Otro buen año para la libertad de expresión

Cuando en regiones con mayor techo autonómico que la nuestra (Cataluña) se ve amenazada la libertad de expresión con paridas como el Consejo Audiovisual, en Canarias la Prensa -englobo a todos los medios- da la sensación de buena salud democrática. Con la transición, y sobre todo culminada ésta, España vio nacer o transformarse a unos medios de comunicación libres, que informaron también libremente a un público que demandaba que, por fin, le contaran la verdad.

El franquismo lo que hizo fue llenar de impaciencia a los ciudadanos, hartos de mordazas y de castigos. Nació una Prensa con el mayor techo de libertad de Europa, que en países del viejo continente aún arrastra tabúes, sobre todo en materia de eso que llaman moralidad pública. Y, desde luego, con mucha mayor libertad y frescura democrática que la prensa norteamericana, tan castigada por los jueces, por el propio poder y por la falsa moral que embarga, aún en estos tiempos, al pueblo yanqui.

Los medios canarios

Sin embargo, medios de comunicación canarios arrastran carencias importantes. Los del sector audiovisual se ven superados por las grandes cadenas nacionales, que los avasallan con sus gigantescas facturaciones publicitarias. Las agencias de publicidad no tienen reparos en recomendar a sus clientes, con dudosa imparcialidad, que se anuncien en la SER, la COPE, Vocento y otras, en detrimento de las emisoras independientes locales, que logran picos de audiencia muy altos; pero algunas de ellas ni siquiera logran entrar en el EGM (Estudio General de Medios), tan aleatorio como manejado por alguna de esas cadenas y, por consiguiente, falso.

Igual ocurre con la televisión. Tele 5, que no mantiene delegaciones en Canarias ni siquiera para sus informativos, recibe muchos millones de euros de publicidad al año de los organismos públicos canarios, sin crear un solo puesto de trabajo en las Islas. Con Antena 3 y TVE ocurre algo parecido, en detrimento de las empresas televisivas canarias, que producen sus programas con grandes dificultades, pero algunas de ellas con mucha dignidad. Otras no.

Existe una excesiva falta de sensibilidad del Ejecutivo hacia la mayoría de medios de difusión audiovisuales, que no recibe subvenciones. Ni siquiera la radio pública canaria, aún en fase de creación, parece capaz de apoyarse en emisoras alegales para radiar unos informativos en cadena que podrían tener un extraordinario eco en toda la Comunidad Canaria, en la que operan unas 200 emisoras clandestinas a la espera de medio centenar de licencias.

Buena salud de la Prensa

La Prensa, sin embargo, goza de buena salud, pues tanto el grupo de Prensa Ibérica (La Provincia, La Opinión de Tenerife), como el diario Canarias 7, como el multimedia de la Editorial Leoncio Rodríguez (El Día, Azul TV y Radio El Día) se encuentran con números muy positivos al cierre de sus ejercicios. También han cerrado con ligeros beneficios Canaria de Avisos y Difusora de Tenerife (Diario de Avisos, Teide Radio) y mejora sus resultados, gracias a su alianza con el diario El Mundo, Micsa, editora de La Gaceta de Canarias, aunque todavía no ha entrado en rentabilidad, sino que enjuga pérdidas de años anteriores.

Parece claro que cuanto más fuertes sean los medios y menos necesitados se encuentren de las ayudas del Poder, pues más libres serán. No hay duda de que los favores se pagan y en Canarias la Prensa (englobo a todos los medios, ya lo he dicho) siempre ha mantenido cierto idilio con los que mandan. Es mucho el dinero que se gasta el Gobierno en patrocinar campañas de rentabilidad real nula, pero de gran poder para acercarse sobre todo a los medios escritos. También se ha llegado a utilizar la Televisión Canaria para la compra de producciones realizadas en canales privados que necesitaban ayuda y muy afines al partido gobernante. Esto es de dominio público, no hace falta descender a detalles concretos que sonrojarían al común.

A pesar de todo, la libertad de expresión parece imponerse finalmente en estos medios supeditados en parte al Poder y tan tentados por éste. No hay lugar para mayores análisis. El resumen del estado de los medios de comunicación en Canarias es aceptable y sería mejor si no se dieran esas tremendas concentraciones de medios audiovisuales, cuya regulación deberá llegar más pronto que tarde. No hay tarta para todos, pero al menos la libertad de expresión no se encuentra en almoneda.

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