Canarias ha vivido en los últimos tres años acontecimientos relevantes que han implicado la necesidad de implementar políticas y actuaciones económicas singulares
Canarias ha vivido en los últimos tres años, sin duda, una serie de acontecimientos relevantes que han implicado la necesidad de implementar políticas y actuaciones económicas singulares. Fruto de circunstancias globales (la pandemia de la covid-19 o la invasión rusa de Ucrania) o de fenómenos de la naturaleza (incendios forestales y erupciones volcánicas), se han producido circunstancias muy especiales y algunas inéditas en nuestra historia que han requerido respuestas e intervenciones singulares.
Es importante destacar que para muchas de esas circunstancias no teníamos experiencia previa y, ni siquiera, se podía recurrir a los libros de texto, porque teóricamente antes no se habían analizado circunstancias tan singulares como las que ha habido que afrontar. Además, la concatenación de circunstancias ha supuesto una dificultad añadida a este panorama de gran complejidad.
En circunstancias normales, podríamos decir que nos encontraríamos ante una legislatura perdida puesto que el impacto de crisis tan singulares implicaría un lógico retroceso de todos los indicadores sociales, laborales y económicos de nuestro archipiélago. Poco podíamos hacer los poderes públicos frente a una cadena de acontecimientos de tal magnitud. Y unas circunstancias como estas justificarían la quiebra del compromiso o de la aspiración básica de cualquier legislatura: entregar una sociedad mejor que la que se encontró al iniciarla.
Nada de esto resulta incoherente, pero lo cierto es que en el mundo actual no se racionaliza excesivamente la acción política. Por difíciles que hayan sido las circunstancias, ninguna sociedad perdonaría que la situación social, laboral y económica de un territorio empeore y esta será siempre la referencia para evaluar el acierto o no en la acción política.
Partiendo de estas reflexiones, me gustaría hacer un análisis de la evolución reciente de la economía en Canarias y extraer algunas lecciones que puedan resultar de utilidad de cara al futuro. Cualquier análisis debe partir del impacto terrible de la crisis económica provocada por la covid-19. Los últimos meses de 2019 y primeros dos meses de 2020 habían mostrado en Canarias un proceso de continua recuperación que, por ejemplo, había permitido alcanzar en diciembre de 2019 registros máximos históricos en lo que a la afiliación a la Seguridad Social se refería, con 827.428 personas en alta.
Sin embargo, las consecuencias de las medidas adoptadas para frenar la covid-19 tuvieron un impacto más que notable en la evolución de la economía del archipiélago. En el Gráfico 1 se muestra una evolución de las cifras de personas afiliadas a la Seguridad Social en Canarias entre el año 2001 y 2022. Las ventajas de utilizar las cifras de personas afiliadas a la Seguridad Social como indicador de evolución de la actividad económica son importantes, puesto que tiene un elevadísimo grado de sincronía con la evolución del producto interior bruto (PIB), pero, a diferencia del PIB, su disponibilidad es mucho más frecuente (mensual) y además la obtenemos con muy poco retardo temporal.