El año que la capital se quedó en ‘un quiero y no puedo’

Los grandes proyectos estratégicos de Las Palmas de Gran Canaria como la reposición de vivienda pública o las obras para la implantación de la MetroGuagua no tuvieron demasiados avances durante el año 2021

No fue el año 2021 uno de esos que pasará a la historia porque se hayan dado excesivos pasos adelante en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Acorde con la realidad mundial, la capital vio cómo todos aquellos proyectos encaminados a la mejora en diferentes materias iban a permanecer en receso, debido en gran medida a la continuidad de las medidas preventivas por el covid-19 que afectó directamente en el cumplimiento de la agenda institucional prevista para este periodo.

No obstante, justificaciones aparte, la paralización en la gestión se tradujo en una sensación de abandono y estancamiento en el día a día de la ciudad -especialmente significativo en la percepción de limpieza y mantenimiento en una urbe que parece desgastada-.

Así las cosas, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria se mantuvo como se suele decir en ‘un quiero y no puedo’. Las expectativas generadas durante los dos primeros años de mandato (2019 y 2020) en los que el alcalde Augusto Hidalgo anunció una ingente inversión de fondos -unos 246 millones de euros- destinados tanto a la reposición de vivienda pública como a las 33 promociones en el sector privado no se cumplieron. La corporación tenía en su hoja de ruta la previsión que gran parte de estos proyectos estuviesen finalizados en 2021. Así, las rehabilitaciones que debían llevarse a cabo en zonas como Las Rehoyas, Tamaraceite, Tres Palmas, La Vega de San José o La Isleta no lograron los avances planificados, o lo que es lo mismo, permanecieron en ‘punto muerto’.

El consistorio capitalino tampoco fue ajeno a uno de los problemas endémicos de las administraciones, la falta de ejecución de los presupuestos. En concreto, la inversión municipal no pasó del 42% de lo previsto durante el pasado año, por lo que de los 111 millones de euros asignados a este concepto en el presupuesto, sólo se utilizaron 46,4 millones, lo que supuso siete millones menos que en el ejercicio 2020, en el que el nivel de inversión alcanzó un total de 53,85 millones de euros.

Luces y sombras

Otra de las grandes líneas estratégicas que se había fijado el consistorio local, la relacionada con la movilidad sostenible y el desarrollo urbano, dejó luces y sombras entre los vecinos de la capital que han sufrido de manera directa los continuos retrasos sobre todo en las obras de remodelación por la Metroguagua, que han ido avanzando a trompicones.

El proyecto, que tiene como objetivo ser «el gran vertebrador de una ciudad que no deja de avanzar» como ha dicho Augusto Hidalgo en numerosas ocasiones, no termina de ver la luz al final del túnel -nunca mejor dicho-. Si ya la creación del carril bici abrió el debate sobre la «insostenibilidad» de este tipo de movilidad entre los capitalinos, los cambios en el trazado vial de la ciudad derivados del recorrido de la Metroguagua no han pasado desapercibidos.

Dentro de las luces, hay que destacar el inicio de las obras de la terminal de la Metroguagua que está ubicada en el barrio de Hoya de la Plata, en el Cono Sur de la ciudad, o el cambio de imagen de la Plaza de España, que supuso ganar 5.000 metros cuadrados para la ciudadanía y que conllevó una inversión de 228.000 euros. La actuación abordó la plantación de un millar de flores y una veintena de árboles y palmeras que se sumaron a las ya existentes. También se realizaron trabajos de restauración del monumento de Montull. La obra fue el remate final dentro del proceso de peatonalización de la Avenida Mesa y López, que convertía esta zona, como apuntó el alcalde capitalino, «en un lugar de encuentro y de visita para los que llegan a la ciudad».

Pero los cambios también generaron sombras. Una de ellas fue la afección dentro del sector comercial de algunas de las calles por las que pasará la Metroguagua, como Luis Doreste Silva donde los empresarios denunciaron pérdidas de entre un 15 y un 20% en las ventas, provocadas fundamentalmente por la eliminación de aproximadamente 150 plazas de aparcamiento y ante lo que no recibieron ningún tipo de alternativa. Esta circunstancia que es uno de los principales inconvenientes que conlleva la adaptación del viario, se repitió ha venido repitiendo en otras zonas de la capital, donde el comercio local se perfila como el más damnificado.

