Toc, toc, toc. Gran Canaria llama a la ‘puerta’ de la Presidencia

La procedencia territorial del candidato a la Presidencia del Gobierno por Coalición Canaria vuelve a protagonizar el debate político preelectoral. Antes de que suene el pistoletazo de salida en la carrera de las urnas, los nacionalistas deberán aclarar si la alternancia entre Tenerife y Gran Canaria para ocupar esta plaza sigue en vigor.

El argumento que sirvió hace cuatro años a la entonces Agrupación Tinerfeña de Independientes (ATI) para desalojar a Román Rodríguez de la candidatura a la Presidencia del Gobierno por Coalición Canaria (CC) y colocar en su lugar a Adán Martín, hasta entonces vicepresidente del Gobierno, se vuelve esta vez en contra de la continuidad de Adán Martín en el citado puesto. En el lenguaje político de CC, ha llegado la hora de Gran Canaria, aunque es precisamente en esta clase de encrucijadas cuando en la formación nacionalista acostumbran a cambiar de lenguaje o, al menos, aplicarle los disfraces oportunos en orden a la consecución de objetivos más o menos confesables.

Es cierto que ya por el año 2003, cuando el tinerfeño Adán Martín estaba al acecho de la candidatura a la Presidencia por CC, los nacionalistas tinerfeños evitaban en la medida de lo posible sustentar sus aspiraciones en la regla no escrita de alternancia en la candidatura entre Tenerife y Gran Canaria que rigen las relaciones de desconfianza territorial en la formación. Pero habida cuenta de que no existía ningún otro motivo medianamente publicable que justificara el relevo de Román Rodríguez en la candidatura y su sustitución por Adán Martín -salvo acuerdos de caballeros de los que el sector grancanario de CC afín al ex presidente olvidó en cuanto Román Rodríguez y su pequeña corte empezó a disfrutar de las mieles del poder-, lo cierto es que finalmente los tinerfeños de CC tuvieron que echar mano al superior bien moral de la alternancia territorial para justificar ante las restantes islas un asalto a la candidatura que sólo in extremis lograron sacar adelante en una votación a corazón abierto en el consejo político.

Acuerdo de alternancia

Entonces los nacionalistas votaban por tres quintos de los miembros de consejo político y eso requería un grado de consenso entre las islas que en aquel caso, con parte de Fuerteventura y todo Lanzarote situado al lado de Román Rodríguez, requirió la ruptura del voto de Gran Canaria a favor de Adán Martín, una operación que lideró José Carlos Mauricio. La tensión entre Gran Canaria y Tenerife originada por aquella decisión fue tal que el consejo político se vio obligado a admitir un acuerdo que suponía dar varios pasos atrás en la vocación de CC convertirse en una organización unitaria de carácter nacional canario. Consistió tal acuerdo en la consagración de la alternancia territorial hasta entonces no escrita, con el añadido de que a la candidatura se oponía no sólo la vicepresidencia del Gobierno, sino también la consejería de Economía y Hacienda, y la alternancia afectaba no a las islas capitalinas, sino a las provincias. La virtualidad de tal acuerdo quedó inmediatamente en entredicho, pues tras celebrarse las correspondientes elecciones con Román Rodríguez como candidato a la Vicepresidencia y a la Consejería de Economía y Hacienda, el consejo político le negó ocupar tales responsabilidades en el nuevo Ejecutivo pese a que ambas permanecieron con en manos de CC tras el pacto con el PP.

