Valentía y oportunidad para la transformación de Canarias

El día de mi investidura como presidente de Canarias, aquel 16 de julio de 2019, alguien me advirtió: “disfruta de este día, porque será el único”. Y he de reconocer, sinceramente, que nunca pensé que ese irónico comentario se iba a quedar clavado en mi memoria.

Los últimos dos años han sido tan extraña y duramente diferentes, que es ahora, pasado el ecuador de la legislatura, cuando escribo por primera vez en este prestigioso anuario. Una pandemia planetaria absolutamente impredecible y que ha cambiado para siempre nuestras vidas, con una crisis socioeconómica repentina que no tiene parangón desde la II Guerra Mundial, impidió que esta publicación resumiera 2020, ese año. Por tanto, agradezco esta oportunidad y condenso aquí dos años de gestión que han sido –y esto lo reconocen todos los expresidentes–, los más duros para las Islas.

Aunque la complejidad diaria de los problemas imposibilita, todavía en el día de hoy, que tengamos suficiente perspectiva, sí soy consciente de todas y cada una de las calamidades a las que nos hemos enfrentado como pueblo: los peores incendios que se recuerdan en Gran Canaria; un episodio de calima jamás visto, con temperaturas inusuales en febrero; la quiebra del turoperador Thomas Cook; y un virus del que se empezó a hablar en diciembre de 2019, pero que tres meses después paralizó el planeta. Nos obligó a confinarnos, con las nefastas consecuencias que conlleva la falta de movilidad para nuestra economía. 

Con nuestro principal sector productivo –el turismo–, sin actividad alguna, Canarias ha sido el territorio en el que la COVID-19 ha tenido peores efectos económicos y sociales. En medio de este desafío descomunal, las Islas sufrieron desde mediados de 2020 un repunte migratorio que no se daba desde 2006 y que ha evidenciado la necesidad de una política mucho más ambiciosa y solidaria por parte de toda Europa y de nuestro país.

Esa energía y esa fuerza que la ciudadanía demuestra cada día nos permiten afrontar una nueva etapa en la que mirar a un futuro más sostenible e igualitario, caminar hacia la digitalización del turismo, la agilización administrativa, la diversificación con nuevos sectores económicos

­Hemos afrontado cada una de estas dificultades desde la unidad. Ya sea para la adquisición de material sanitario en los primeros momentos de la pandemia; para la toma de medidas de control sanitario; para preservar la economía y el empleo; o para proteger a las personas y familias más vulnerables, aquellos que en crisis anteriores siempre han sufrido las peores consecuencias.  Ese ha sido mi empeño y el de todo el Gobierno que presido durante estos dos años, y lo seguirá siendo durante lo que queda de Legislatura. Seguiremos trabajando en la unidad, tendiendo la mano, dialogando y escuchando. Tomando decisiones, por muy duras que estas puedan ser, pensando en el bien común.

A pesar de que el guion de estos dos años ha sido dramático, mi optimismo realista me obliga a resaltar también algunos hitos de los que sentirnos orgullosos y evidencias que harán que Canarias salga reforzada, transformada desde el punto de vista social, económico y medioambiental.

Esta crisis ha demostrado para siempre la necesidad y fortaleza de lo público y que, en esta coyuntura tan dura, Europa no ha optado por las tesis ultraliberales, como sí hizo de 2008 a 2013, sino por la inversión y el gasto para intentar no dejar a nadie atrás. También, las políticas del Gobierno central han tenido como eje la protección social, el empleo –con los ERTE–, y la economía –con los créditos ICO, las ayudas regionales, estatales o de la UE–. Todas son políticas que confirman un cambio de tendencia y en las que además se han tenido en cuenta las singularidades de los territorios más afectados, como es el caso de Canarias. 

Todos estos aspectos positivos en la reacción ante la crisis se unen a la noticia más esperanzadora que hemos recibido en estos 16 meses: la llegada de la vacuna. Si hay un día feliz que resaltar durante todo este tiempo, ese es el 27 de diciembre de 2020. Ese día en el que, con las primeras siete mujeres vacunadas en las Islas, comenzó la estrategia de vacunación en nuestro Archipiélago.

La principal arma contra la COVID-19 llegó en menos de un año, algo que era impensable. Ese hito refuerza la confianza en la ciencia y la necesidad de impulsar las políticas de apoyo a la investigación y la innovación.  La vacuna es el mecanismo más efectivo, algo que ha entendido a la perfección la ciudadanía canaria acudiendo masivamente a vacunarse cuando le ha tocado. Desde nuestros mayores, al principio, a nuestros jóvenes en este momento, las canarias y los canarios siguen demostrando una enorme capacidad de resistencia, compromiso y responsabilidad.

Esa energía y esa fuerza que la ciudadanía demuestra cada día nos permiten afrontar una nueva etapa en la que mirar a un futuro más sostenible e igualitario, caminar hacia la digitalización del turismo, la agilización administrativa, la diversificación con nuevos sectores económicos que generen más empleo como las energías limpias o el sector audiovisual.

En la adversidad hemos sabido permanecer unidos. Con valentía seremos capaces de convertir esta crisis en una oportunidad para la transformación de Canarias.

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