Los primeros meses de 2021 irradiaban esperanza, con la promesa de que íbamos a doblegar a la pandemia gracias a la ciencia, con las primeras dosis de la vacuna administrándose ya a nuestros mayores. Despertábamos poco a poco de una pesadilla que nos había dejado aislados en el confinamiento, sufriendo dolorosas separaciones y pérdidas de seres queridos y con nuestro motor económico, el turismo, a cero, lo que conllevó el brusco frenazo del resto de los sectores.
Cuando la vacuna y el adiós progresivo a las restricciones parecían dar luz a nuestras ocho islas, una de ellas temblaba por la fuerza de la naturaleza. El 19 de septiembre, el volcán ubicado en Cumbre Vieja despertaba y la lava sepultaba una parte importante de las vidas de nuestros hermanos y hermanas palmeras.
En los meses anteriores a las oscuras nubes de ceniza, nosotros habíamos puesto los mimbres para asentar la recuperación del turismo, la industria y el comercio de Canarias tras un año aciago. La meta era convertir una época crítica en una oportunidad de crecimiento, modernización y progreso para nuestra tierra.
Convertimos la tecnología en una gran aliada. La aplicamos en nuestra renovada web, colocándonos a la vanguardia de la comunicación al emplear los últimos avances en la gestión de datos para adaptarnos a los intereses de los visitantes de manera individualizada.
También digitales fueron los exitosos bonos turísticos Somos Afortunados, una fuerte apuesta por el turismo regional que generó una actividad económica de casi 21 millones para el sector y que convirtió en prioridad al turismo interno.
A este segmento sumamos la decidida estrategia por atraer a un visitante de larga estancia, más sostenible porque reduce nuestra dependencia de la conectividad aérea y más beneficioso económicamente, pues realiza un mayor gasto en destino y mucho mejor distribuido.
A la par, seguimos generando un turismo con un mayor valor territorial y fomentando la promoción de áreas de interés cultural, patrimonial y de naturaleza, con proyectos como Ecoáreas Mardetodos, el Camino de Santiago entre Volcanes y el Plan de Dinamización del Norte de La Gomera.
A través de estas iniciativas logramos el turismo que queremos. Un turismo sostenible económica, social y medioambientalmente, que ensalza nuestra esencia y nuestros productos y que camina seguro y firme hacia la neutralidad climática. Trabajamos para hacer realidad la descarbonización de nuestro sector, creando herramientas para calcular la huella de carbono y así poder reducirla o compensarla.
En este camino hacia la recuperación nunca soltamos la mano de nuestro sector privado, que tanto ha sufrido. No olvidamos que son el talento, la profesionalidad y la entrega de empresarios y trabajadores los que mantienen el liderazgo de nuestro destino. De ahí que ayudáramos a casi mil establecimientos alojativos reglados a cubrir el coste del IBI de 2021, con subvenciones por importe de 36,3 millones.
Además, patrocinamos eventos deportivos, culturales y científicos de interés turístico, aportando 4,7 millones para 190 actos organizados casi en su totalidad por entidades privadas. Así consolidamos una completa agenda de actividades para atraer a más visitantes y generar más riqueza para toda la sociedad.
Porque no dejamos a nadie atrás. Apoyamos a las pequeñas y medianas empresas y a los autónomos que dan vida a nuestras tiendas y negocios, que venden nuestros productos, que inyectan alegría a nuestras calles, como lo hacen las Zonas Comerciales Abiertas, a las que dedicamos 26 acciones de mejora de imagen y dinamización.
Tampoco nos olvidamos de nuestros mercados tradicionales, donde la artesanía y el sector primario ocupan su merecido espacio. Con 52 proyectos, seguimos dinamizando estas infraestructuras comerciales ubicadas en cascos históricos y en municipios rurales y turísticos.
Un comercio que ha de combinar la tradición con la necesaria modernización. Diseñamos para ello una estrategia dirigida a la transformación de este sector, focalizada en el comercio minorista, para lograr la innovación y transformación digital imprescindibles en el siglo XXI.
Una modernización que también llevamos a la industria con ayudas por valor de 7,5 millones que hicieron realidad 80 proyectos y movilizaron una inversión pública-privada de 18,7 millones. Además, apoyamos la regeneración logística, ambiental y de seguridad de los polígonos y elaboramos los Planes Directores de Áreas Industriales para cada isla.
Pero, sin duda, el hito más importante para nuestra industria fue consensuar con el sector la herramienta fundamental para su presente y su futuro, la nueva Estrategia de Desarrollo Industrial de Canarias (EDIC) 2022-2027. Fue alentador contar con un elevado nivel de participación por parte de quienes mejor conocen lo que necesita y lo que puede aportar el tejido industrial canario a nuestra economía.
Con todas estas medidas queríamos dar la vuelta a los estragos pandémicos, un arduo trabajo que se vio sorprendido por la erupción en La Palma. Los últimos meses del año, nuestros ojos y corazones se centraron en la Isla Bonita, con el volcán rugiendo y escupiendo lava durante 85 largos días.
85 largos días en los que vimos a nuestros hermanos y hermanas palmeras sufrir, dolerse, angustiarse. 85 largos días en los que no dejamos de trabajar. Primero, para escuchar a los expertos e informar al resto del mundo. Segundo, para sentarnos con representantes del turismo, la industria y el comercio de la isla y ponernos manos a la obra para convertir las pérdidas en ganancias desde que la naturaleza nos diera un respiro. En esta ineludible misión seguimos.
