El año de los errores

Durante 2009, Canarias ha sufrido los efectos de la crisis internacional. También ha sufrido, y muy duramente, los efectos del fracaso de las medidas adoptadas por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. El origen de la crisis internacional que todavía vivimos no ha sido agrícola, o industrial, o del turismo. Ni siquiera ha sido una crisis del sector de la construcción, la tan manida burbuja inmobiliaria, que haya arrastrado al resto de los sectores, al resto de la economía.

El origen de la crisis internacional ha sido la desconfianza mutua que -como consecuencia de las hipotecas subprime, las hipotecas basura, los productos financieros nocivos- se instaló en los sistemas financieros mundiales. Los Bancos dejaron de prestarse dinero entre sí y, por lo tanto, comenzaron a tener dificultades para atender sus obligaciones. Y también dejaron de prestar dinero a las familias y a las empresas. Dejó de existir dinero para comprar o para invertir. Y cuando no hay dinero para comprar ni para invertir, se deja de vender y de fabricar. Y la consecuencia de esto es evidente: recesión económica y paro.

Lo que había que haber hecho en una situación como esta parecía evidente: un escrupuloso plan de austeridad, que liberara recursos para la inversión pública productiva; un paquete de medidas que dotara de liquidez al sistema financiero y, en consecuencia, a las familias y a las empresas; y una rebaja fiscal que permitiera que las familias siguieran consumiendo y las empresas, especialmente las pyme’s y los autónomos, pudieran sobrevivir.

Pero Zapatero hizo todo lo contrario de lo que se tenía que hacer. Se puso a gastar como si fuéramos los más ricos del planeta. Hay que recordar la devolución de los famosos 400 euros a todos los trabajadores, incluso a los de sueldos millonarios. También hay que recordar el cheque-bebé de 2.500 euros, también para todos independientemente de las rentas que tuvieran. O el famoso Plan E, hecho con tanta prisa que los Ayuntamientos, en su mayoría, han tenido que destinarlo a cambiar aceras. Pan para hoy y hambre para mañana.

Tanto se gastó, que llegó a gastar el doble de los ingresos. Cien mil millones de euros de déficit en 2009. Cien mil millones de euros que, como no se tiene una máquina de hacer dinero, hubo que pedírselo a la Banca. Y ése es el mayor problema que tiene hoy la economía española. Porque cuando es el Estado el que absorbe la mayor parte del crédito del que puede disponer la Banca, deja de haber crédito para las familias y las empresas. Y esta crisis, la del déficit, ya no es internacional. Esta crisis es española.

Las consecuencias de estos errores han sido dramáticas: Según los datos de la EPA, la tasa de paro alcanzó en España, a 31 de Diciembre de 2009, el 18,83%; y en Canarias, el 26,91%, la tasa de paro más alta de España. Esto significa que, a lo largo del año 2009, el paro en España se incrementó en 1.119.000 personas. De ellas, 70.200 en Canarias, estando ya próximos a alcanzar los 300.000 parados. Y lo que es un dato también muy elocuente: en 2009 cerraron en España 66.400 empresas, 4.100 en Canarias. Verdaderamente dramático.

Ante esta situación por la que pasaba nuestro Archipiélago todos celebramos la aprobación, el 9 de Octubre de 2009, de la Estrategia Integral para la Comunidad Autónoma de Canarias, el documento conocido como Plan Canarias. Este Plan, según se nos anunció, supondría para Canarias 25.000 millones de euros en diez años, a razón de 2.500 millones de euros anuales. Pero nuestro gozo en un pozo. En primer lugar, porque algunas de las medidas que se contemplaban se referían a proyectos ya aprobados y financiados, como es el caso del Plan de Vivienda de Canarias, cuyo Convenio se había firmado varios meses antes. Esto entrañaría que esos 25.000 millones no serían adicionales, sino que contendrían muchas de las partidas con las que ya se contaba en Canarias.

En segundo lugar, porque al término de la tramitación de los Presupuestos Generales del Estado para 2010, sólo se pudieron incorporar algo menos de 300 millones de euros, cifra muy alejada de los 2.500 millones prometidos. Pero de esta situación podemos salir, si el Gobierno rectifica. Si el Gobierno reduce el déficit y deja de absorber el crédito de las entidades financieras. Y si el Gobierno se convence, como lo estamos nosotros, de que quien único nos puede sacar de la crisis son los emprendedores, las pequeñas y medianas empresas y los autónomos. Y aprueba una serie de medidas para que puedan sobrevivir.

Si se cree firmemente que la agricultura es imprescindible. No sólo por las familias que viven de las labores del campo, sino porque constituye el mejor instrumento para fijar el paisaje y el territorio. Si nos mantenemos firmes en el objetivo de alcanzar unas infraestructuras de transporte verdaderamente competitivas. Si se apuesta por la autonomía energética y por el desarrollo de las renovables y por la innovación. Si se incentiva la renovación hotelera y se invierte en la mejora de los espacios turísticos públicos.

En definitiva, este año 2009 lo podemos recuperar. Recuperar lo que en él perdimos. Sólo tenemos que mantener nuestras convicciones, aprender de los errores, y que nos dejen aprovechar las oportunidades que se nos presentan.

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