El Lenovo Tenerife firma un sobresaliente 2021, con presencia entre los cuatro mejores de la Liga Endesa, la Copa del Rey y la Supercopa
Ya venía siendo habitual que el CB Canarias se codeara con la élite de cada una de las competiciones en las que tomaba parte. Irrupción en una clase noble ya de por sí con mucho pedigrí y donde los aurinegros se habían convertido en uno más. Tanto en la Liga Endesa como en la Copa del Rey y en la Basketball Champions League. En 2021 el cuadro lagunero no solo cumplió con su particular tradición, sino que también logró aumentar su caché competitivo.
Un excelso bagaje de 14 victorias y solo una derrota confirmaron, en el tramo final de 2020, que el CB Canarias se había amoldado a la perfección a la nueva realidad cestista. Aquella generada a consecuencia del covid y en un principio mal digerida por los aurinegros con una desafortunada Fase Final en Valencia.
Pero esas sublimes prestaciones de los canaristas sufrieron un pequeño borrón en el arranque de 2021. Una derrota contra el Real Madrid para despertar a los isleños del sueño del liderato y, sobre todo, un inesperado tropiezo en la cancha del colista Gipuzkoa. Sendos golpes de realidad y a la vez un amago de bache en medio de una trayectoria casi inmaculada. Momento delicado que, sin embargo, los de Txus Vidorreta tradujeron, tirando de orgullo propio, en un nuevo periodo casi mágico.
En Liga Endesa el CB Canarias no solo no acusó el golpe, sino que firmó una serie de nueve triunfos en las diez siguientes jornadas. Más que suficiente para confirmar su condición de cabeza de serie en la Copa del Rey de Madrid, y además argumento de sobra para concluir la fase regular en parámetros casi idénticos a aquellos en los que se movió casi desde el inicio del curso: solo el Real Madrid y el Barça fueron capaces de superarlo. Un tercer puesto histórico y un balance de victorias (27-9) al alcance de muy pocos clubes terrenales.
A la misma vez que el conjunto lagunero no bajó el pistón en el torneo liguero también fue capaz de cumplir con otro hito competitivo que ya va camino de convertirse en tradición. No se conforman los isleños con jugar la Copa del Rey -la de 2021 fue la quinta ocasión consecutiva que lo consiguieron-, ni hacerlo en la mayoría de ocasiones desde el bombo de los cuatro mejores. El cuadro aurinegro quiere más y en la cita celebrada en la capital de España sumó, por tercera ocasión en las cuatro últimas campañas, una nueva presencia en semifinales después de derrotar al Burgos. Solo el Real Madrid -que se había convertido en la bestia negra de los de Txus Vidorreta- apartó a los tinerfeños de un sueño aún mayor.
El éxito deportivo dentro de la cancha lo extendió el CB Canarias igualmente a los despachos. Las consecuencias de la pandemia dejaron, dentro del plano económico, en una situación crítica a buena parte de los clubes profesionales. Y la entidad del Santiago Martín no fue la excepción. Un club acostumbrado, un año sí y otro también, a presentar números en positivo tuvo que cerrar el ejercicio 20/21 con unas pérdidas cercanas al millón de euros. Un déficit que no lo fue tanto por el colchón monetario acumulado de campañas anteriores, pero sobre todo debido a la tranquilidad a medio plazo que generó la llegada de un nuevo patrocinador.
Tras una década de la mano de Iberostar el CB Canarias cambiaba su nombre de cabecera gracias a la llegada de Lenovo, poderosa multinacional tecnológica de origen chino. Todo un lujo en tiempos de penuria. Una garantía para poder mantener el paso firme competitivo de las temporadas más recientes.
La mácula de 2021 la dejó la Basketball Champions League (BCL). El torneo continental de la FIBA en el que el Canarias siempre sale como candidato a todo desde que lograra, en 2017, el primer título en la historia de dicha competición. La cita en la que los aurinegros tenían ciertas ansias de revancha tras su eliminación prematura en la anterior Final Eight de Atenas.