Justo es decir que el de la Metroguagua es uno de esos proyectos ambiciosos -tal y como sucedió con otros que duraron décadas como el de la Avenida Marítima o el de la Circunvalación-, y que mejorará en gran medida el concepto de movilidad urbano siendo a la postre beneficioso para todos los sectores implicados (vecinos, comercio, transporte, etcétera). Sin embargo, el peaje que se ha pagado y que pagará la ciudadanía podría costar muy caro al grupo de gobierno de la corporación local en los próximos comicios en 2023.

La creación de nuevas zonas verdes en el camino de la transición ecológica fue otro de los puntos cardinales fijados por el Ayuntamiento capitalino para intentar ampliar la mancha verde de la ciudad. Estas iniciativas se vieron lastradas por el hecho de que el porcentaje de ejecución de las grandes obras ha sido bajo, ya que con frecuencia las intervenciones para generar áreas ajardinadas son complementarias a las mismas.

Una de esas deudas históricas de la ciudad, como es unir la zona del Puerto de La Luz con la playa de Las Canteras a la altura del istmo, fue resuelta con la inauguración de la pasarela Onda Atlántica. La infraestructura fue diseñada con la intención de convertirse en un nuevo icono de la capital y se trata de un paseo elevado que conecta concretamente el muelle de Sanapú con el Mercado del Puerto y La Isleta, sobrevolando la Avenida Marítima (GC-1).

Con 283 metros de longitud, la Onda Atlántica facilita el tránsito entre ambos lados del istmo en pocos minutos mediante un paseo totalmente accesible, adaptado a peatones y ciclistas. La actuación, que contó con una inversión total de 3,9 millones de euros, permitió transformar el entorno de la pasarela creando nuevos espacios verdes para el disfrute de la ciudadanía.

El Puerto, el motor económico

En lo que al apartado económico se refiere, hay que poner la mirada sobre la actividad del Puerto de Las Palmas, principal motor comercial no sólo de la capital sino también del Archipiélago. En 2021, La Luz afrontó diferentes retos tras haber sorteado un 2020 en el que contrapronóstico mejoró sus cifras tanto de tráfico operacional como en el número de contenedores recibidos.

Uno de los proyectos que logró salir adelante fue la licitación por parte de la Autoridad Portuaria de Las Palmas para la creación de la nueva terminal de cruceros del muelle Santa Catalina. Una obra que está previsto que finalice en el año 2024 y que vendrá a facilitar el acceso de los turistas a la capital con pasarelas que conectarán directamente las embarcaciones con el muelle. La gestión correrá a cuenta de la compañía Global Ports, líder mundial en el sector.

El gran hito del año fue el acuerdo alcanzado entre el puerto y la naviera MSC que garantizaba su presencia hasta 2051. Para ello, se aprobó la solicitud de ampliación de la superficie y prórroga concesional de Operaciones Portuarias Canarias (Opcsa), propiedad de la propia compañía italo-suiza. Con este contrato, la naviera se comprometió a mover un mínimo de 415.000 contenedores anuales y a invertir 55 millones de euros en la renovación y mejora de sus instalaciones en la plataforma portuaria. El objetivo es que en 2051, MSC genere un tráfico de 600.000 contenedores anuales. En términos monetarios, por medio de este acuerdo, la multinacional pagará a la Autoridad Portuaria 4,1 millones de euros por cada ejercicio en concepto de tasas de ocupación.

Este acuerdo terminó de situar al puerto grancanario entre los más importantes de España, ratificándose además como una pieza clave en el tráfico mercantil-marítimo en el Atlántico Medio debido tanto a su posición estratégica entre África, Europa y América, como por su dotación de infraestructuras y medios técnicos y la vocación de servicio del ecosistema empresarial y las condiciones de seguridad.

Uno de los factores clave para que el acuerdo entre la Autoridad Portuaria y Opcsa se cerrarse definitivamente fue la consecución de la prolongación del muelle Reina Sofía. Allá por el mes de abril de 2021 se colocó el séptimo y último cajón del dique, lo que supuso un avance que aseguró la continuidad de los trabajos sin sufrir las inclemencias meteorológicas. La principal ventaja es que los 409 metros de extensión -creció hasta los 1,808 metros de longitud- incrementó el abrigo al muelle Cristóbal Colón y mejoró la operatividad de las terminales. También permitió ganar línea de traque para buques de gran calada y reparaciones en los mismos e hizo viable la ejecución del proyecto de ampliación y reordenación del Muelle Deportivo, que se encuentra actualmente en proceso de licitación.

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