Para la Unión Europea, el año 2004 ha sido especialmente intenso. La agenda ha estado marcada por algunas citas destacadas: la ampliación a diez nuevos Estados miembros, las negociaciones sobre el nuevo marco financiero o la configuración de la nueva política regional. Y Canarias también ha tenido su protagonismo.
Desde 1986, año de la adhesión a la Comunidad Europea, el régimen de integración específico de Canarias en Europa ha conocido cuatro etapas. La primera cubriría los primeros años bajo la vigencia del Protocolo 2. La segunda se iniciaría en 1991, con la plena integración de Canarias y la adopción de los primeros programas específicos. La tercera comienza en 1998, con la inclusión del artículo 299.2 en el Tratado de la CE. Finalmente, el año 2004 constituye sin duda el inicio de una nueva etapa, la cuarta, en este proceso de reconocimiento y consolidación de la ultraperificidad de Canarias en Europa. Para Canarias, dos acontecimientos han convertido al 2004 en un año de referencia: la consolidación en la Constitución Europea de la ultraperificidad y la adopción, en el mes de mayo, de una nueva estrategia comunitaria a favor de las regiones ultraperiféricas que está llamada a convertirse en el nuevo modelo de integración de Canarias en Europa para los próximos años.
Que Europa se haya dotado de una Constitución es un paso de gigante en la construcción europea, algo casi inimaginable hace tan sólo diez años. Por encima de todo, la Constitución Europea es una apuesta de futuro por un proyecto común, de contenido económico, político y social. Canarias, como región plenamente europea, participa de esta Constitución que la une a una comunidad que comparte valores como la solidaridad, la igualdad, la libertad y la paz. Como región ultraperiférica, la Constitución Europea le reconoce el derecho a participar de este proyecto desde el respeto de sus particularidades. El reconocimiento constitucional de la ultraperiferia es una muestra de la sensibilidad europea hacia nuestro hecho diferencial y sobre todo una garantía de futuro para el mantenimiento de nuestra singularidad en Europa.
Una UE en constante cambio
Indudablemente queda mucho por hacer. La Unión Europea está en constantes cambios, nada es permanente. Sus nuevos objetivos pasan principalmente por convertirse de aquí a 2010 en la sociedad del conocimiento más competitiva del mundo y por reforzar las relaciones con los países vecinos del Sur y del Este, con objeto de crear un área de prosperidad, estabilidad y seguridad en torno a Europa. También las cosas han evolucionado mucho en Canarias. Después de casi veinte años de integración, la solidaridad europea y el esfuerzo de los canarios han colocado a las Islas en el grupo de las regiones europeas más prósperas. Es sin duda una buena noticia y es lógico que esa solidaridad europea se concentre ahora, mayoritariamente, en quienes más lo necesitan.
Canarias está ahora en las mejores condiciones para sumarse a los objetivos de la nueva Europa, siempre que ésta mantenga su compromiso de poner los medios y el marco necesario para que nuestra comunidad y el resto de las regiones ultraperiféricas sean verdaderos participes de ese proyecto. La nueva estrategia comunitaria a favor de las regiones ultraperiféricas es una muestra de este compromiso. El trabajo conjunto realizado a lo largo de los últimos años por las siete regiones ultraperiféricas, los tres Estados (España, Francia y Portugal) y la Comisión Europea ha permitido diseñar un modelo de desarrollo específico, adaptado al nuevo contexto europeo, que facilitará que estas regiones participen plenamente de la Europa ampliada, a través de una acertada combinación de medidas dirigidas a paliar sus desventajas y tendentes a explotar sus posibilidades de desarrollo endógeno.
Nueva etapa
La nueva etapa de Canarias en Europa se centrará en la puesta en marcha de esta estrategia. Dentro de las acciones previstas, el refuerzo de las relaciones con los países cercanos, conocida como “política de gran vecindad”, representa una prioridad de primer orden. La proximidad de Canarias a las costas africanas la convierten en la prolongación de la Unión Europea en esta parte del Atlántico y su papel como frontera exterior debe adquirir la dimensión y la visibilidad que merece. La adaptación de las políticas comunitarias a la realidad ultraperiférica no es un privilegio, es un derecho que nos reconocen el actual artículo 299.2 y la futura Constitución Europea. Es el derecho de los ciudadanos europeos que vivimos en Canarias a disfrutar de las mismas oportunidades que tiene el ciudadano europeo del continente. La forma de traducir ese derecho a medidas concretas es lo que necesitará una argumentación y una negociación continua, apoyada en propuestas razonadas y justificables.
Durante el año 2004 ya hemos tenido la ocasión de ver algunos resultados muy positivos, en particular las propuestas sobre el marco financiero europeo para el periodo 2007-2013, que incluyen la creación de instrumentos específicos para permitir que las Islas Canarias tenga un acceso diferenciado a los fondos estructurales. La renovación de los incentivos fiscales del Régimen Económico y Fiscal (REF) será el próximo gran expediente europeo y, de nuevo, será nuestra condición de región ultraperiférica (una situación compartida con regiones como Azores, Madeira, Guadalupe, Guayana, Martinica o las Islas Reunión y que afecta, además de a España, a países como Portugal y Francia) la que nos permita defender el mantenimiento de esta singularidad. El régimen específico de integración de Canarias en Europa estará, a partir de ahora, más vinculado que nunca a su ultraperificidad.
Las bases de ese nuevo modelo para Canarias ya están establecidas y es un proyecto ambicioso e ilusionante, cuyo éxito final dependerá del mayor consenso y del trabajo conjunto de todas las partes implicadas.
Tratado de Amsterdam (Artículo 299.2)
La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno celebrada en junio de 1997 en Amsterdam (Holanda) aprobó la inclusión de un nuevo artículo, el Artículo 299.2, referido a las regiones ultraperiféricas, que dice:
“Las disposiciones del presente Tratado se aplicarán a los departamentos franceses de Ultramar, las Azores, Madeira y las islas Canarias.
No obstante, teniendo en cuenta la situación estructural social y económica de los departamentos franceses de Ultramar, las Azores, Madeira y las islas Canarias, caracterizada por su gran lejanía, insularidad, reducida superficie, relieve y clima adversos y dependencia económica de un reducido número de productos, factores cuya persistencia y combinación perjudica gravemente a su desarrollo, el Consejo, por mayoría cualificada, a propuesta de la Comisión y previa consulta al Parlamento Europeo, adoptará medidas específicas orientadas, en particular, a fijar las condiciones para la aplicación del presente Tratado en dichas regiones, incluidas las políticas comunes.
El Consejo, al adoptar las medidas pertinentes contempladas en el párrafo segundo, tendrá en cuenta ámbitos tales como las políticas agrícola y pesquera, las condiciones de abastecimiento de materias primas y de bienes de consumo esenciales, las ayudas pública y las condiciones de acceso a los fondos estructurales y a los programas horizontales comunitarios. El Consejo adoptará las medidas contempladas en el párrafo segundo teniendo en cuenta las características y exigencias especiales de las regiones ultraperiféricas, sin poner en peligro la integridad y coherencia del ordenamiento jurídico comunitario, incluido el mercado interior y las políticas comunes”.