El año 2004 estuvo marcado para el CD Tenerife por el fallecimiento del ex presidente José Javier Pérez y Pérez. El 13 de diciembre, Pérez se marchó para siempre tras una rápida enfermedad. Y lo hizo en silencio, tal y como había permanecido desde su salida de la entidad blanquiazul el 30 de diciembre de 2002.
Las innumerables muestras de condolencias por parte de la gran familia que conforma el fútbol español y su entierro multitudinario en Tegueste dejaron bien a las claras el cariño del pueblo tinerfeño hacia un hombre que llevó el nombre de Tenerife a lo más alto. La trayectoria de Pérez al frente del CD Tenerife se escribe con letras de oro. Los dos ascensos prácticamente consecutivos –el de Martín Marrero a Segunda División y el de Benito Joanet a Primera División- fueron seguidos por un crecimiento espectacular del equipo. Los mayores logros deportivos de Javier Pérez llegaron entre los años 1992 y 1997, con dos quintos puestos en la Liga que permitieron al club disputar la Copa de la UEFA.
Las hazañas en Europa son conocidas por todos los aficionados al fútbol y en la segunda experiencia se rozó la final, tras caer en la prórroga y en semifinales ante el Schalke 04 alemán. Por el camino, el Tenerife también se hizo notar en la Copa del Rey, donde alcanzó las semifinales ante el Celta en la campaña 93/94 tras tumbar al Real Madrid, club al que había arrebatado dos Ligas con anterioridad. Otro de los logros de Javier Pérez fue llevar a cabo una transformación modélica del club en Sociedad Anónima Deportiva respetando el lema de Un Tenerife de todos y repartiendo la propiedad de la entidad entre más de 14.000 accionistas. Desgraciadamente, ese modelo tampoco pervive hoy.
Y es que, en el aspecto económico, el club siguió en 2004 sin rumbo y a la deriva. El consejo de administración presidido por Víctor Pérez Ascanio presentó, por segundo año consecutivo, pérdidas millonarias. Las cuentas, aprobadas el 30 de diciembre de 2004, fueron contundentes y pusieron de manifiesto la nula capacidad de gestión de los actuales mandatarios, que presentaron 11.133.616, 21 euros de pérdidas. De esta forma, el club tenía, a 30 de junio de 2004, un endeudamiento total de 51.997.751,35 euros, de los cuales 44.070.113, 78 euros eran netos. Además, la entidad presentó un patrimonio negativo de 23.913.926,57 euros que hace que el club se encuentre en causa de disolución y que para evitar la misma deba aumentar el capital en medida suficiente.
En ese sentido, los dirigentes anunciaron que durante el presente ejercicio, que abarca del 1 de julio de 2004 hasta el 30 de junio de 2005, el club tendrá pérdidas por valor de cuatro millones de euros. La deuda generada por Pérez Ascanio y sus consejeros desde su llegada al club asciende a 20.517.407,12 euros netos, un dato escalofriante que no invita al optimismo. Por otra parte, el club afrontó una segunda ampliación de capital que transcurrió desde el 26 de enero hasta el 29 de noviembre con más pena que gloria y en la que sólo se suscribieron 5.901 acciones. De esta forma, el capital social del club pasó a estar conformado por 76.216 acciones, que equivalen a 4.580.581,60 euros. De hecho, el club conservó la categoría y no padeció un descenmso administrativo gracias a la aportación de millón y medio de euros que hicieron ocho empresarios tinerfeños cuando el fatídico plazo del 31 de julio estaba a punto de expirar.
Si la realidad económica del club fue calamitosa, no menos lo fueron los acontecimientos vividos por el Consejo de Administración. Fue un año convulso, con muchos problemas y constantes rumores y desmentidos de dimisión por parte de los consejeros y con el anuncio de soluciones que nunca llegaron. A principios de año, Javier Pérez acudió al juzgado a declarar sobre la querella interpuesta por Víctor Pérez Ascanio y el resto de consejeros por 17 presuntas irregularidades en la temporada 01/02. El desfile de consejeros y ex consejeros blanquiazules por el Palacio de Justicia se sucedió durante todo el año, incluido Pérez Ascanio, que llegó a afirmar ante la jueza que la querella se había interpuesto “por los rumores que había en la calle”.
Mientras el club peleaba en los juzgados contra Javier Pérez por culpa de una querella que finalmente fue archivada en enero de 2005 (sin que el ex presidente pudiera celebrar en vida su inocencia), las dimisiones de los consejeros se sucedieron en el tiempo. Julián Santos se fue en febrero, Nicolás Pérez Alvarez en mayo, Juan Vicente Gaviño en junio y Quico Cabrera en octubre. Sergio Batista y José Luis Camps llegaron al Consejo en abril y julio, respectivamente, y tras ser ratificados en la Junta del 30 de diciembre… renunciaron ese mismo día. Además, Gorka López y Julio Luis Pérez también presentaron sus cartas de dimisión a finales de año, aunque no fueron efectivas hasta 2005, donde ha continuado la catarata de fichajes y dimisiones en un consejo tan convulso como poco eficaz.