Venezuela: política de intereses

En 2023 hay elecciones presidenciales en las que se presenta Maduro con una oposición dividida, amparado por gobiernos afines en la región y con más petroleo en los mercados

“Yo pertenecía a un pueblo de grandes comedores de serpientes, sensuales, vehementes, silenciosos y aptos para enloquecer de amor. Pero mi raza era de distinto linaje.”

Es el comienzo de “Cuadernos del Destierro”, del flamante Premio Cervantes 2022 que resumía así en 1960 parte de su melancólica etapa de exilio en Trinidad por su militancia comunista en los tiempos inmediatamente anteriores del “Porteñazo” y “Carupanazo” en los que, militares altamente ideologizados por la izquierda insurreccional, intentaron derribar al Gobierno socialdemócrata de Rómulo Bethencourt.

Rafael Cadenas ya no cree en la Revolución Bolivariana. Para el novelista trujillano Juan Carlos Chirinos “Cadenas es una figura moral de gran calado ante los criminales que han destruido a Venezuela”.

Venezuela sigue siendo un país de dificultades, con el poder enquistado en un solo partido que domina toda la acción ejecutiva, judicial y legislativa. Y Rafael Cadenas que, como gran parte de la intelectualidad venezolana vio con cierto entusiasmo la llegada de Chávez al poder en 1999, desertó del bolivarianismo al que considera un fracaso social en toda regla. Ya en 2014 Cadenas dijo que “el gran escollo del marxismo sigue siendo la libertad. Es inconcebible un régimen democrático de cuño marxista. Pues ese ideario es lo más parecido a una monarquía absoluta. Y Venezuela se encamina en esa dirección. El régimen actual ha creado un ídolo con fines de permanecer en el poder y dominar totalmente al país…”

Tenía argumentos de peso el escritor venezolano al describir el nepotismo bolivariano. El ejemplo más elocuente es el del Estado Barinas.

En noviembre de 2021 se celebraron elecciones regionales en el país, en las 23 entidades federales y en los 335 municipios de Venezuela. Sólo los desunidos partidos de la oposición lograron la victoria en Cojedes (Alberto Galíndez), Nueva Esparta (Morel Rodríguez), Zulia (Manuel Rosales) y… sorprendentemente cuando el ingeniero Fredy Superlano, candidato opositor, también iba ganando las elecciones en Barinas con más del uno por ciento al candidato del oficialismo Argenis Chávez, el Tribunal Supremo de Justicia detiene el escrutinio, invalida el proceso electoral e inhabilita al candidato opositor. El Consejo Nacional Electoral convoca un nuevo proceso electoral para el 9 de enero de 2022.

En el Estado Barinas, en el que en uno de sus pueblos, Sabaneta, había nacido Hugo Chávez, llevaban gobernando familiares del “Comandante Eterno” desde que éste se hizo con el poder en 1999. Un símbolo patrio. El propio padre del Presidente, Hugo de Los Reyes Chávez, que ocupó la gobernación desde 1999 a 2008 fue sustituido en el cargo por Adán Chávez, hijo del anterior gobernador y hermano mayor del presidente bolivariano. Argenis Chávez, otro hermano de Hugo Chávez gobernó desde 2017 a 2021. Se presentaba a la reelección que fue suspendida por el Tribunal Supremo cuando en el escrutinio iba perdiendo frente a Superlano.

El PSUV, el partido de gobierno, se rearma en estrategia y mensajes y designa como candidato a la Gobernación de Barinas en las elecciones de enero al exministro de Exteriores, yerno de Hugo Chávez, Jorge Arreaza. Sin embargo, el candidato de la oposición Sergio Garrido triunfa con un contundente 53% de los votos.

La pérdida de Barinas y del Estado Zulia, el más poblado de Venezuela, que pasó a manos de un candidato presidencial exiliado, Alberto Rosales, encendió las alarmas en el oficialismo del Palacio de Miraflores, sede presidencial. Y es que los tímidos avances en la diversificación económica, con la menor presión gubernamental en la economía productiva, la reducción del gasto público y del déficit fiscal y el aumento de los precios del petróleo hacían presagiar un año 2022 de bajas tensiones en el que, incluso, se podrían dar algunas iniciativas para retomar el diálogo con la oposición fragmentada y enfrentada desde que Guaidó fue declarado como presidente interino por la Asamblea, elegida en 2015, y por muchos países occidentales encabezados por Estados Unidos.

La economía, los datos macroeconómicos, empero, mejorarían resultados. Y es que comparando con los años anteriores a la pandemia (entre 2013 y 2021 la economía venezolana se contrajo en un 75% ), se esperaba que para el 2022 hubiera un crecimiento de entre 6% y 8%. Muchos años de hiperinflación, caída del PIB, apagones en las viviendas, escasez de gasolina desde 2019 motivaron al gobierno a las reformas económicas y a la dolarización.

Y es que el Gobierno bolivariano eligió la moneda de su enemigo, Estados Unidos. para estabilizar las finanzas del país. Aunque el Gobierno todavía mantiene al bolívar, ésta es ya una moneda ficticia: el país funciona, de facto, con una economía dolarizada. El Banco Central de Venezuela inyectó en 2021 más de 1.500 millones de dólares para luchar contra la inflación y la mayoría de los salarios del sector privado ya se abonan en esta moneda.

El uso del dólar para la compra de los productos de consumo y para realizar las transacciones comerciales creó algo de confianza en productores e importadores que ayudó a comienzos de 2022 a frenar el alza de los precios. La dolarización sacó al país de la hiperinflación pero los precios siguen aumentando a tasas muy elevadas. El Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello proyecta que este año cerrará en 125%.

