Hace tiempo que quedó atrás la figura del intelectual, del artista, del político de nivel como máximo representante de la popularidad en las sociedades. Y Canarias no es una excepción. Aunque también hoy ese tipo de personalidades son altamente cotizadas por cualquier medio de comunicación, es cierto que comparten protagonismo con otros cuya trayectoria quizás sea muy distinta. Es lógico. Forma parte de la evolución de nuestra sociedad.
La transformación, quizás a mejor, quizás a peor, que ha sufrido este presente saturado de información y posibilidades en el que nos movemos ha generado mercados mucho más amplios que el nuestro, en el que cualquiera puede ser famoso. En Canarias, afortunadamente, carecemos de belenes esteban y, sin embargo, tenemos un número cada vez mayor de personas que destacan en diferentes modalidades y que son susceptibles de convertirse en famosas. Desde políticos que han sido ministros, a medallistas olímpicos y jugadores de la NBA. Desde actrices y actores de renombre, a investigadores de prestigio o directores de cine. O misses España y periodistas que han hecho carrera fuera. Y también tienen su momento de gloria concursantes televisivos que, generalmente, pasan a formar parte del mundo en el que se dieron a conocer o artistas de los que tardamos en conocer sus orígenes isleños.
La diferencia con otros lugares con mayor número de población es, precisamente, la posibilidad de calificar de famoso, con la boca pequeña, casi a cualquiera si nos lo proponemos. ¿O no son tan conocidos determinados empresarios en la tierra como cualquier cantante de moda? ¿No hay personas en cada una de las islas cuya trayectoria, aunque inexistente, es por todos conocida? Es el problema, o la ventaja, de la cercanía. Quizás cierta incapacidad para reconocer o admitir la fama de nuestros vecinos porque, al fin y al cabo, no dejan de ser el hijo o el sobrino de alguien, o aquel chico que estaba un curso por encima en el colegio y que ya entonces apuntaba maneras. Y nos resulta tan allegado como la chica que aparece retratada en todas las fiestas que son publicadas en las revistas de sociedad o el propietario de determinada tienda, al que todos conocen e invitan.
Citas ineludibles
Ese crecimiento y consiguiente cambio de la sociedad también ha traído consigo una forma diferente de concebir la vida social y empresarial. Las agendas isleñas están saturadas de actos de presentación de todo tipo de productos, celebraciones de aniversarios, entregas de premios, pasarelas y festejos. Algo totalmente inconcebible hace sólo una década. El canario ha tenido que adaptarse a los nuevos tiempos y, aunque con cierto retraso respecto a las grandes capitales, ha asumido el concepto de que la única manera de hacerse ver es armando escándalo.
Y por encima de todas esas nuevas citas se mantienen clásicos de enorme prestigio que han sabido, no sólo mantenerse, sino consolidarse con el tiempo. Sigue siendo de obligada cobertura la entrega de distinciones tales como los Premios Canarias que concede el Gobierno autónomo, o los Teide de Oro que Radio Club Tenerife entrega cada año a instituciones o particulares de los que los canarios debemos sentirnos orgullosos. En esta categoría acostumbran a entrar esos intelectuales, deportistas o artistas a los que hacía referencia al comienzo de este artículo. Aún hoy es un enorme honor recibir premios de esta categoría, reservados, en teoría, a la élite de nuestra sociedad.
Pero como digo, también las islas evolucionan, y en los últimos años se han celebrado diferentes acontecimientos que han cambiado el panorama de nuestra tierra radicalmente. Y no me refiero precisamente a espectáculos musicales o de otra índole que han traído hasta Canarias a figuras internacionales que nos han convertido, temporalmente, en punto de mira de otros países. Me refiero más bien a actos organizados aquí, por empresas de aquí, para gente de aquí, y cuyas dimensiones los han equiparado a los que podemos descubrir en cualquier reportaje nacional. Las presentaciones para Canarias (una en cada isla capitalina) de una cerveza italiana fue, para los entendidos, todo un referente de calidad en la organización y repercusión de este tipo de actos. El aniversario del colectivo que aglutina al sector textil y de la moda en Tenerife o los diferentes actos o grandes cenas benéficas también son ejemplo de ello.
¿Cómo vivimos los canarios esta nueva realidad? Pues de muy distintas maneras. La experiencia ha descubierto un afán hasta ahora desconocido por aparecer en la foto. Y surge una gran cantidad de personas que, ante la presencia de una cámara en un acto social, despliegan todos sus encantos para hacer constar que estuvieron allí. En muchos casos resulta perfectamente justificable en función de una carrera en ciernes o de una necesidad real y laboral de hacerse notar. En muchas otras es esa sociedad creadora de famosos la que los impulsa a posar para las cámaras. ¡Por no hablar del lado contrario! Los que disfrutan buscando a conocidos o famosos en las páginas de cualquier publicación. Forma parte del juego.
Si una celebración quiere estar a la altura del momento actual, es imprescindible que cuente con un photocall, un panel con las marcas patrocinadoras y colaboradoras ante el que posan los asistentes. Un elemento que se ha hecho ya habitual y casi indispensable en la vida social isleña. Como indispensable parece ya acompañar cualquier acontecimiento con el consabido cóctel posterior. Presentaciones, inauguraciones, aniversarios… La forma de asegurar su repercusión en los medios de comunicación es convertirlos en acontecimientos que sean de interés para todo tipo de publicaciones.
La llegada a las islas de primeras marcas de moda y complementos ha ayudado a cerrar el círculo. El negro de fondo de armario ya no es el rey de las celebraciones y los acontecimientos sociales tienen siempre algo de pasarelas. El protocolo, en general, se ha relajado en cuanto a maneras de vestir y casi todo está permitido. Pero si se quiere quedar bien, hay que seguir, al menos, lo que marca la actualidad. Hay auténticos expertos en la materia en las islas. En definitiva, y como conclusión, Canarias cuenta con sus propios famosos, hechos en variedad de ámbitos, pero con la particularidad común de la cercanía que nos da el pertenecer a una sociedad tan pequeña.
Los esfuerzos realizados desde diferentes sectores por modernizar las islas, abrirlas a las nuevas tendencias (en todos los aspectos) y acercarlas más al continente han tenido sus frutos. Aunque quede mucho camino por recorrer, la sociedad, el arte, la moda… han dado grandes pasos hacia delante en la última década, creando un mundo diferente que despierta el interés de la mayoría. Esta realidad se constata fácilmente con el éxito de publicaciones de carácter social que triunfan en las islas. Décadas atrás se habían hecho diferentes intentos por crear medios de este estilo, con pocos resultados. Concretamente, las revistas tenían muy poca duración en el mercado y la vida social de los canarios quedaba relegada a las páginas de sociedad de algún periódico.
La realidad actual, posiblemente, tenga que ver con esa evolución que estamos viviendo, marcada por la consabida era de la comunicación y la afición por los focos, el glamour y la fama. Bienvenida sea.