Gran Canaria trabaja de lleno en la mejora de sus infraestructuras, al tiempo que prepara el futuro energético con la vista puesta en el cambio climático y la sostenibilidad
Un repaso a lo que dio de sí 2021 en Gran Canaria nos obliga a detenernos en algunos momentos especialmente significativos. Miguel Ángel Pérez, vicepresidente del Cabildo, señalaba en enero que “implantar el tren transformará y modernizará la isla”. Un titular, una frase, sobre uno de los asuntos que más ha dado que hablar en la isla en los últimos años y que de momento no deja de ser un anhelo. Otras aspiraciones están un poco más cerca de hacerse realidad como explicaremos en este texto.
Ese inicio de año estuvo marcado sin duda por ‘Filomena’, una tormenta que cubrió de nieve buena parte de la España peninsular y que en las islas nos trajo una imagen impactante: un barco de Fred Olsen embarrancaba en Agaete debido al fuerte oleaje y el viento. Un catamarán que con el paso de los días se fue escorando más y más, amenazado con verter su combustible al medio marino. Felizmente, el buque pudo ser liberado y retirado del lugar.
Gran Canaria siguió liderando la implantación de plantas de energía eólica marina en España y continuó dando pasos para contar con un parque nacional, otro de los anhelos más perseguidos en la isla. En el ámbito académico, Lluís Serra era elegido rector de la Universidad tras vencer en las elecciones a Rafael Robaina.
Sin menoscabo de la importancia que el lector pueda dar a estos asuntos u otros que aquí inicialmente no nombramos, caso por ejemplo de la polémica sobre la conservación o no de cementera de Arguineguín, lo cierto es que si hubo un tema que siguió concitando interés fue sin duda el proyecto de Chira-Soria. A diferencia de lo que en el futuro pueda ocurrir con la implantación del tren o la consecución de un parque nacional, este otro proyecto sí que ha empezado a tomar forma.
Chira-Soria llega con una promesa bajo el brazo, la de ofrecer en el futuro una importante aportación de energía renovable a Gran Canaria. En julio, el Gobierno de Canarias informaba sobre la declaración favorable de impacto ambiental de la central hidroeléctrica, reiterando entonces el Cabildo la promesa de que con esta obra se garantizaría al menos un tercio del consumo eléctrico de la isla.
En noviembre, el Gobierno de Canarias aprobaba el decreto para la construcción de la central hidroeléctrica de bombeo. Un mes más tarde se daba otro paso más: Transición Ecológica concedía la autorización administrativa. Y en febrero siguiente, ya en 2022, daban comienzo las obras.
Pero, ¿qué es el Salto de Chira? Es una central hidroeléctrica reversible o bombeo, que se fundamenta en aprovechar el desnivel existente entre el embalse superior (Chira) y el inferior (Soria), con el objetivo de almacenar energía renovable en forma de agua. Un sistema con la misma filosofía de la central hidroeólica Gorona del Viento, diseñada para abastecer a la isla del Meridiano de energía eléctrica a partir de fuentes limpias y renovables como el agua y el viento.
Gran Canaria, uno de los lugares del mundo con mayor densidad de grandes presas (70 en 1.560 km2), cuenta con una base importante para esta Gorona del Viento pero a lo grande, cuya tramitación administrativa se había iniciado en octubre de 2016.
Chira-Soria se sitúa pues como una respuesta al cambio climático, ofreciendo como carta de presentación un menor impacto medioambiental, colocándose al servicio de la “revolución renovable”, asunto decisivo por tanto para fortalecer la lucha contra el cambio climático y la sostenibilidad de la isla.
La central de Salto de Chira, declarada de interés general por el Gobierno de Canarias, incluye una estación desalinizadora de agua de mar y las obras marinas asociadas, así como las instalaciones necesarias para su conexión a la red de transporte. Se garantizará el caudal necesario en los embalses a través de dicha planta desaladora de agua que se instalará en Arguineguín.
