El año 2013 supone un periodo en el que Canarias apuntala su condición de plató de cine natural y lugar señalado ya con mayúsculas por las superproducciones hollywodienses. El camino reabierto hace unos años con el remake de Furia de Titanes y con Ira de Titanes, su secuela, y que siguió con la sexta entrega de la franquicia de A todo gas, uno de los blockbuster más taquilleros de los últimos años, no ha hecho más que crecer.
En realidad, el Archipiélago no ha hecho otra cosa que ocupar de nuevo un espacio en el que siempre ha tenido un destacado protagonismo, aspecto que se inició poco tiempo después de inventarse el cinematógrafo, en la diáspora del cine, alentada por los propios padres de la criatura, los hermanos Lumière, y que pasada la segunda mitad del siglo XX se visibilizó con películas de calado internacional como Moby Dick, Hace un millón de años y Cuando los dinosaurios dominaban la tierra.
Siguiendo tal estela, en 2013 arribaron a estas islas de cine dos producciones norteamericanas de peso. La Gomera acogió el grueso del rodaje de In the Heart of the Sea, basada en la novela de Nathaniel Philbrick —interconectada con la historia de Moby Dick— y dirigida por el oscarizado Ron Howard, con actores como Chris Hemsworth, Benjamin Walker, Cillian Murphy, Tom Holland, Brendan Gleeson, Jordi Mollà y Ben Whishaw. Del mismo modo, las áridas tierras de Fuerteventura albergaron parte de la grabación de Exodus, basada en el relato bíblico del mismo nombre y que narra la épica marcha de Egipto del pueblo hebreo bajo el liderazgo de Moisés. Un filme que lleva la firma del siempre inquieto Riddley Scott y que cuenta entre su reparto con estrellas de la talla de Christian Bale.
Ambas películas, además de otras producciones nacionales que miraron para esta tierra, refrendan el prominente papel de las Islas como territorio de rodaje, incentivado por una legislación que alienta descuentos fiscales a las empresas que inviertan en cine —el papel del Régimen Económico y fiscal (REF) de Canarias y sus instrumentos—, por la indudable atracción de la diversidad paisajística de las Islas —diferentes y variopintos entornos en un mismo lugar, con un clima benigno—, y por la presencia de productoras y profesionales locales de reconocida solvencia, entre otros factores.
Las cifras que se manejan hablan de que los rodajes se dejaron el pasado año en el Archipiélago alrededor de 15 millones de euros, la mayor parte procedente de las superproducciones mencionadas. En el caso de Tenerife, el montante asciende a 1,5 millones de euros derivados de 66 grabaciones, según datos hechos públicos por la Tenerife Film Commission, entidad de promoción y gestión cinematográfica adscrita al Cabildo y cuyo papel dinamizador es fundamental en esta parcela.
En este punto sería bueno recordar, a modo de apostilla, que desde las Islas también se apuesta por productos locales con proyección internacional y, además, aprovechando las vías abiertas para captar recursos privados de financiación, a falta de la ayuda pública, capitidisminuida, cuando no inexistente, consecuencia de la infausta crisis y de la tendencia al tijeretazo. Es el caso de la cinta Project 12 The Bunker, un thriller de acción dirigido por el cineasta tinerfeño Jaime Falero, rodado en territorio insular, con un elenco del que formaban parte actores como el estadounidense Eric Roberts y el escocés James Cosmo.
Y es que el talento cinematográfico en Canarias es innegable, en cualesquiera de los ámbitos de la industria, aunque para que lo reconozcan haya que salir lamentablemente fuera. El gran nombre de 2013 en el sector fue el diseñador lanzaroteño Paco Delgado, ganador del Goya por su trabajo en el filme Blancanieves, del realizador Pablo Berger. Delgado hizo historia al ser candidato a los premios británicos Bafta por su trabajo en el vestuario del musical Los Miserables y, sobre todo, por su nominación al Óscar por este mismo filme.
En cuanto a concursos y certámenes, el año pasado supuso un punto y aparte para el Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, que dejó a un lado su formato habitual por mor de la pertinaz crisis, o al menos eso aducía el Ayuntamiento de esa ciudad, para pasar a desglosarse en diferentes actividades a lo largo del año, en una especie de deconstrucción programática. Por el contrario, siguen firmes encuentros ya habituales en la agenda cinematográfica isleña como Fimucité, el Festival Internacional de Música de Cine de Tenerife. Y gozan de muy buena salud, a pesar de la todavía renqueante coyuntura económica.
Así, el certamen que dirige el compositor Diego Navarro contó en su séptima edición, celebrada en julio de 2013, con sentidos homenajes a las bandas sonoras de la saga James Bond y a Varese Sarabande, sello de música de cine más importante del mundo. Y trajo a la isla a autores musicales consagrados como Marco Beltrami, creador de las partituras de la saga Scream, así como de los filmes Mimic, The Faculty, Resident Evil y Guerra Mundial Z.
Otros festivales temáticos que continúan en la brecha, incluso contra viento y marea, son el MiradasDoc, de Guía de Isora, todo un referente nacional e internacional en el ámbito del cine documental; el Festival de Cortos de La Orotava; y el Festival CinEsCena de La Laguna. Otros, como el Festival Internacional de Cortometrajes [Tenerife Shorts], iniciaron su andadura en 2013 con una vocación continuista.