Las entrañas del Congreso de los Diputados gestaron en 2013 un curioso informe que bien puede reflejar la realidad de las relaciones Canarias-Estado. Nada más salir a la luz el texto desató una apresurada polémica política y geográfica: la Comisión de Igualdad solicitó un estudio socioeconómico para conocer la incidencia económica global de un posible cambio de huso horario en España.
La Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados barajó la opción de “recuperar nuestra antigua vinculación al huso horario de Greenwich” (una hora menos). El informe derivó en respuestas discrepantes entre la ciudadanía, así como cruce de declaraciones entre sus representantes políticos, basados fundamentalmente en los aspectos perjudiciales para los intereses de Canarias y de su población. Con todo, la subcomisión para el estudio de “La racionalización de horarios, la conciliación de la vida personal, familiar y laboral y la corresponsabilidad”, constituida en el seno de la Comisión de Igualdad, dio por cerrado el informe: el cambio de huso horario no se apuntaba en forma alguna en el objeto de la subcomisión.
Fue durante una de las más de 30 comparecencias que durante nueve meses llevaron a cabo competentes profesionales en la materia cuando surgió la opción del cambio de huso horario. Así, el belga Jos Collin, colaborador externo del Centro Internacional de Trabajo y Familia del IESE Business School y especialista en husos horarios, presentó el documento Conciliar presupone regresar a Greenwich. Collin señala en su comparecencia que el horario español es extraño y realmente no hay razón objetiva (ubicación geográfica, clima, cultura) que lo justifique. En su explicación incidió en que “España se ubica en el huso horario europeo occidental de los tres que existen en Europa (occidental, central y oriental). “Téngase en cuenta que el huso natural español es el de Greenwich (el meridiano 0 atraviesa la península desde el Pirineo Aragonés hasta Castellón), lo que supondría tener la misma hora que Portugal, Francia y Gran Bretaña y, en consecuencia, una hora de diferencia con Alemania e Italia”.
El experto en husos horarios recuerda que en la II Guerra Mundial se modificó esta situación. En primer lugar lo hizo Gran Bretaña, que cambió su hora para coincidir con Alemania; y cuando esta invadió Francia, este país adoptó el mismo huso horario. En 1940 fue España, para no diferenciarse de todos estos países, la que se incorporó al huso horario de Europa central. Acabada la contienda en 1945, Gran Bretaña regresó a su hora, pero no lo hacían Francia ni España. Tampoco Bélgica, Holanda, Luxemburgo (Benelux), Mónaco y Andorra. Collin aboga por volver al huso horario europeo occidental vigente antes de la guerra, “medida que podría imponerse con un decreto y no generaría ningún coste económico. El cambio además podría realizarse cuando Europa modifica al horario de verano, por el simple procedimiento de no tocar entonces los relojes. Ello iría unido al adelanto en una hora de todos los horarios de referencia social (programas de televisión, partidos de fútbol, misas) a partir de la mitad de la mañana”.
En el marco de las conclusiones del amplio informe, atendiendo a numerosas propuestas, la Subcomisión instó al Gobierno a realizar los estudios socioeconómicos necesarios para conocer en detalle cuál sería la incidencia económica global de un posible cambio de huso horario en España y de una racionalización de los horarios laborales, alrededor de unas franjas horarias de entrada y salida de aquellos empleos que así lo permitan. El informe reconoce: “Se trata de una tarea compleja, puesto que implica una transformación de nuestros usos y costumbres cotidianos, pero es innegable que los resultados nos harían converger con Europa en muchos aspectos en los que hoy estamos sumamente alejados: profesionalmente en productividad y en competitividad; personalmente, en conciliación y en corresponsabilidad”.
