El voleibol y el béisbol ensalzaron en 2004 el prestigio de los equipos canarios en Europa. Y si los éxitos de Rojos y Marlins se vivieron casi en la clandestinidad, el último punto logrado por el CV Tenerife Marichal en la final de la Liga de Campeones difícilmente se borrará de la retina de los que, en la cancha o por televisión, pudieron vivirlo en directo.
El Tenerife Marichal firmó en 2004 el mejor año de su historia y logró un póker histórico: Superliga, Copa de la Reina, Supercopa… y Liga de Campeones. El ambiente de júbilo que se apoderó del Santiago Martín cuando el conjunto blanquiazul se vio ganador, en un vibrante encuentro, ante las italianas del Perugia fue la culminación de un trabajo que ha permitido al equipo tinerfeño acumular un palmarés sin precedentes en el deporte canario.
El éxito de la entidad blanquiazul ha sido fruto del trabajo y dedicación de un grupo de personas que ha sido capaz de formar una auténtica familia para hacer crecer y madurar a un club que ha adquirido el privilegio de ser el primer equipo femenino de voleibol de España que se proclama campeón continental. No obstante, pese a que los méritos del Tenerife Marichal son compartidos, su presidente, Quico Cabrera, ha sido el principal artífice de su grandeza.
Durante su mandato, Cabrera ha sabido elegir a las jugadoras y entrenadores idóneos, con los que ha conseguido implantar y mantener una hegemonía casi absoluta durante la última década en el ámbito nacional. Como club, en 2004 ya estaba listo para intentar alcanzar, en su tercera participación en una Final Four, el máximo galardón al que un equipo puede aspirar. Sin embargo, se partía con una gran desventaja, la que obedece al desfase presupuestario con respecto del voleibol italiano o francés.
Aún así, Cabrera sacó el mejor rendimiento a su pericia y experiencia para dotar a la ya compensada plantilla blanquiazul de dos estrellas más: Maurizia Cacciatori y Elena Godina. Para incorporar a la central rusa hubo incluso que entrar en litigio con su equipo de procedencia, el Uralochka Ekaterimburgo, y tras un largo período de espera el Tenerife Marichal pudo al fin contar en sus filas con una de las figuras de mayor renombre en Europa, que además se convertiría en la MVP de la Final Four. También contribuyeron a la consecución de la hazaña las jugadoras Romina Lamas, Goya Dorta, Esther López, Yuliya Svistina, Magaly Carvajal, Rebeca Serrano, Susana Rodríguez, Ingrid Visser y Marina Dubinina.
Mucho tuvo que ver también en el éxito de las canarias el técnico Avital Selinger. El profesional holandés puso al servicio del cuadro isleño su capacidad de trabajo y su psicología personalizada para obtener un óptimo rendimiento de sus pupilas, que en 2004 se apuntaron los cuatro títulos de las competiciones oficiales que disputaron. Pero la hazaña lograda por el Tenerife Marichal en la final a cuatro no se quedó exclusivamente en el logro deportivo sino que, además, le fue concedido por la Confederación Europea de Voleibol el premio al organizador más brillante de cuantas fases finales por equipos se celebraron durante la pasada campaña en el continente.
En béisbol, Rojos –que además ganó la Liga y la Copa del Rey- y Marlins también conquistaron Europa. El Rojos se adjudicó la Recopa de Europa tras derrotar (6-0) en la final, celebrada en Holanda, al cuadro anfitrión, el Minolta Pioniers. El éxito colectivo también se complementó con el individual, dado que su bateador René Pinto fue galardonado con el premio al jugador más valioso del campeonato. El Marlins participó ese mismo año en la Copa CEB. El conjunto portuense también triunfó, en esta ocasión en la ciudad alemana de Colonia y, al igual que Rojos, solventó con contundencia su final ante los germanos del Solingen Alligators.