Las elecciones locales depararon pocas sorpresas en el tablero político canario y casi ningún sobresalto. En las ciudades más grandes del Archipiélago, todo siguió igual (con matices) en tres de ellas, y tan solo en Telde hubo un vuelco. Pero sin duda uno de los titulares más destacados de aquella jornada electoral del 28 de mayo de 2023 fue que la ultraderecha de Vox logró entrar en varios ayuntamientos de las islas, y en cuatro de las siete capitales insulares, salvo en Santa Cruz de La Palma, Valverde y San Sebastián de La Gomera.
En Las Palmas de Gran Canaria el PSOE revalidó su mandato, eso sí, con caras nuevas. El hasta entonces alcalde Augusto Hidalgo había dejado su puesto en las listas a Carolina Darias, que llegaba de nuevo a la política isleña tras varios años en la nacional, nada menos que al frente del Ministerio de Sanidad en plena pandemia de COVID. Y con fama de buena gestora logró ganar las elecciones en la ciudad y, además, formar gobierno, de nuevo, con Nueva Canarias.
En Santa Cruz de Tenerife también Coalición Canaria mantuvo el bastón de mando, pero en este caso, tras pactar, como en la legislatura anterior, con el PP. El vencedor de los comicios en la capital tinerfeña fue el PSOE, pero los números no dieron para que Patricia Hernández recuperase la alcaldía perdida en la legislatura anterior tras un breve mandato, que terminó cuando una concejala tránsfuga de Ciudadanos traicionó a su propio partido, desbancó a su propia compañera de filas y firmó con CC y PP entregar otra vez el Ayuntamiento a José Manuel Bermúdez. En estos comicios a Bermúdez sí le dieron los números y no hizo falta ninguna moción de censura ni contar con tránsfugas para mantener el bastón de mando. Por cierto que la tránsfuga en cuestión entró en las listas de CC y es, de nuevo, concejala en el Ayuntamiento.
En La Laguna tampoco hubo sorpresas en un primer momento, ya que los socialistas, además de ganar las elecciones, tenían la aritmética a su favor: podían reeditar un pacto de izquierdas, como en la legislatura anterior, con Luis Yeray Gutiérrez como alcalde por segundo mandato consecutivo. Sin embargo, no iba a resultar sencillo, pues ahora la izquierda estaba dividida en dos formaciones: Podemos y el proyecto político de Alberto Rodríguez. Dos escaños para cada fuerza (uno menos que los cinco que obtuvo Podemos en 2019) y arduas negociaciones. Por la derecha, además, irrumpió Vox, pero sin opciones de sumar en un posible pacto por la derecha.
Sin embargo, pasaban los días y los flecos del acuerdo de izquierdas no terminaban de cerrarse y la sorpresa llegó poco después de las elecciones nacionales. Coalición Canaria negociaba tanto con Feijóo, líder del PP, para una eventual investidura (que fracasó), como con el PSOE para hacer presidente a Pedro Sánchez. Y aunque tanto PSOE como CC siempre han negado que sobre la mesa de negociaciones estuviera el Ayuntamiento de La Laguna, lo cierto es que el sí a Sánchez en el Congreso de los Diputados vino acompaño de un sí a CC en La Laguna. Y así fue como socialistas y nacionalistas cerraron un pacto en Aguere, para disgusto de Podemos y de Drago, que se vieron relegados a la oposición, con el PP y Vox.
El único cambio de signo político entre las cuatro grandes ciudades de Canarias se produjo en Telde, donde resultó ganador de los comicios Ciuca, que se hizo con la alcaldía tras pactar con el PP, enviando a PSOE, Nueva Canarias y a Coalición Canaria a la bancada de la oposición. Los electores no revalidaron el mandato de Carmen Hernández (NC), que pasó toda la legislatura intentando sanear las cuentas municipales. Y aunque sacó de la quiebra al Ayuntamiento, en los comicios perdió la mitad de los escaños cosechados en 2019 (de ocho a solo cuatro), mientras que Ciuca pasó de tres en 2019 a siete en 2023.
En la isla de enfrente los cambios siguen sin llegar, ni siquiera acercarse, al Ayuntamiento de Adeje, donde José Miguel Rodríguez Fraga volvió a revalidar, por décima vez consecutiva, su elección como alcalde. No le pasan factura a este político del PSOE, que lleva en el cargo desde 1987 (casi 40 años, cuando acabe esta legislatura), ni el polémico proyecto turístico Cuna del Alma, en el Puertito de Armeñime, ni otras tantas presuntas irregularidades denunciadas por la oposición, como el haber contratado en el consistorio a su hermana, a su sobrino o haber permitido que su familia construya una mansión ilegalmente en una finca rústica, además de estar imputado en el caso por la ampliación ilegal del Monkey Beach, un local de ocio situado en primera línea de playa que no cumple la Ley de Costas.
