Lucha conjunta en un periodo de incertidumbre

Durante el año 2004 sorprende la cantidad y profundidad de los cambios que se han producido en el entorno de nuestra Comunidad Autónoma, a los que, sin duda, el sector empresarial no ha podido permanecer ajeno. Hemos compartido desde acontecimientos trágicos, como fueron los atentados del 11 de marzo, así como otros más esperanzadores como el ingreso de los diez nuevos países y la firma del nuevo Tratado Constitucional en el marco de la Unión Europea; en lo político, se produjo un cambio de Gobierno en las elecciones generales; y en el ámbito internacional, nos hemos visto afectados por el proceso de inestabilidad económica producido en Oriente Medio a raíz del conflicto con Irak. De hecho, con el nuevo Gobierno nos enfrentamos a la reforma del modelo territorial y de la propia Constitución española, así como a la reforma de nuestro Estatuto de Autonomía, y al seguimiento de la hoja de ruta de nuestro Gobierno regional para abordar los objetivos que se marcó en su programa.

Ante este nuevo escenario político, caracterizado por programas y objetivos difíciles de conciliar entre los diferentes grupos que conforman esta nueva mayoría, la Confederación Provincial de Empresarios de Santa Cruz de Tenerife ha ofrecido su colaboración a las nuevas autoridades de la Administración central y, especialmente, al Gobierno de Canarias en su empeño por defender los intereses económicos y sociales de nuestras Islas. A lo largo del ejercicio que hemos cerrado, hemos conseguido mantener una relación fluida e intensa con los gobiernos central y autonómico, siendo receptivos a nuestras demandas y sugerencias. De este entendimiento, ha sido fruto la firma de los Acuerdos de la Concertación Social Canaria, que suscribimos junto con las organizaciones sindicales, de los que se derivan las Directrices de la Política Canaria de Empleo (04-06), entre otros.

Tampoco puedo pasar por alto, la trascendencia y gran repercusión de nuestra apuesta por las grandes actuaciones en materia de infraestructuras como son el cierre del anillo insular, la segunda pista del aeropuerto Reina Sofía, el tendido eléctrico del Sur, el sistema ferroviario y la mejora de nuestro sistema portuario, incluyendo tanto el puerto de Granadilla como la mejora del puerto de Santa Cruz. El Foro Empresarial y Social que celebramos en el mes de junio fue un paso decisivo en la defensa del progreso y futuro que nuestra provincia se merece, pudiendo compartir voluntades empresariales y políticas sobre la consideración de estos grandes proyectos como factor estratégico clave en el desarrollo económico y social de nuestras Islas.

Ahora bien, si por algo se ha caracterizado el año 2004, ha sido por tratarse de un momento decisivo para la defensa del encaje y mantenimiento de las especificidades de Canarias en el marco de la Unión Europea después de 2006, especialmente relevante a raíz de la consagración de la condición de ultraperiferia y, por tanto, del carácter singular de Canarias en el nuevo Tratado Constitucional. En este sentido, ha sido muy importante para Canarias la reforma de los actuales Posei con el objetivo de trasladar a las administraciones descentralizadas (autonómica y central) la gestión de las ayudas REA y ayudas a favor de las producciones locales que reciben las RUP y que entrará en vigor a partir de 2006.

Otro hecho relevante, aunque no favorable para nuestra región, ha sido la no inclusión de Canarias en el futuro objetivo de convergencia (actual Objetivo 1), por superar el 75% de la renta media comunitaria, lo que implica que Canarias recibiría para el periodo 2007-2013, un 33% menos de lo que ha percibido en las actuales perspectivas financieras. Si bien, el III Informe de Cohesión publicado en febrero de 2004, reconoció y contempló la puesta en marcha de un programa para compensar las limitaciones específicas de las RUP.

Además de nuestra participación directa en estos grandes acontecimientos, CEOE – Tenerife se ha centrado, como viene siendo habitual, en facilitar el curso socioeconómico de nuestra región y recomendar las principales directrices a seguir. En materia de política económica y fiscal, hemos participado activamente en el Plan de Dinamización Económica y del Empleo, así como en el programa de reactivación de la economía canaria, con el objetivo compartido de convertir a nuestra región en una economía competitiva y dinámica, basada en el conocimiento y desarrollo sostenible, con más y mejores puestos de trabajo, sin olvidar una mayor cohesión social y territorial.

Este compromiso nos lleva a reflexionar sobre la coyuntura económica canaria durante el ejercicio 2004, caracterizada por una desaceleración generalizada en todos los sectores económicos, en su ritmo de crecimiento, determinada en gran parte, por el deterioro de la demanda externa, y el estancamiento de la demanda interna, como consecuencia del encarecimiento de los precios del petróleo, la pérdida de competitividad de Canarias como destino turístico por el alza continuada del euro, la incertidumbre de la renovación de nuestro Régimen Económico y Fiscal, y el menor ritmo de creación de empleo con respecto al ejercicio anterior, manteniendo una tasa de paro, al finalizar el año, del 10,51%, superior a la del conjunto nacional.

Aunque, finalmente, cerramos el año con un crecimiento real del 2,8%, superior al resultado nacional, la moderación del ritmo de crecimiento con respecto al ejercicio anterior, nos lleva a apostar por la reactivación de nuestra economía, debiendo preservar nuestro principal motor de crecimiento, a la vez que impulsar la necesaria diversificación de la actividad productiva de Canarias. De hecho, nos ha preocupado la evolución del sector turístico en un año difícil para el mismo por la competencia de otros mercados, obligándonos a reflexionar sobre nuestro modelo de crecimiento económico, y a defender el impulso de acciones que favorezcan la reconversión del sector, así como la renovación de la planta hotelera obsoleta. Del mismo modo, ha resultado destacable a lo largo del ejercicio analizado, la ardua pelea a la que se ha enfrentado el sector agrícola, con objeto de fijar un arancel lo suficientemente alto que proteja nuestra producción platanera ante la inminente aplicación de la tarifa única.
Por otro lado, un 2,5% de inflación en el mes de diciembre, nos sitúa comparativamente mejor dentro del panorama nacional, aunque el incremento del nivel de precios durante el ejercicio 2004, derivado de la repercusión del elevado precio del petróleo en el sector del transporte, se ha traducido en una importante merma en la competitividad de nuestra economía canaria. En definitiva, resultados que, unidos a un panorama de incertidumbre y al pobre crecimiento de la productividad, nos lleva a poner las miras en todas aquellas actuaciones que contribuyan a consolidar nuestro tejido productivo interno y a impulsar el proceso de internacionalización de nuestras empresas en el marco de lo que ha de ser un nuevo modelo de desarrollo económico basado en la competitividad y la cohesión social.

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