Un istmo que no une, sino que separa y divide a Las Palmas

La gestión municipal del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria quedó el pasado año ensombrecida -y aún no se ha escrito el último capítulo- por el conflicto urbanístico generado en el istmo de Guanarteme, una singularidad geográfica que en lugar de unir dos territorios, supuso una de las mayores divisiones que se recuerdan en el municipio.

La política urbanística de la capital grancanaria había marcado algunos hitos importantes como la recuperación de El Confital -un terreno de unos 500.000 metros cuadrados al borde de la playa de Las Canteras de propiedad privada, que había sido el sueño de todas las corporaciones locales que habían gestionado el Consistorio- o la reconversión de la central eléctrica CICER, también junto a la popular playa capitalina, en un complejo deportivo y de ocio cuyos usos estarían vinculados al litoral. Sin embargo, la fractura provocada por el desarrollo urbanístico del istmo iba a dejar los dos proyectos exentos de la relevancia que les correspondía.

Con esos antecedentes y la necesidad de impulsar la competitividad de Las Palmas de Gran Canaria ante otras ciudades europeas, Ayuntamiento, Cabildo de Gran Canaria y Autoridad Portuaria se unieron para plasmar en el istmo una actuación singular que le aportara al municipio el carácter suficiente para convertirlo en un polo de atracción de cara a los visitantes. Así se planteó un concurso donde participarían algunos de los arquitectos más prestigiosos del mundo: César Pelli, Ben van Berkel, Carlos Ferrater, Kazuyo Sejima, Rafael Moneo y Nicholas Grimshaw, todos ellos con espectaculares obras en distintos países que avalaban su calidad.

En compensación, y dado que los denominados arquitectos estrella no acudían a concursos abiertos, la alcaldesa invitó al Colegio de Arquitectos a aportar seis nombres que, con las mismas condiciones que los invitados internacionales, pudieran tomar parte en el que iba a ser el concurso más importante de los celebrados en Las Palmas de Gran Canaria. El Colegio, a través de su presidenta, Ana Kurson, aceptó el encargo y así lo plasmó en un convenio suscrito con el Consistorio. Sin embargo, la decisión de Kurson fue rechazada por los colegiados que, finalmente, lograron desbancarla de la presidencia a favor de Javier Mena al considerar que la imposibilidad de acceder a presentar sus ideas todo aquel que quisiera hacía que el concurso naciera viciado.

Los acontecimientos se sucedieron con manifestaciones, denuncias judiciales y ante la Unión Europea hasta que finalmente el Ministerio de Fomento decidió anular el concurso, pese a que los tribunales habían optado por no proceder a la paralización cautelar que pedían quienes lo consideraban ilegal. La exposición de los proyectos al público por parte de los arquitectos participantes resultó todo un acontecimiento sin parangón en la historia de la conformación de las ciudades. Y sus ideas, expuestas a través de planos y maquetas, fueron visitadas por miles de ciudadanos que se fueron posicionando sobre la idoneidad de uno u otro, hasta que las tres administraciones concedieron al alimón la victoria a César Pelli -conocido como autor de las Torres Petronas de Malasia, entre otros grandes edificios- y el catalán Carlos Ferrater, autor asimismo de distintos planes de ordenación del litoral en España.

Pero la política no tardó en llegar para poner freno al desarrollo del istmo, y el planteamiento de que los concursos cerrados y las adjudicaciones directas -caso de los dos auditorios de las capitales canarias- eran una práctica habitual en el procedimiento administrativo en toda Europa, fue rápidamente contestado por Europa y el Estado aduciendo que, en los casos mencionados y en otros similares, nunca había habido denuncias de por medio. Tan pronto algunos de los socios del concurso comenzaron a ver la posibilidad de que Europa les negara el pan y la sal, no dudaron en cambiar de opinión para posicionarse a favor de abrir de nuevo el concurso a los arquitectos locales, algunos de los cuales ya habían ofrecido su despacho como referencia local a los ganadores.

De esta manera, el proyecto llamado a cambiar Las Palmas de Gran Canaria ha quedado finalmente en manos de los tribunales por la decisión de las administraciones locales de recurrir la anulación del concurso por parte de Fomento, ya que si bien Cabildo y Ayuntamiento tienen la potestad de ordenar el territorio, la vinculación Ciudad-Puerto obliga a que la Autoridad Portuaria se pronuncie sobre el particular y, en los últimos meses, tras exponerse públicamente como coautores del proyecto, la Autoridad Portuaria ha renunciado a defenderlo. Así, el acuerdo es imposible.

Desconfianza internacional

La polémica surgida con el istmo de Guanarteme no ha tardado en sembrar la desconfianza en el mundo de la arquitectura internacional, como lo exponía meses atrás en Canarias7 el autor del proyecto de ordenación de Las Teresitas, Dominique Perrault, que desconocía si su proyecto finalmente se llevaría a cabo aunque tenía puesta toda su confianza en ello; o más recientemente la arquitecta Zaha Haddid, premio Pritzker 2004, que abandonaba el concurso para la ordenación del frente marítimo de Arrecife al que había sido invitada, precisamente, por la Autoridad Portuaria. La fractura del istmo, llamado como todas estas lenguas de tierra a unir ínsulas con penínsulas, ha sembrado la discordia entre las administraciones y los arquitectos locales aún estando estos legitimados a recurrir lo que consideraban que era una actuación en contra de sus propios intereses profesionales. Sin embargo, la huída de los grandes arquitectos que han convertido ciudades como Madrid, Barcelona o Bilbao en auténticos macromuseos al aire libre, pasará factura no sólo a Las Palmas de Gran Canaria sino a todas y cada una de las islas del Archipiélago.

Facebook
Twitter
LinkedIn
COrreo-e
Imprimir

Patrocinadores

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad