Santa Cruz de Tenerife es un motor económico para la Isla de Tenerife. Lo ha demostrado en tiempos pasados y, durante el periodo de reconstrucción posterior a la crisis sanitaria hemos vuelto a constatarlo. Pero este liderazgo debe ser cimentado en un consenso en el que participen los agentes socioeconómicos de la capital. Esa es la filosofía de la Mesa por la Recuperación y la Estabilidad, cuyas conclusiones coincidieron con el inicio del año 2021.
El pasado ejercicio fue, de manera inequívoca, el de la reconstrucción de una realidad social, de empleo y económica que quedó terriblemente dañada, fruto de una pandemia mundial y la consiguiente crisis económica, derivada de una paralización de la actividad que se alargó durante muchos meses.
Esta Mesa apuntó alguna de las ‘recetas’ para que, de manera colectiva, pudiésemos desde el Consistorio desarrollar un proceso de reconstrucción que hoy, terminando 2022, nos ha llevado a cifras de paro anteriores a la pandemia.
Este trabajo conjunto, con organizaciones del denominado tercer sector, que trabajan directamente con las personas, con organizaciones empresariales, que pueden generar empleo y riqueza, así como agentes sociales y técnicos sigue siendo la base de ese proceso de reconstrucción, que no ha terminado todavía, y que por su carácter colectivo tiene más valor que nunca, en un periodo en el que la incertidumbre ha vuelto a nuestro entorno.
Un trabajo que, además de completar con una aportación masiva a la financiación de ayudas directas a las familias, se complementa con una hoja de ruta respecto a la disminución de tasas municipales que nos ha llevado a ser uno de los tres municipios de España donde es mejor invertir, es decir, una de las tres ciudades en las que las oportunidades de empleo y riqueza son mayores, y con una serie de proyectos, como el de Bonos Consumo, en el que la capital fue pionera en su intento de generar actividad económica y, por consiguiente, empleo.
Pero 2021 arrancó también con un drama latente siempre en nuestro territorio, muy cercano y que causó gran impacto en nuestra sociedad. La gestión por parte del Estado de la crisis migratoria llevó a cientos de personas a malvivir en espacios improvisados, hacinados durante meses, mientras unos pocos clamábamos por una solución inmediata al drama humanitario, solución que pasaba, y lo sigue haciendo, por permitir el paso a territorio continental de dichas personas, cumpliendo así su objetivo. Santa Cruz no fue, no lo está siendo todavía, ajena al drama. La solidaridad de su ciudadanía, como la de toda Canarias, fue ejemplar, y albergó y sigue haciéndolo centros de inmigrantes, ante el desbordamiento de los improvisados espacios programados.
2021, con una crisis sanitaria sin terminar de superar, fue el año de la recuperación de actividades, de manera controlada. Volvimos a celebrar unos carnavales, eso sí, virtuales (con un seguimiento de más 2,3 millones de espectadores), en los que se hizo un especial esfuerzo por poner en valor a sectores empresariales especialmente afectados por la pandemia, como los de las orquestas, cultura, audiovisual, etcétera, con una continuación, unos meses después, en la recuperación de unas fiestas de Mayo, en espacios acotados y aforos reducidos, tal y como pasó con un plenilunio muy diferente al que vivimos tan solo hace unas semanas antes de escribir estas líneas, ya en 2022. Santa Cruz, dentro de las restricciones vigentes, siempre apostó en ese tiempo por ir un paso más allá y mantener la ilusión y una llama viva respecto a la dinamización de sus calles y celebración de las actividades más populares, pues es ya una seña de identidad de la capital de la Isla.
Pero 2021 fue también el año del inicio de la implantación de un sistema pionero de recogida de residuos orgánicos, que dio comienzo con grandes generadores de residuos, primero, y después salió a la calle en el distrito salud la Salle, en una apuesta por la promoción de reciclaje en nuestra ciudad.
El distrito Suroeste y los colectivos ciudadanos de la zona fueron protagonistas de la firma de Suroeste Avanza, un documento de compromisos con esta zona de la capital, compromisos diseñados de manera colectiva y que tienen como objetivo completar una serie de equipamientos necesarios para el Suroeste en los próximos años.
2021 fue un año feliz para los nuevos residentes en las viviendas de La Candelaria, pues empezaron a recibir sus llaves, y para los vecinos del barrio de La Salud, con el impulso definitivo al parque de Las Indias. En Ofra estrenaron el nuevo complejo deportivo en Las Delicias y el centro cívico de Nuevo Obrero, mientras que en Barranco Grande se ponía en funcionamiento el primer centro comunitario del municipio.
2021 terminó con la aprobación de los primeros proyectos de uno de los retos para los próximos años, la gestión de los fondos Next Generation, y el impulso a un proyecto hoy en ejecución, de casi 12 millones de euros en asfaltados de decenas de calles en todos los distritos de la capital.
Un año que, en definitiva, supuso el sentar las bases de los grandes proyectos de recuperación socio económica de la capital.