Con todo, el PSOE de Fraga solo perdió un escaño respecto a los comicios de 2019. Y mientras, la ultraderecha de Vox logró hacerse con un asiento en el Ayuntamiento, silla que perdió Podemos.
Respecto a Vox, el partido no existía en ninguna administración canaria hasta este 2023, cuando irrumpió en algunos ayuntamientos canarios, así como en el Parlamento regional y en varios cabildos. Pero en pocos municipios fue llave de gobierno.
Tan solo en una corporación local la ultraderecha fue clave para investir a un alcalde y fue Coalición Canaria quien le abrió la puerta, tirando por la borda uno de los lemas de la campaña electoral de Fernando Clavijo: que CC no pactaría nunca con Vox, que esa era una línea roja del partido, línea que, cuando hace falta, se olvida.
La mano de Vox
Ocurrió en Teguise, Lanzarote, el primero (y por ahora único) Ayuntamiento canario en el que hay un concejal de la ultraderecha forma parte del equipo de gobierno. El voto del concejal Ginés González era imprescindible para que Oswaldo Betancor (que después dejó el cargo para convertirse en presidente del Cabildo) fuera el nuevo alcalde, porque el pacto entre CC y el PP no sumaba. Hacía falta un voto más, y ese fue el de Vox. Sin embargo, González acabó abandonando el partido y pasando a ser concejal no adscrito.
En la mayoría de los ayuntamientos canarios, haya habido cambios o no tras el 28M, ha reinado la estabilidad política en el primer año de legislatura. Pero, como siempre, ha habido también algunos terremotos políticos en plazas complicadas, casi todas en Tenerife, y algunos simples temblores que no han terminado de materializarse hasta ahora, aunque aún hay tiempo hasta los próximos comicios.
Es el caso de Puerto de la Cruz, donde una moción de censura (contra natura para muchos) desbancó al PSOE tras un pacto de PP, CC y Asamblea Ciudadana Portuense, un partido de izquierdas, para hacer alcalde a Leopoldo Afonso (PP), hermano del exalcalde Lope Afonso.
En Granadilla, uno de los ayuntamientos más convulsos de la isla, la alcaldesa Jennifer Miranda, del PSOE, tiene difícil gobernar con tranquilidad. Lo hace, por ahora, con el apoyo del PP, concretamente, de dos ediles que se niegan a obedecer las órdenes de la dirección regional de su partido, que lleva meses intentando que rompan dicho acuerdo y se sumen al pacto ya alcanzado con CC y Vox (de nuevo las líneas rojas no existen) para arrebatar el bastón de mando a los socialistas. Pero ambos ediles se resisten, pese a que tienen abiertos incluso sendos expedientes de expulsión. El motivo, según se ha publicado, que no quieren cogobernar con dos antiguos compañeros de partido que ahora militan en CC, y mientras sigan ahí, prefieren acercarse al PSOE. Los entresijos de esta historia dan para una novela, pero, en resumen, el terremoto aún no ha llegado a Granadilla, aunque algunos trabajan para que lo haga cuanto antes.
Una situación parecida se da en los ayuntamientos de Arico, Güímar e Icod de los Vinos, donde también el PP maniobra para conseguir pactos que les aúpen al poder, en la mayoría de los casos, de la mano de CC, con quien gobierna ya en el Ejecutivo regional y en numerosos ayuntamientos, así como en el Cabildo de Tenerife, aunque sin pactos en cascada, como en su día hicieron PSOE y CC (con poca fortuna precisamente en Granadilla). Estas posibles mociones de censura acechan a estos consistorios, pero por ahora no se han materializado.
Mucho más tranquilo sigue en Gáldar Teodoro Sosa, de Nueva Canarias, que resultó de nuevo elegido alcalde (y ya son cinco veces seguidas) y en esta ocasión, por mayoría absoluta. 19 de los 21 escaños fueron para su partido, lo que lo convirtió en el alcalde más votado de España, con un 78% de los sufragios emitidos.
También Francisco Linares (CC) mantiene con fuerza el bastón de mando en La Orotava, como muchos otros alcaldes y alcaldesas que han renovado sus mayorías absolutas o al menos han logrado revalidar pactos para seguir al frente de sus ayuntamientos.
Y como en el resto de España, las elecciones de 2023 terminaron por borrar a Ciudadanos del tablero político canario, de donde casi desapareció también la izquierda, muy fragmentada, que se quedó sin representación en el Parlamento, así como en la mayoría de los ayuntamientos y cabildos.