En un momento en que la crisis económica y financiera internacional plantea numerosos interrogantes sobre el futuro, un modelo de desarrollo sostenible para Canarias a medio y largo plazo ha de basarse en factores estratégicos que aprovechen los puntos fuertes y las ventajas comparativas que sin duda posee. Entre estas ventajas destaca una posición geográfica estratégica, que hace que Canarias aspire a convertirse en la plataforma de la política exterior española y europea en su zona más próxima, mediante una estrategia de proyección exterior que ponga en valor a Canarias como un territorio de referencia en su contexto geográfico. Esta estrategia necesita el apoyo y la complicidad del Gobierno de España, el padrinazgo y la implicación activa de la Unión Europea y el interés de todos aquellos que miran hacia el continente africano y que puedan ver en Canarias un socio estratégico y necesario.
Con el Gobierno de España hemos dado pasos significativos en el objetivo prioritario de configurar a Canarias como una plataforma hacia África y América desde la Unión Europea. El convenio firmado recientemente con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo supone ya un paso concreto para la consecución de este objetivo, y establece las orientaciones que guiarán durante los próximos años las actuaciones conjuntas de Gobierno de España y Gobierno de Canarias en Marruecos, Cabo Verde, Mauritania, Senegal, así como en el resto de países de la Comunidad Económica de África Occidental (CEDEAO).
La Unión Europea también apuesta por potenciar el papel que regiones como Canarias pueden jugar en sus respectivos espacios geográficos. En el pasado, la estrategia comunitaria hacia las regiones ultraperiféricas (RUP) ha tenido más en cuenta su lejanía con respecto a Europa y se ha concentrado en articular todo un sistema de programas específicos y compensaciones de las desventajas que ello supone. Sin embargo, este enfoque se está viendo complementado por un enfoque en positivo, que identifica a las RUP no sólo por su lejanía de Europa, sino también por su cercanía a los terceros países. Prueba de ello es el papel relevante que el Archipiélago tiene en el acuerdo de Asociación Especial entre la UE y Cabo Verde, uno de nuestros principales socios en el continente. La participación de Canarias en la reciente Asamblea Parlamentaria UE-ACP, que reúne a representantes del Parlamento Europeo y de los 78 países de África, Caribe y Pacífico (ACP), es sólo otro ejemplo de la sensibilidad y concienciación sobre el papel que Canarias juega en esta zona.
En el año 2009 se aprobó por amplísima mayoría la primera Ley Canaria de Cooperación Internacional para el Desarrollo, que contó con la participación de todos los grupos políticos, las ONGDs, las Universidades y el resto de instituciones públicas y privadas que participan en la cooperación internacional, con el propósito de unificar y coordinar en un sólo documento los criterios, los objetivos y las prioridades básicas de actuación. En desarrollo de la misma, el Gobierno ha aprobado el Plan Director de la Cooperación Canaria para el periodo 2009-2012, que se encuentra actualmente en fase de tramitación parlamentaria.
Los numerosos proyectos desarrollados tanto en África como en América Latina atestiguan el compromiso del Gobierno y de la sociedad canaria en general, de mantener, pese a la difícil coyuntura económica actual, su participación activa en la lucha contra la pobreza. Entre estos proyectos cabe destacar el éxito del programa de becas de postgrado para jóvenes africanos, el PBCA, que ha permitido formar a jóvenes que serán sin duda un valor para el desarrollo de sus países de origen. Además, se han seguido intensificando las estrechas relaciones que mantenemos con países de América Latina y se ha iniciado una prometedora relación con Estados Unidos a través de la pujante e influyente comunidad hispana, con lo que ello implica de apertura de Canarias a nuevos modelos de gestión económica, comercial, medioambiental y educativa.
Canarias no olvida además a aquellos que aún siguen lejos, pero que siguen siendo canarios, y a los que tenemos la obligación de proporcionarles las mismas condiciones sociales que tendrían si estuviesen aquí. En 2009 se concedieron más de ocho mil ayudas a emigrantes canarios en situación de necesidad. Este apoyo económico se complementa con una cobertura socio sanitaria que prestan los numerosos consultorios médicos abiertos en las Entidades Canarias, de la contribución al Plan España Salud, de un programa de medicamentos, de las casas de acogida y centros de día, así como del servicio de asistencia domiciliaria recientemente puesto en marcha.
En el ámbito de la Unión Europea, nos encontramos en un momento estratégico, de definición de las futuras orientaciones políticas y las correspondientes prioridades económicas. La Comisión Europea acaba de publicar la Estrategia 2020, que aspira a ser la hoja de ruta común que permitirá avanzar hacia un crecimiento económico sostenible, competitivo y con empleo de calidad. Para Canarias, el tiempo de las reflexiones empezó ya de manera formal y muy efectiva en octubre de 2008, cuando asumió durante dos años la presidencia de las regiones ultraperiféricas.
En la XV Conferencia de Presidentes RUP, celebrada el 14 y 15 de octubre en Gran Canaria, las siete regiones aprobaron un Memorando conjunto que recoge los principios de una estrategia renovada para las RUP en la Europa 2020. El semestre de Presidencia española de la UE nos permitirá llegar a una posición consensuada con los tres Estados, España, Francia y Portugal, sobre la base de las propuestas presentadas por las regiones. Confiamos en que el Consejo Europeo de junio respalde estas propuestas y confirme la voluntad política de diseñar una estrategia europea adaptada a las necesidades y las potencialidades de las RUP, que les garantice la igualdad de oportunidades con el resto de ciudadanos comunitarios.
Seguiremos impulsando una Canarias abierta al mundo, capaz de aprovechar los indudables beneficios que se derivan de convivir en un mundo globalizado, y de contribuir en la medida de sus posibilidades a reducir las desigualdades e injusticias que nos rodean.