Un año lleno de sensaciones dispares… en espera de 2008

El año 2007 para el Partido Popular, en un rápido vistazo, ha sido un ejercicio agridulce, con sensaciones encontradas, alegrías y sinsabores que venían unas detrás de las otras, sin tiempo suficiente para poder digerir los acontecimientos. Y todos ello, con la vista puesta en las elecciones generales de marzo de 2008.

Supuestos escándalos de corrupción en determinados consistorios (con especial incidencia en Gran Canaria), ediles detenidos a la luz de los focos y de las cámaras, resultados electorales raquíticos pero necesarios para que Coalición Canaria pudiera gobernar en varias instituciones (entre ellas el Gobierno regional)… Muchos son los acontecimientos que jalonan la trayectoria de un ejercicio más que movido para la fuerza conservadora, que ya piensa en 2008. Obviamente, el arranque de 2007 estaba centrado, al igual que para el resto de formaciones políticas en el Archipiélago, en la cita electoral del 27 de mayo. Y los resultados que sacó la fuerza liderada por José Manuel Soria no pudieron ser, a priori, más desilusionantes. Y es que, aparte de la reducción en el número de escaños en el Parlamento de Canarias, donde además pasaba a ser la tercera fuerza política, en feudos tan arraigados para su caudal de votos como Gran Canaria el retroceso resultó espectacular.

De hecho, el PP perdió el poder en el Cabildo grancanario, aunque por la vía de una moción de censura realizada por PSOE y Nueva Canarias; y se quedó también sin rascar poder en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria donde, después de 12 años gobernando, los socialistas, con Jerónimo Saavedra a la cabeza, obtenían una histórica mayoría absoluta. Todo hacía indicar que el retroceso experimentado por la formación conservadora venía dado en gran medida por los supuestos escándalos de corrupción acontecidos en varias localidades grancanarias, especialmente en el caso de Telde, donde la corporación surgida de las urnas en 2003, con Francisco Valido al frente, tenía que abandonar su función y dar un paso al costado. El caudal de noticias surgidas durante varios meses produjo un irremediable desgaste en el PP, que se tradujo en una pérdida de votos con respecto a las anteriores elecciones autonómicas y municipales.

Sin embargo, este año de contrastes y sensaciones agridulces deparó buenas noticias a la familia conservadora en las Islas. Como es de sobra conocido, tras los resultados del 27 de marzo, el candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, Juan Fernando López Aguilar, se quedaba a cuatro escaños de la mayoría absoluta; es decir, debía negociar con Coalición Canaria o Partido Popular para intentar llegar a un acuerdo de gobernabilidad estable. No obstante, desde el primer momento se dio por hecho que sería más fácil que el aspirante del PSOE acabase ocupando la bancada de la oposición en el Parlamento. La inflexibilidad mostrada por López Aguilar y los miembros de su comisión negociadora dieron rápidamente al traste con cualquier tipo de entendimiento. Las reuniones con CC no dejaron de ser un paripé. Y en cuanto se rompieron, se produjo la entente entre nacionalistas y conservadores, aunque tardaron algunas semanas en dar forma al actual pacto de Gobierno.

Y en esa negociación CC-PP, el claro ganador fue José Manuel Soria. Con menos escaños que en 2003, el Partido Popular se hizo con una consejería más y, además, obtuvo la vicepresidencia regional. Además, los departamentos que pasaban a ser controlados por los conservadores no eran, precisamente, los más marginales: Sanidad, con Mercedes Roldós; Turismo, ocupado por Rita Martín; Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, con Pilar Merino al frente; y Economía y Hacienda, con José Manuel Soria, que además ejerce también las labores de vicepresidente.

En Tenerife, a nivel municipal e insular tampoco les fue nada mal a los conservadores, a pesar de que las expectativas que tenían en las urnas eran mucho mayores. En la capital, Ángel Llanos se presentaba como candidato a la Alcaldía avalado por los cuatro años de gestión al frente de la Consejería de Relaciones Institucionales del Cabildo. Cerca de un año permaneció compaginando su labor como consejero con las distintas visitas a cada uno de los barrios de la ciudad. Su objetivo no era únicamente mejorar los resultados logrados por la presidenta del partido, Cristina Tavío, sino llegar a ser la fuerza más votada. Y nunca ocultó su aspiración de lograr la cifra mágica que le daría ese pleno poder, los 14 concejales. Al final, el PP sólo logró un acta más que en 2003 y pasó de cinco a seis concejales. Muy pocos, pero suficientes para establecer un pacto de gobernabilidad en el que salió bien parado.

Y es que a nadie se le oculta que Llanos, a pesar de las críticas mostradas hacia el actual alcalde, Miguel Zerolo, tardó relativamente poco tiempo en llegar a un entendimiento con CC, lo que le reportó no sólo la primera tenencia, sino también pasar a controlar todo el área económica del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y departamentos tan sugerentes como el de Fiestas. De hecho, el primer teniente de alcalde ha dotado a los departamentos que se encuentran bajo su responsabilidad de una gran notoriedad pública y su figura se ha equiparado en cierta medida a la del propio Zerolo, al menos en importancia mediática.

El punto negro para los populares en Tenerife se localizó en Puerto de la Cruz. De nuevo, Eva Navarro se presentó como candidata y lo que sacara en las urnas podría determinar finalmente el color político de la ciudad turística durante los próximos cuatro años. Nadie dudaba que la lucha la polarizaban Marcos Brito (CC) y Dolores Padrón (PSOE). La exigua ventaja de la candidata socialista dejó en manos de Navarro la decisión final de darle el bastón de mando al PSOE u obedecer las consignas del partido y firmar con CC. Al final, su mala relación personal con Brito, especialmente por lo acontecido en 2005, cuando la fuerza nacionalista rompió su pacto con el PP y convenció a Luis Gómez para que pasara a engrosar la nómina del grupo de los no adscritos, motivó que Navarro se decantaba por apoyar a Padrón.

Ahora, las perspectivas de cara a 2008 están puestas, como no puede ser de otra manera, en las elecciones generales del próximo mes de marzo. Los populares trabajan desde hace varios meses con el reto de volver a ser la fuerza más votada en Canarias. De hecho, en 2004 tuvieron más apoyo en número de papeletas que los socialistas, pero ambas formaciones lograron los mismos escaños al Congreso: seis. Nada que ver con la situación del año 2000, cuando el PP se hizo con 7 diputados por sólo tres del PSOE. El PP busca convencer al electorado con los números en la mano; es decir, con las carencias de las inversiones procedentes del Estado desde que José Luis Rodríguez Zapatero ejerce el poder en el Gobierno central.

De hecho, a juicio de Soria, la deuda del Estado con Canarias asciende a 400 millones de euros, diferencial que habría que corregir para que la inversión por habitante en las islas sea equivalente a la media nacional. Por supuesto, siempre que se habla de cifras éstas son sensibles de ser rebatidas. Eso sí, al final será el votante quien finalmente tenga el poder de decisión.

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