Con un bolívar sobrevalorado y precios altísimos en dólares, los supermercados están llenos pero la capacidad adquisitiva de los venezolanos sigue siendo muy baja para adquirirlos. Y la solución que muchos tienen no es sino una sola: la emigración.

Según ACNUR , “las personas continúan saliendo de Venezuela para huir de la violencia, la inseguridad, las amenazas, y la falta de alimentos, medicinas y servicios esenciales”. Con más de 7 millones cien mil personas refugiadas y migradas, “ésta se ha convertido en la segunda crisis de desplazamiento externo de mayor magnitud en el mundo. Mujeres, niñas, niños y hombres salen de Venezuela en dirección a países vecinos y de otras regiones debido a las circunstancias políticas, socioeconómicas y de derechos humanos en su país. Muchas de estas personas llegan asustadas, cansadas y en extrema necesidad de asistencia.”

Cada año, miles de migrantes procedentes de África, el sur de Asia, Medio Oriente, América del Sur y el Caribe cruzan el Tapón del Darién, una majestuosa y mortífera frontera, selva tropical, que conecta Colombia y Panamá. En 2022 la procedencia mayoritaria para cruzar Darién era de venezolanos.

“El Tapón del Darién” es el topónimo apropiado para nombrar la naturaleza de esta jungla densa y hostil, en el sur de Panamá, frontera con Colombia. Hace muchos años que se vienen proyectando soluciones técnicas para desarrollar infraestructuras viarias para atravesarlo ya que es de los pocos lugares del continente sin trayecto de la carretera panamericana. Sigue siendo una frontera salvaje, un territorio controlado por el crimen organizado y por los grupos guerrilleros de Colombia.

El paisaje selvático generapara cruzarlo a pie, una gran variedad de riesgos adicionales como mordidas de serpientes, enfermedades tropicales, precipitaciones de lluvia extremas y terreno con lodazales, precipicios invisibles, moscas y calor extremo.

Los venezolanos que salen de Venezuela lo suelen hacer a través de Cúcuta, en Los Andes, o por La Guajira que comparte territorio con Colombia al oeste del Lago de Maracaibo. El primer destino es el pueblo de Necolí, en la subregión de Urabá, en el Departamento de Antioquia. Desde allí se tienen que desplazar en barco o canoa, atravesando el Golfo de Urabá, hasta las poblaciones de Capurganá o Sapzurro a las que sólo se puede llegar por vía marítima o aérea. Desde allí se adentran en Darién, a pie hasta el punto de control panameño situado en el corazón de la selva, llamado Canaán Membrillo. Un recorrido de siete días por un territorio difícil, habitado por los pueblos indígenas emberá, wounan y kuna de 5.000 kilómetros cuadrados en los que a lo largo del camino se encuentran recuerdos mortales de los que antecedieron el itinerario: cráneos, clavículas y fémures de los cadáveres de migrantes sin enterrar. La mayoría son adultos, pero también hay niños que migran en compañía de “chilingueros”, como se conoce a los traficantes de personas en el lugar.

Quienes logran pasar la selva del Darién continúan su viaje por Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México antes de llegar a Estados Unidos. Todos estos países exigen visa a los venezolanos por lo que los migrantes se ven obligados a trasladarse por vías irregulares y a contratar la guía de los denominados “coyotes”.

Pero llegaban las elecciones regionales en Estados Unidos y el presidente Biden frena en seco la entrada de migrantes por la frontera sur, procedentes la mayoría del Darién. Así, el Gobierno USA anunció el 12 de octubre de 2022 la entrada en vigor de un nuevo proceso de control migratorio destinado a reducir la presión de la migración irregular de venezolanos en la frontera sur de los Estados Unidos. El muro de Trump, construido también por Obama y Clinton, volvía a ser funcional. En un acuerdo de Biden con el presidente Andrés Manuel López Obrador, todos los inmigrantes venezolanos que entren ilegalmente a USA serán devueltos a México. Cerca de 125.000 migrantes se encuentran bloqueados en la frontera. Más de medio millón ya han entrado en territorio estadounidense.

Maduro habla poco de migraciones. En sus interminables cadenas nacionales habla del rumbo nuevo de América Latina con gobiernos bolivarianos, amparados por el Grupo de Puebla: Argentina, Chile, Perú, Brasil, Colombia, Bolivia, Nicaragua, Cuba, México y Honduras ya tienen gobiernos que, por lo menos, atienden o entienden posiciones de Venezuela desde el punto de vista estratégico. Y Europa y Estados Unidos… también, un poco: en Europa hay guerra.

Estalló la Guerra en Ucrania y escasea el gas natural y derivados del petróleo. Venezuela tiene mucho crudo, es la mayor reserva petrolera del mundo. Europa y Biden apartan un poco la defensa de los DDHH y ya hablan con Venezuela, con Maduro. Ya habla el presidente bolivariano en sus “Aló Presidente” de nuevas relaciones diplomáticas y comerciales con el mundo. . Venezuela, Maduro, se deja querer. Ahora sólo produce menos de 700.000 barriles diarios de petróleo. Con un poco de tecnología y acuerdos con el perverso capitalismo mundial se podría llegar a los tres millones y medio. Un logro revolucionario.

El año próximo hay elecciones presidenciales en las que se presenta Maduro con una oposición dividida, amparado por gobiernos afines en la región y con más petróleo en los mercados. Cerca de siete millones de venezolanos no votarán porque han salido de Venezuela.

Rafael Cadenas, premio Cervantes 2022, seguirá adversando al régimen al que un día creyó. Casi nadie en Venezuela se enteró de que el poeta guaro ganó este destacado galardón. Los medios tienen miedo a darle voz. Ya él lo sabe: “El temor parece haberse enseñoreado de la población venezolana”, dijo hace poco.

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