Sin embargo, a principios de mayo, en la ciudad rusa de Nyzhny Novgorod y en unas condiciones en ciertos aspectos nada acordes al profesionalismo -Gio Shermadini tuvo que dormir la primera noche en el aeropuerto al denegarle el gobierno ruso su entrada al país por ser georgiano-, el Canarias tampoco pudo pasar de cuartos de final. Su verdugo esta vez el SIG Strasbourg. Los galos vencieron 86-88 en la prórroga y dejaron a los aurinegros con las ganas de volver a ser campeones de la BCL.
Golpe deportivo en una campaña que iba camino de ser redonda, y también varapalo anímico con el riesgo de marcar lo que restaba de curso. Pero como en los albores de 2021, el Lenovo Tenerife se sobrepuso a los contratiempos para liquidar con solvencia su eliminatoria de cuartos contra el San Pablo Burgos (2-0) y meterse, por primera vez en su historia, en unas semifinales de la ACB. Esperaba el Barça.
El cuadro culé fue muy superior en los dos partidos del Palau, pero al menos en el Santiago Martín el Lenovo se pudo dar un merecido homenaje (80-68). Un festín en uno de los últimos encuentros oficiales de la leyenda Pau Gasol y en la enésima exhibición de la pareja Huertas-Shermadini, que en aquel duelo se combinaron para sumar 68 de valoración.
Un momento para enmarcar, y en un lugar preferente, dentro de la historia canarista. Un partido del que pudieron disfrutar apenas 1.000 privilegiados a causa de las restricciones de aforo que todavía imperaban entonces por el covid. Un ejemplo más -el no contar con el respaldo de la grada durante todo el curso- que otorga, si cabe, más valor a la hazaña aurinegra.
Esa gran Liga Endesa 20/21 de los laguneros les permitió jugar de nuevo, y en esta ocasión por méritos deportivos propios, una Supercopa que volvió a tener como sede el Santiago Martín de Los Majuelos. Fue, para el Lenovo Tenerife, su tercera semifinal en competiciones nacionales en apenas siete meses. Una vez más el Real Madrid abortó la posibilidad de una hazaña de dimensiones todavía más reseñables.
Esa cita de mediados de septiembre dio el pistoletazo de salida a un Lenovo Tenerife 21/22 de corte continuista, pero que sufrió meses un tanto convulsos en el tramo final de 2021: la derrota contundente (92-73) en la cancha del recién ascendido Breogán para iniciar el curso liguero; la lesión lumbar que tuvo a Shermadini KO casi ocho semanas; dos tropiezos de forma clara contra el MHP Riesen alemán en la BCL; o una brillante victoria en el derbi regional contra el Granca.
Un epílogo de año rematado con un brote de covid que afectó a la plantilla del club tinerfeño. Un contratiempo que los isleños habían logrado esquivar durante más de un año, pero del que fueron presa a finales de diciembre de ese 2021. Con un balance de 8-6 en ACB, y obligado a jugar una eliminatoria de clasificación en la BCL, se avecinaban tiempos complicados para el conjunto de Txus Vidorreta. Sobresaltos que, como en la mayoría de episodios anteriores, fueron solventados con nota por los aurinegros. Algunos, incluso, con matrícula de honor.
El Clarinos, condicionado por la irregularidad
En 2021 Tenerife siguió contando con presencia en la élite nacional del basket femenino, si bien la principal característica de ese Clarinos fue su manifiesta y peligrosa irregularidad. Las moradas confirmaron, en el arranque del año, su buen inicio del curso 20/21. Bajo el mando de unas desequilibrantes Tanaya Atkinson y Ashia Taylor, las laguneras jugaron la Copa de la Reina (fueron eliminadas en cuartos por el Gernika) y acabaron en una destacada sexta plaza en la fase regular (16 victorias y 14 derrotas) de la Liga Femenina Endesa. En los playoff de cuartos, el Spar Girona imposibilitó su presencia en semifinales.
Ese buen hacer de las tinerfeñas les dio el pasaporte a la Eurocup en lo que debía ser la temporada de la confirmación para las de Claudio García. Pero ocurrió lo contrario, ya que todo discurrió por un sendero erróneo desde el primer paso. Llegada tardía de jugadoras, marcha inesperada de otras, varios encuentros perdidos en el último suspiro, la renuncia de su entrenador, eliminación en el torneo continental… Cúmulo de despropósitos que derivó en un balance de 3-11 (con una racha de seis derrotas) que dejó a las moradas en la última posición de la tabla liguera y que comprometió en demasía su futuro.