Canarias como puente entre continentes

Cuando el Secretario General de un organismo internacional tiene que plantear algunas ideas, utiliza siempre la razón a través de las palabras, pero cuando un uruguayo plantea algo sobre Canarias, utilizará siempre la razón a través del corazón. Y es que la historia misma del Uruguay y su fundación esta estrechamente ligada a Canarias. Las familias que fundaron la ciudad de Montevideo, casi todas ellas, eran originarias de Canarias, de tal forma que los habitantes de una de nuestras provincias, Canelones, son conocidos como los canarios. Si continuamos con nuestro héroe nacional, José Gervasio Artigas, quien participa, a los 47 años, en la revolución independentista, descubriremos que es nieto por parte de madre de María Rodríguez Camejo, quien nace en la isla de Tenerife. En fin, tan fuertes son estos lazos que el próximo año, mayo de 2007, se celebrará el 55º Aniversario de la Sociedad Islas Canarias de Montevideo.

La historia entre Canarias y la América Latina comienza desde el momento mismo del descubrimiento. Los canarios, siempre emprendedores y aventureros, de inmediato se unieron a Colón cuando hizo una pausa en estas islas para cambiar velas, hacerse de víveres y reclutar personas. De influencia canaria, es entonces, buena parte de nuestra cultura como lo ilustran notablemente palabras y tonos de varios de nuestros países. Pasado el tiempo, América Latina ha recibido y sigue recibiendo de la comunidad canaria asesoría y apoyo en proyectos educativos, de sanidad y de desarrollo social. A lo largo de la última década, los países latinoamericanos han recibido más del 55 por ciento de las ayudas canarias al desarrollo, lo que de conformidad con las previsiones de 2005 implicaría un monto cercano a los 40 millones de euros. Por otra parte, los países africanos reciben el 42 por ciento de esa ayuda, con lo que se visibiliza el papel tricontinental de Canarias al proyectarse como puente entre África, América Latina y Europa. Poco a poco, Canarias emerge como un referente en el mundo de la cooperación al desarrollo.

La cooperación para el desarrollo es una de las actividades que da origen a la Secretaría que tengo el privilegio de dirigir por mandato de los Jefes de Estado y de Gobierno iberoamericanos. La Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), un auténtico proyecto bi-continental, tiene entre sus objetivos fortalecer la cooperación a través de iniciativas, programas y proyectos y, en ese empeño, hemos encontrado acogida en las autoridades canarias. Este año llevaremos a cabo numerosas actividades. Quisiera, solamente a título de ejemplo, mencionar una que está vinculada a una de las problemáticas más acuciantes del mundo contemporáneo: las migraciones. En el mes de julio se celebrará en Madrid el Encuentro Iberoamericano sobre Migraciones, teniendo como principal objetivo buscar fórmulas para administrar esta problemática, tanto en los países emisores como en los receptores y de tránsito de migrantes, y así ayudar a construir un espacio en donde exista una migración legal, segura y ordenada.

Existen también otros proyectos en ejecución entre los que quisiera mencionar el programa de Desarrollo de las Bibliotecas Nacionales, el de la aplicación en Red para Casos de Emergencia, y el programa de Cooperación para el Desarrollo de Sistemas Nacionales de Evaluación de la Calidad Educativa; está también la conformación de una Comunidad Virtual Iberoamericana articulada en torno al portal ciberamerica.org, el programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo, el fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y El Caribe, y el Programa Iberoamericano de cooperación interinstitucional para el desarrollo de la Pequeña y Mediana Empresa, entre muchos otros.

La cooperación internacional en nuestro ámbito es entendida como un instrumento fundamental, donde un grupo de naciones comparten, no regalan, experiencias, tecnologías y recursos para el desarrollo; tiene, entonces, una dimensión de participación, en la más pura de sus definiciones. La cooperación es responsabilidad y la responsabilidad tiene que ser solidaria, como también lo tiene que ser la participación, pues sin sentido de solidaridad no hay acción auténticamente humana y eficaz. La cooperación es, entonces, responsabilidad compartida entre actores contemporáneos. Pero también la cooperación tiene un sentido de responsabilidad y solidaridad intergeneracional pues se trata, a través de ella, de construir un mundo mejor para quienes vienen detrás de nosotros. Este es el sentido más profundo y enriquecedor de nuestra misión, y tiene sentido que lo recordemos aquí, en una audiencia con profundo sentido de su responsabilidad y solidaridad con los demás.

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