La realidad económica de Canarias durante el año 2023 no se entiende sin partir del análisis del entorno socioeconómico nacional e internacional, debido a que es precisamente este entorno el que marca la dinámica que construye nuestro presente y futuro. La inestabilidad geopolítica mundial por la guerra de Ucrania y las tensiones en Oriente Medio; las políticas macroeconómicas o las fluctuaciones de los mercados internacionales son, sin duda alguna, factores determinantes que afectan a la economía mundial y, por tanto, también a la del Archipiélago.
El aumento de la inflación, la subida de los tipos de interés y la sombra de una posible recesión económica han generado cierta inseguridad que ha hecho que los agentes económicos y la sociedad en general miren hacia el futuro con cierta cautela. Y, a la misma vez, tras el final definitivo de la pandemia, hemos sido testigos de la recuperación de sectores económicos claves en nuestro sistema productivo, como el turismo y el comercio.
Sin embargo, más allá de hacer una fotografía de este contexto, quiero que estas líneas sirvan para centrarnos en la manera en la que las Islas han lidiado con las circunstancias y qué oportunidades tenemos ante nosotros para tener una economía más competitiva.
Tal y como recoge el Informe Anual 2023 del Consejo Económico y Social, organismo que presido, es evidente la necesidad de fomentar el desarrollo de nuevas actividades que complementen a la del sector turístico. Este documento apunta a dos sectores que a día de hoy ya están en marcha: el audiovisual y el manufacturero. Sin embargo, desde el Consejo creemos que también debemos incidir y potenciar la economía azul, así como la economía aeronáutica y aeroespacial, donde tenemos relevantes ventajas objetivas que hasta ahora se han desarrollado muy poco.
Sin duda, Canarias ha sabido visibilizar a nivel internacional su posición como destino seguro en medio de un escenario global inestable. El ecosistema geopolítico ha redirigido el flujo de turistas hacia las islas, acelerando más de lo esperado nuestra recuperación económica.
En 2023, el gasto de los turistas extranjeros en Canarias creció un 20,6% por encima de los datos prepandemia, hasta los 20.000 millones de euros. También llegaron un millón de visitantes extranjeros más que en 2019. Aunque las pernoctaciones aún no han alcanzado las cifras anteriores a la crisis sanitaria, el hecho de estar tan cerca demuestra la enorme capacidad de recuperación de las Islas y la importancia estratégica del turismo como motor económico.
Este sector, que representa casi el 40% del Valor Añadido Bruto (VAB) regional, sigue siendo el pilar sobre el cual se sustenta gran parte de la actividad económica canaria. En concreto, Canarias lideró el crecimiento a nivel nacional del PIB en 2023, al alcanzar el 3,8%. Estos datos certifican que el turismo sigue siendo el principal motor que tira del resto de sectores, como es el caso del comercio.
Las cifras son alentadoras, pero no deben evitar que pensemos en que Canarias necesita avanzar hacia un modelo económico que no dependa únicamente del turismo y que nos garantice que estamos más y mejor preparados ante posibles futuras incertidumbres.
Este crecimiento también trae consigo grandes retos. El aumento de la población en Canarias, que alcanzó los 2,2 millones de habitantes en 2023, junto con los flujos migratorios, ha ejercido presión sobre los servicios públicos y la oferta laboral.
demás, la demanda de vivienda se ha intensificado, generando preocupaciones sobre la capacidad del Archipiélago para absorber este crecimiento sin comprometer el bienestar de sus ciudadanos. Sin duda, el gran desafío es precisamente ese: gestionar de manera adecuada la demanda de empleo, vivienda y servicios sociales.
En lo que respecta al empleo, las cifras muestran un escenario positivo, aunque el entorno inflacionista, con la consiguiente subida de precios, hacen que la buena marcha del mercado laboral no se traduzca en un mayor bienestar social. De manera muy especial la crisis de la vivienda es, a día de hoy, uno de los problemas que preocupan en mayor medida a los canarios, muy especialmente a la población joven, todo ello debido a la brecha que existe entre los salarios y el coste de la vivienda.
