en torno a un 15%, al que hay que agregar un 30% de descenso de 2009. “En 2010 se aminoró el ritmo de caída porque eso era lo normal, ya que no podíamos seguir cayendo con la misma intensidad. El problema es que no tocamos fondo y mes a mes continuamos bajando”, apuntaba Lorenzo. Los artículos del hogar, los muebles y de la decoración fueron los más castigados en 2010, en clara sintonía con la caída experimentada por el sector inmobiliario y el descenso de la venta de pisos; seguido de la confección y el calzado (moda), que sufrieron la atonía de una demanda parada en seco por las altas cotas de paro. La alimentación se mantuvo en niveles similares a 2009, si bien el escenario ese año se caracterizó por la presencia de las marcas blancas (o del fabricante), que tras experimentar un fuerte crecimiento desde el inicio de la crisis llegaron a representar en 2010 el 50% de la cesta de la compra de un consumidor canario.
Para las grandes superficies y centros comerciales el panorama fue algo más alentador. En 2010 sus ventas mejoraron ligeramente y crecieron un 1% tras haber acumulado en 2009 una caída del 5%. El alza se debió en parte al aumento de la superficie de venta, aspecto derivado de la apertura el pasado año de dos nuevos centros comerciales y la ampliación de un tercero. En concreto, en 2010 abrieron sus puertas el centro de El Mirador en Jinámar (Gran Canaria), con una superficie de 42.400 metros cuadrados (el tercero más grande abierto durante este ejercicio en España) y el de Las Palmeras en La Oliva (Fuerteventura), de 6.559 metros cuadrados. Además, el centro comercial de Las Arenas (Gran Canaria) se amplió en 8.045 metros cuadrados. Con estos tres proyectos la superficie comercial en el Archipiélago creció en 2010 en 57.004 metros cuadrados, hasta alcanzar los 820.000. Asimismo, se elevaron a 34 el total de centros comerciales en Canarias, según los datos que maneja la Asociación Española de Centros Comerciales (AECC). Quince de los centros se localizaban en Gran Canaria, dos en Lanzarote, seis en Fuerteventura y once en Tenerife. Y la tendencia es creciente. Según las previsiones de la AECC, tres nuevos centros comerciales estaban en proyecto en 2010 para ejecutarse en el horizonte 2011-2013. Se trata del centro Atamar, en Tamaraceite (Gran Canaria); el llamado Nuevo Centro, en Icod de Los Vinos (Tenerife) y la ampliación de El Mirador (Gran Canaria).
Además de estos megaproyectos, la superficie comercial creció en 2010 gracias a la entrada en Canarias de Lidl. La enseña alemana, que se caracteriza por su formato de descuento duro y precios bajos, irrumpió con fuerza en el Archipiélago con la apertura de una docena de tiendas entre Tenerife, Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura. Su llegada fue todo un boom, pues era muy esperada. Y no es de extrañar, ya que la enseña llevaba siete años intentando entrar en las Islas y siempre se encontraba con el freno del Gobierno regional, que en un exceso de celo y con la disculpa de proteger al pequeño comercio echaba para atrás todas sus licencias. Finalmente, la aplicación de la directiva Bolkestein de liberalización de servicios de diciembre de 2009 puso fin a todos los límites (si bien la Justicia ya se había pronunciado poco antes a favor de Lidl, obligando al Ejecutivo canario a conceder las licencias denegadas) y permitió la entrada del gigante alemán, que ha supuesto un aumento de la competencia y, por tanto, una rebaja de los precios para el consumidor canario. Hasta 2.500 euros anuales puede ahorrar una familia canaria que haga la compra en Lidl (según estimaciones de la enseña), que ofrece los precios más bajos del mercado por su estructura de negocio. Y es que la enseña alemana, que ofrece todo tipo de artículos (incluido bazar, pero no carne y pescado fresco), renuncia a los gastos relacionados con la presentación de los productos y el equipamiento de los establecimientos. En sus tiendas, los artículos, en su mayoría de marca blanca, se encuentran en palets o cajas y no colocados en las estanterías como en los establecimientos convencionales.
Sin cuotas camerales
Pero al margen de todo, si 2010 tuviera que pasar a la historia por algún hecho vinculado al sector comercial, éste sería la supresión de la obligación de las empresas de pagar las cuotas camerales. Una decisión histórica adoptada por el Consejo de Ministros del 6 de diciembre de 2010 de forma sorpresiva y sin que ni siquiera lo supiera el presidente del Consejo Superior de Cámaras, Javier Gómez Navarro (quien dimitiría cuatro meses después, en abril de 2011, como forma de expresar su rechazo a la medida). Esta decisión, tomada por sorpresa y rechazada por las Cámaras de Comercio, Industria y Navegación españolas, hiere gravemente a estas instituciones, que tienen en estas cuotas empresariales obligatorias su principal fuente de ingresos. De hecho, suponen el 60% de sus fondos. La supresión de las cuotas camerales llevó a estas instituciones desde el mismo día de su aprobación a estudiar fórmulas de supervivencia que se irán perfilando a futuro. Se prevé que algunas cámaras desaparezcan y otras se fusionen. Además, las que se mantengan tendrán que acometer un profundo proceso de reestructuración que les haga capaces de ser rentables, ofreciendo a las empresas servicios de interés. Este ajuste pasará además por un recorte importante de sus plantillas. Según estimaciones del Consejo Superior de Cámaras, la caída de ingresos obligará al despido del 40% de una plantilla que entre las 88 Cámaras de Comercio españolas ascienden a 3.250 trabajadores.
En Canarias, la estrategia de las cuatro cámaras canarias (Gran Canaria, Lanzarote, Fuerteventura y la de la provincia de Santa Cruz de Tenerife) pasa por hacerse cargo de algunos servicios que actualmente ofrece el Gobierno de Canarias a cambio de fondos. Y es que las Cámaras, pese a la supresión de las cuotas camerales, continúan siendo instituciones de derecho público y como tales están obligadas a ofrecer determinados servicios, como es el censo. Como señaló en su día el presidente de la Cámara de Comercio de Gran Canaria, José Sánchez Tinoco, “si nos obligan a cumplir un papel lo haremos encantados, pero para ello necesitamos dinero”. Además, 2010 fue un año también importante para las Cámaras porque coincidió con año electoral. En Santa Cruz de Tenerife salió reelegido Ignacio González; en Fuerteventura, Antonio Rodríguez Marichal y en Lanzarote, José Torres. En Gran Canaria, fue reelegido en el cargo Ángel Luis Tadeo, que desgraciadamente falleció el 5 de enero de 2011, sustituyéndole en el cargo el vicepresidente José Sánchez Tinoco.