Resumir en unas líneas 365 días de gestión en un ayuntamiento es misión imposible. Son miles las visitas, las reuniones…y cientos los proyectos, las iniciativas que se llevaron a los más de quince plenos. Resumir un año de gestión es hablar también de la ejecución de todo un presupuesto municipal, de las mociones de la oposición, de las renovaciones de convenios laborales, de las relaciones con otras administraciones… Resumir un año de gestión no sería otra cosa que aburrir.
Pero reflexionando sobre los trabajos y acciones que se llevaron a cabo durante 2004 sí parece claro que si algo marcó, en Santa Cruz de Tenerife y en este Ayuntamiento especialmente ese año, sobre todo sus últimos seis meses, fue la exposición pública del Plan General de Ordenación del municipio. Casi podría decir que el resto de la acción municipal quedó en un segundo plano. Durante varios meses el anuncio de alegaciones, la presentación de alegaciones y las múltiples reuniones con las asociaciones de vecinos y colectivos de todo el municipio pasaron a ocupar las primeras páginas de los periódicos y, sobre todo, el lugar más destacado en la agenda diaria de concejales y técnicos municipales.
No voy ahora a repetir lo que he manifestado en multitud de ocasiones ni a recordar la ampliación reiterada, hasta los cinco meses, del plazo de presentación de alegaciones, ni el esfuerzo previo y posterior de los técnicos que recorrieron las asambleas de la mayoría de los barrios explicando el contenido del documento. No lo voy a hacer porque lo mismo que ocurrió en Santa Cruz ocurre cada vez que un ayuntamiento renueva su planeamiento. Pero sí creo que es destacable la nueva dimensión que, en parte por lo ocurrido con el Plan General y en parte por la entrada en vigor de la llamada Ley de Grandes Ciudades, tendrá a partir de ahora la participación vecinal.
Ese movimiento de reacción ante el Plan General criticó al Ayuntamiento por “ocultar” información a los vecinos. Después de cinco meses de exposición pública del documento -a los que habría que sumar el año y medio de reuniones con la gran mayoría de colectivos del municipio para preparar el avance del plan general- esa crítica parecía excesiva, pero pronto comprobamos que la única forma eficaz de hacer llegar la información que nos demandaban era llevándolo directamente a los vecinos a través de asambleas vecinales y esa experiencia también nos ha servido (porque siempre es bueno aprender de las experiencias) para articular los futuros mecanismos de participación ciudadana.
Hasta ahora, Santa Cruz al igual que otras muchas ciudades, articulaba la participación ciudadana casi exclusivamente a través de las asociaciones de vecinos; colectivos que durante la transición a la democracia y durante los dos decenios siguientes centralizaban en cada uno de sus barrios la actividad participativa. Sin embargo, este modelo, aunque sigue siendo necesario puesto que continúan aglutinando lo que se llama generalmente “acción de barrio”, debe ser completado con otras formas de acercarse a la ciudadanía.
La entrada en vigor de la Ley de Grandes Ciudades permite, precisamente, articular esos nuevos mecanismos de participación ciudadana de una forma mucho más eficaz y cercana. Está claro que la participación ciudadana debe ir de la mano, pues de lo contrario dejaría de ser eficaz para ser un simple canto al sol, de una apuesta por la descentralización administrativa. Un axioma tan lógico como poco aplicado hasta el momento es que la participación sólo será posible si la administración se acerca de forma real al ciudadano. No sólo, siendo esto importante, a través de la creación de oficinas en los barrios, sino, también aprovechando las nuevas tecnologías para abrir una dependencia municipal en todas las casas. Esos pasos ya se están dando. En 2004 se puso en marcha una página web que sienta las bases de esa participación real (con la creación de carpetas ciudadanas que se pondrán este año a disposición de los vecinos) y, además, el acceso a la información municipal a través del servicio de telefonía móvil. De forma paralela se adaptó el reglamento municipal a la Ley de Grandes Ciudades para crear los mecanismos administrativos que garantizaran la participación real de la ciudadanía.
Esa participación real incluye la incorporación de los vecinos al proceso de toma de decisiones sobre aspectos fundamentales en la vida municipal (priorización de los presupuestos, iniciativas y proyectos a ejecutar en los barrios) y en Santa Cruz se ha articulado a través de los Tagoror de Distritos. Cada uno de los cinco distritos en los que se ha dividido a Santa Cruz contará con un foro (tagoror) de representantes vecinales elegidos por los distintos grupos municipales (y en la misma proporción que existe en el Pleno) que forman la corporación municipal. Serán en esos foros en los que se traten los problemas de cada barrio y cada distrito y serán ellos los que eleven al Pleno las mociones y propuestas para sus barrios con el añadido de que se ha dotado de independencia presupuestaria a esas concejalías de distrito para que, incluso sin pasar por el Pleno, puedan ejecutar las decisiones del tagoror.