Con una inversión superior a los 400 millones de euros y unas obras que se prolongarán 70 meses desde su inicio en febrero de 2022, la instalación generará unos ahorros estimados al sistema eléctrico de 122 millones de euros al año al fomentar la independencia energética de la isla y reducir la importación de combustibles fósiles. Además, generará más de 4.300 empleos, de ellos más de 3.500 en Gran Canaria
Carretera de La Aldea
Acercar La Aldea al resto de Gran Canaria, acabando, o al menos minimizando, su histórico aislamiento, resultó otro de los grandes asuntos del día a día. En diciembre, la Consejería de Obras Públicas, Transportes y Vivienda del Gobierno de Canarias anunciaba que se había completado el calado de los dos túneles que atraviesan el macizo de Faneque, los más largos, con más de 2.100 metros por cada tubo, de los ocho proyectados en las obras de la segunda fase de la carretera de La Aldea. Con esta maniobra, la trascendental obra para las comunicaciones del noroeste de la isla ya tenía calados tres de los ocho túneles previstos.
La UTE formada por las empresas Ferrovial-Agromán-Acciona Construcción-Lopesan y Bitumex mantiene en esta obra un despliegue de operarios y maquinaria que trabaja las 24 horas del día en diferentes turnos.
Las obras de la segunda fase de la carretera de La Aldea se adjudicaron con un presupuesto de 152.361.708 euros y un plazo de ejecución de 65 meses. El nuevo tramo que sustituirá a la actual GC-200 tiene un trazado de 8,5 kilómetros, una nueva vía rápida con velocidad específica de 80 kilómetros por hora y que será una sucesión de túneles y viaductos hasta llegar a conectar con la primera fase de la carretera, el tramo El Risco-La Aldea, ya terminado y en uso desde 2017. Debido a la accidentada orografía de esta zona de la isla de Gran Canaria, la obra es de una gran complejidad ya que implica la construcción de ocho túneles, dos viaductos y tres enlaces. La necesidad de estos túneles hace que el 70% del recorrido de este nuevo tramo de la carretera de La Aldea sea subterráneo, minimizando por tanto el impacto medioambiental en el entorno que atraviesa.
Fondos Next Generation
Una noticia que pasó un tanto desapercibida y que se conoció a finales de año temía como protagonista al municipio de Mogán. El Gobierno de España concedía 7.410.000 euros al Ayuntamiento de la localidad sureño procedentes de los fondos de recuperación Next Generation EU dedicados al programa de Planes de Sostenibilidad Turística en Destinos. Con esta financiación el consistorio ejecutaría un macroproyecto de 15 actuaciones, entre las que se encontraban la creación de una senda verde que uniría la playa con el casco de Mogán, la dotación de un centro de interpretación del clima y naturaleza, la regeneración de fondos marinos y barrancos, la implantación de un sistema de información turística por códigos QR o la sustitución de 1.147 lámparas convencionales por leds.
En Canarias, solo ocho organismos públicos resultaron beneficiados, y en Gran Canaria concretamente lo fueron Valsequillo y Mogán. Un éxito no menor que como decimos pasó desapercibido para la opinión pública.
El municipio sureño, además, se vio beneficiado por partida doble, ya que no solo percibiría los 7,41 millones de euros mencionados sino también la cantidad proporcional que le corresponda como miembro de la Asociación de Municipios Turísticos de Canarias (AMTC), igualmente favorecida con ocho millones en esta convocatoria del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
Desde que se empezó a oír a hablar de los fondos Next Generation se fue extendiendo tanto por la opinión pública como por la unión publicada que difícilmente ese dinero sería percibido por la gente. Pues aquí tenemos un par de ejemplo de esas inversiones que ha venido por transformar y modernizar Canarias. Inversiones, eso sí, que van a necesitar tiempo para materializarse y que ello sea así pasa en buena medida por la agilidad en la gestión de las diferentes administraciones implicadas. El papel del Gobierno de Canarias va a ser clave en ese sentido.