La dificultad para acceder a una vivienda no es un fenómeno nuevo. En los últimos años, hemos advertido sobre la necesidad de aumentar la construcción de viviendas para cubrir la creciente demanda, pero las cifras de nuevas edificaciones siguen sin cubrir las necesidades. En los últimos 10 años, la cantidad de viviendas construidas ha sido mínima, lo que ha contribuido a agravar una situación que ya era complicada antes de la crisis de 2008.
La burocracia sistémica actúa como un freno que impide una respuesta rápida y efectiva ante esta crisis habitacional. Las soluciones parecen atrapadas en un entramado legislativo y administrativo que retrasa cualquier intento de mejorar la situación.
La escasez de vivienda es una de las grandes preocupaciones de la sociedad de las Islas. La creciente demanda de vivienda no puede ser satisfecha con métodos tradicionales, debido a la limitada disponibilidad de terrenos y el aumento de los costes de construcción. Por este motivo, tal y como recoge el Informe Anual del CES, proponemos la disposición de suelo público y de las construcciones sin finalizar con el objetivo de incrementar la oferta de inmuebles y resolver el déficit de vivienda pública.
La vivienda, sin embargo, no es el único problema que aqueja a los canarios. En las últimas dos décadas, Canarias ha visto cómo su renta per cápita ha ido alejándose paulatinamente de la media nacional, lo que refleja un estancamiento económico que afecta a las expectativas de crecimiento y bienestar de las Islas. Este fenómeno tiene su raíz en un problema más amplio de productividad. La falta de inversión en tecnología, mejores procesos y medios adecuados tanto para trabajadores como empresarios ha generado un círculo vicioso del que es difícil escapar sin un cambio estructural profundo.
Junto a la necesidad de aumentar la productividad, el absentismo laboral medio en Canarias es otro de los problemas que lastran la economía del Archipiélago. Hay informes que lo sitúan en en torno al 8%, un porcentaje que se traduce en que cada día hay 70.000 personas que no acuden a su puesto de trabajo. Es un problema que afecta más duramente al sector turístico, donde incluso se dan cifras del 20%. Esta mayor incidencia se debe, muy probablemente, al problema habitacional que existe habitualmente en las zonas turísticas y que dificulta que los trabajadores encuentren una vivienda en alquiler.
La solución a esta situación pasa por que los empresarios, los sindicatos y la administración trabajen de la mano para implantar medidas efectivas que contribuyan a reducir los niveles que se dan en la actualidad.
Un punto crucial en este debate es el papel que juegan los salarios y las condiciones laborales. Mientras algunos sectores piden una mejora salarial, la realidad es que no todas las empresas tienen la capacidad de absorber aumentos en los sueldos sin poner en riesgo su viabilidad. De ahí la importancia de encontrar un equilibrio entre las legítimas demandas de los trabajadores y las posibilidades reales de las empresas.
La negociación colectiva sigue siendo una herramienta clave para lograr este balance, pero imponer aumentos salariales por decreto, como se sugiere en algunos ámbitos, podría tener consecuencias no deseadas, como el cierre de pequeñas empresas, que siguen siendo el motor de nuestra economía.
En definitiva, Canarias se enfrenta a una serie de desafíos estructurales que no pueden resolverse con soluciones rápidas. La crisis de la vivienda, la baja productividad, la creciente burocracia y la desconexión entre el crecimiento económico y el bienestar de las familias son problemas que requieren un enfoque integral y a largo plazo.
Sin embargo, si bien los pasos hacia una solución son posibles, no deben generar expectativas inmediatas. El camino hacia un equilibrio sostenible, donde el empleo, la vivienda y los servicios sociales se encuentren alineados, será largo y lleno de obstáculos, pero es una ruta que Canarias debe emprender cuanto antes.