El estudio, propuesto a iniciativa de PP, PSOE y CiU, se aprobó ese jueves, 19 de septiembre de 2013, con los 28 votos a favor del PP, CiU, PNV y UPyD y las 13 abstenciones de PSOE, Izquierda Plural y Grupo Mixto. La aprobación del informe no fue vinculante, pero la idea fue que se abriera un debate en el Pleno de la Cámara Baja. El Gobierno aseguró entonces que lo estudiaría, en especial lo relativo al cambio de huso horario: “Desde luego, no lo vamos a dejar en el cajón”, aseguró el ministro de Economía, Luis de Guindos. Las primeras reacciones no se hicieron esperar. El presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, a través de su blog personal, exteriorizó el viernes, 20 de septiembre, su descontento por la idea de equiparar el horario de la Península al de Canarias. Rivero advertía de que “perder esa diferencia horaria tendría consecuencias cuantificables para las islas”. Se preguntaba cuánto vale en términos publicitarios que se cite a Canarias cuando en los medios peninsulares se da la hora: “¿Cu
ánto perderían las Islas de presencia en los medios de comunicación si los horarios con la Península se igualasen y ya no hiciese falta la famosa coletilla una hora menos en Canarias?”.
Un día más tarde, el sábado 21 de septiembre, el ministro grancanario José Manuel Soria, en un alarde de nulos conocimientos geográficos, pidió a Rivero que no dijera “disparates”. Su intervención ante los medios fue de este tenor: “Yo le diría que es que el meridiano de Greenwich, que alguien le explique, que es que pasa por una serie de países, entre otros España y que pasa también por Canarias. Y que aunque el Gobierno regional adopte un decreto diciendo: el meridiano de Greenwich no pasa por Canarias, es que el meridiano de Greenwich va a seguir pasando por Canarias”. A continuación, sentando cátedra remachó: “Entonces lo que se ha planteado en el Congreso no es que el meridiano de Greenwich deje de pasar por Canarias, sino que ya que pasa por España, se tenga la hora del meridiano de Greenwich, que es la hora que teníamos que tener en la Península y que no tenemos”.
Las patronales del sector del Turismo en Canarias expresaron una opinión unánime: unificar el horario con la Península es negativo para Canarias. Con anterioridad a las declaraciones tanto de Rivero como de Soria, el mismo día de la aprobación del informe, la catedrática y directora del Centro Internacional de Trabajo y Familia del IESE Business School y experta en políticas de conciliación, Nuria Chinchilla, ya dejó claro que “volver a Greenwich en la península no significa que Canarias pierda el latiguillo radiofónico de una hora menos en Canarias porque está situada en otra zona horaria más occidental”. De todo ello se desprende que en el caso de hacerse efectivo el cambio de huso horario en la Península hacia la hora de Greenwich, es decir la de Londres, Canarias seguiría gozando de una hora menos que en Madrid y pasaría a tener también una hora menos que en tierras británicas. Los expertos sostienen que afectaría a los usos y costumbres de la sociedad española y canaria.
La hora oficial en Canarias
El barcelonés Pere Planesas, astrónomo del Observatorio Astronómico Nacional, en un artículo de 2013, condensó los entresijos históricos de la hora canaria. Así, en el Real Decreto de 1900, que estableció la hora legal en España, no se hacía mención de las Islas Canarias ni de los territorios españoles en el continente africano. Este olvido se subsanó en parte con el Real Decreto de 11 de febrero de 1922 en el que se estableció que, a partir del 1 de marzo, el servicio de los gobiernos civil y militar, tribunales, correos, telégrafos, teléfonos, líneas de vapores y demás transportes y oficinas públicas se regulasen con arreglo al tiempo solar medio correspondiente a su huso horario; o sea, con una hora de retraso en relación con la península.
Con ello se subsanaba una situación confusa, por ser distintas las horas observadas en distintas islas e incluso distintas las horas de distintos servicios, alguno de los cuales se regía por el horario peninsular. En una misma ciudad se podían estar usando simultáneamente distintas horas (hora de Greenwich, hora del meridiano de la ciudad, hora del reloj de la catedral). La búsqueda de una solución fue propiciada por reiteradas preguntas del Almirantazgo británico realizadas en 1921 sobre si se había establecido en las Islas Canarias una hora oficial de acuerdo con el huso horario correspondiente. En la Orden de 7 de marzo de 1940, por la que se adelantó transitoriamente la hora legal en 60 minutos, no se hacía mención explícita a la península o a Canarias, por lo que se sobreentendía que era de aplicación a todo el territorio español. Desde entonces, la hora normal en Canarias está adelantada con respecto a su huso horario, correspondiendo en su lugar al huso 0.