Aquel acuerdo de alternancia requería una mayoría aún más reforzada -los dos tercios- para sufrir modificaciones y quedó pendiente de la ratificación del congreso de CC que se celebró en mayo de 2005, fecha en la que el sector que lo impulsó había resultado barrido del proyecto nacionalista con expulsión de sus más destacados dirigentes y al que, por supuesto, ni siquiera llegó. El acuerdo resultó además muy contestado por los palmeros de CC, que abogaron porque el candidato pudiera proceder de cualquiera de las islas y fuera elegido en función de su validez. Esta formula, que anularía la alternancia previamente acordada, llegó en forma de propuesta de resolución al congreso de mayo de 2005, pero resultó finalmente aparcada a expensas de su aprobación por un posterior consejo político. En el ínterin del congreso, los nacionalistas habían modificado su sistema de votaciones y en lugar de exigir tres quintos para la adopción de acuerdos, rebajaron tal exigencia a la tradicional mayoría absoluta y sólo conservaron los tres quintos para echar abajo las listas de candidatos al cabildo y a los ayuntamientos propuestas por las organizaciones insulares.

En el nuevo estado de cosas, de plantearse una votación en el consejo político sobre la candidatura, bastará con tener la mitad más uno de los votos para hacerse con la victoria. ¿Cuál es la situación a las puertas ya de una nueva cita electoral? Nada clara. Los palmeros de CC no han elevado todavía al consejo político la propuesta destinada a acabar oficialmente con la alternancia territorial, pero es previsible que lo hagan a medida que se acerque el momento procesal oportuno. Entre tanto, y ya confinada la representación grancanaria de CC al sector liderado por José Carlos Mauricio -el actual consejero de Economìa y Hacienda, que hizo posible que Adán Martín se hiciera con la candidatura y después con la Presidencia- ya ha anunciado que dará la batalla para que el cargo caiga esta vez del lado de Gran Canaria, aunque en ningún caso él luchará por ocuparlo.

Precisamente la ausencia de un candidato sólido en CC de Gran Canaria para ocupar la candidatura nacionalista a la Presidencia del Gobierno abona que la alternancia no rija en los próximos comicios. La persona sobre que la que se fiaron todas las posibilidades inicialmente, María del Mar Julios, vicepresidenta del Gobierno, no ha logrado alcanzar ni de lejos el perfil político que requiere la candidatura pese al excelente escaparate que obtuvo con la Vicepresidencia del Gobierno. Tampoco parece cuajar la opción de Manuel Lobo, rector de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Y ante tanta expectativa frustrada están los que siempre tienen presente la larga sombra de José Carlos Mauricio, que en su día también rechazó ardorosamente formar parte del Gobierno de Canarias y hoy ocupa una de sus principales consejerías.

Tenerife ‘apoya’ a Martín

Los tinerfeños de CC no albergan la menor duda de que Adán Martín será de nuevo el candidato. Y aunque algunos han preferido ver la oportunidad de Antonio Castro en la propuesta palmera que abre la vía a un candidato de cualquier isla, es precisamente esta propuesta la que consolidaría al actual presidente en la candidatura del año 2007. ¿Existe en este momento en CC algún candidato en mejor posición de salida -por tanto, con mayor validez- que la persona que lleva ocupando la Presidencia del Gobierno en los últimos cuatro años? Tendría que ocurrir un cataclismo -las comisiones de investigación lanzadas como puñales en la última parte de la legislatura no parecen suficientes- para que esto no fuera así. Pero Antonio Castro no las tiene todas perdidas. Su figura es el recambio original siempre necesario para aquellos casos en los que la pugna entre Tenerife y Gran Canaria por la candidatura amenace con llevar a pique la nave nacionalista. Y ahí está, de nuevo, en la recámara.

Por suerte para los nacionalistas, en esta ocasión no están solos en la pugna por la candidatura a la Presidencia del Gobierno. Los socialistas llevan meses, demasiados meses, enredados en ese debate y ya iniciado el nuevo año, a lo largo del cual se desarrollará la mayor parte del debate preelectoral, continúan sin aclararse entre Juan Carlos Alemán, Juan Fernando López Aguilar, Jerónimo Saavedra o José Segura. En el PP las cosas permanecían por el momento en su sitio y con José Manuel Soria como candidato indiscutible. No obstante, de la comisión de investigación sobre la llamada trama eólica podrían derivarse daños políticos para el presidente del PP de imprevisibles consecuencias.

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