Caída lenta en manos del ‘gran empresario’: la Administración

Los datos económicos y empresariales de Canarias, y de Tenerife en particular, reflejan un panorama que no dista mucho del exhibido en años anteriores, aunque en este sentido, se pueden apreciar ciertas tendencias a la baja en cuanto a los parámetros fundamentales que marcan una línea en economía.

La actividad pública se ha convertido en el verdadero motor económico del Archipiélago y sus variantes de transferencias de capital, tanto en su vertiente comunitaria como estatal, son el soporte en el que se apoya la actividad industrial, constructora y agrícola isleña. La Administración, en cualquiera de sus divisiones -comunitaria, estatal, autonómica o local- es el primer empresario contratador, es el que más invierte, el que más consume y gasta, el que produce más valor añadido y el que ejerce de regulador. Cuando se agota en sus recursos, cuando se paraliza, es también el que más efectos negativos produce.

Para todo lo anterior, el año clave es 2006, cuando Europa revisa figuras económicas o fiscales vitales para Canarias, como el AIEM, o entra en vigor la nueva ayuda al plátano, con una tarifa única, aun en discusión, aunque se moverá en su cuantía alrededor de los 230 euros por tonelada. No obstante, el sector primario observó un buen verano para el subsector platanero, aunque el subsector del vino ya ocupa la primera posición en cuanto a superficie de cultivo en Tenerife y a número de empleados; incluso supera con creces al plátano en volumen de negocio.

Mientras, la industria canaria continúa su tendencia de especializarse en el proceso de alimentación. En este caso, las ayudas del Régimen Específico de Abastecimiento (REA) en su apartado industrial son vitales, junto a los arbitrios del AIEM, pues sin su existencia algunas industrias locales apenas podrían alcanzar el umbral de rentabilidad. En todo caso, el proceso de deslocalización industrial es un hecho, como lo demuestra la crisis de sectores como el tabaco o el expediente de regulación de empleo de CCC. La globalización y la búsqueda de menores costes a escala hace que cada vez sea menos rentable fabricar en Canarias, un mercado residual europeo, donde se pueden enviar mercancías fabricadas a costes marginales, aunque es un mercado muy rentable, pese a su pequeño tamaño.

El suelo o la ausencia de suelo industrial en condiciones óptimas de precio también es un obstáculo al desarrollo de la industria. Los polígonos industriales ya están completamente ocupados, por el efecto de una Reserva para Inversiones que desde 1994 garantiza su máxima rentabilidad en su aplicación al suelo. En este punto se puede analizar la construcción. La escasez de suelo para viviendas y su alto precio hace que las viviendas en Canarias se tasen a más de 1.500 euros por metro cuadrado de vivienda nueva, según la Sociedad de Tasación. Hay falta de viviendas en Tenerife, a pesar de contar con más de 60.000 viviendas desocupadas de una demanda creciente, producto de la población joven insular.

Las empresas líderes en Canarias están en crisis. En Tenerife, las grandes infraestructuras están paralizadas ante la oposición que generan y el turismo sufre una crisis sin precedentes, puesto que Gran Bretaña o Alemania, los dos grandes países emisores de turistas a Tenerife, padecen una debacle de proporciones históricas… aunque en 2004 el conjunto de España recibió más turistas británicos y alemanes que nunca. El turismo arrastra a todo el sector servicios, comenzando con el comercio. Baste un ejemplo para ver su importancia: si tenemos en cuenta que Canarias recibió 400.000 turistas menos, con una estancia media de 9 días y un gasto en Canarias de 36 euros al día, podemos afirmar que Canarias dejó de ingresar alrededor de 130 millones de euros, cifra de lucro cesante que afecta al comercio y a todos los servicios.

Tenerife aún no ha entrado en recesión, aunque 2004 ha sido un año en que se ha preparado para ello. Los estudios y avances realizados por José Carlos Francisco, ex consejero de Economía y Hacienda, revelan que en 2005 continuará el deterioro general de la economía isleña, para entrar en crecimientos negativos generales en 2006. Todo ello, si no lo remedia antes la actuación pública decidida, dado que son los poderes públicos los únicos con recursos y medios legales para asegurar la inversión de hoy que pueda frenar la crisis de mañana.

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