Canarias, tierra vigente (Idaira, el ‘matrigay’ y los Gavilanes)

Estamos que nos salimos. Canarias cada vez importa más, tenemos nuestro impacto, nos falta poco para abandonar esa posición de paraíso trolero de la eterna primavera, eso de que “es que en las Canarias vivís como Dios” que nos largan los peninsulares cada vez que les dices de dónde eres.

Miren los ejemplos, empezando por uno zapateril y político, para que se vea que esta columna todavía puede ser más aburrida. Miren este todavía ministro de Justicia con barbilla adelantada. Juanfer la lío en 2005 con lo del matrimonio gay, típico asunto que de entrada causa mucho revuelo pero luego hasta decepciona porque no era para tanto. Es el efecto Aquí hay tomate, después de la publicidad. Tras el cirio, Juan Fernando López Aguilar (con un nombre tan sonoro, estaba llamado a altas responsabilidades) dejó de hablar o le dijeron que se callara, con lo que perdimos durante un tiempo esa muestra del peculiar acento del canario en Madrid, una mezcla de tonillo venezolano arrejuntado con el deje de un actor de culebrones con requiebros argentinos, más o menos como le pasa a Pedro Guerra y al otro Pedro, Zerolo.

¿Qué tendrá Madrid que hasta afecta al canarismo lingüístico? El ricitos morenos Zerolo (¡qué saga la de los Zerolo!) fue otro de los canarios del año al ponerse en la primera fila del matrigay. Y hablando del lado homo de la vida, Juanfer y Pedrozer, ¿no son unos bellezones? ¿Aumentó la cantidad de mujeres y hombres solteros que viajaron a Canarias en busca de su Juanfernando y su Zerolo particular, a ligar, vamos? Mejor publicidad que los mentones de estos caballeros, imposible. Y convertir a Canarias en destino sexual entra en la llamada diversificación del mercado turístico, ¿no? Siempre que el sexo se entienda dentro de la legalidad, frase bastante estúpida porque cualquier cosa hoy en día, hasta el columnismo, se puede entender desde la legalidad y la ilegalidad, a decisión de cada quién.

En el lado femenino de este rollo Canarias über alles que les estoy largando, Raquel del Rosario se ligó a Fernando Alonso o al revés, que no se saben los intríngulis de la relación a pesar de, otra vez, Aquí hay tomate. Raquel es de Teror (Gran Canaria) y además cantante de El Sueño de Morfeo, pero de lo segundo la pobre no tiene la culpa… Lo primero no es ninguna culpa, para que no digan. Aquí les meto una brillante reflexión de un amigo: “Todo el mundo comenta: ‘¡Ños!, la de El Sueño de Morfeo, que se ligó a Fernando Alonso, no sabe nada la notas’. Pero no, es al revés, Fernando Alonso ¡se ligó a la cantante de su grupo favorito! Es un máquina”. El amigo es muy fan tipo rallies, tipo Fórmula 1, tipo reggaetunning, pero su vista arroja otra reflexión: ¿por qué siempre que se lían dos famosos pensamos que el menos famoso del par es el que se ligó al más famoso, como si fuera una suerte de ecuación trepa? Ahí queda eso.

El fenómeno ‘OT’

Más ejemplos de que no paramos en Canarias: Sergio Rivero e Idaira, la delantera isleña en Operasssión Triunfo. A pesar de que ganó el grancanario (no sé si escribir “canario” después del movidón por la propuesta de quitarle a Gran Canaria algo más que el Dedo de Dios, otra de las diversiones del cruce de años), la incomprensible vencedora moral fue la tinerfeña, y todo porque en la isla picuda demostraron una capacidad de movilización que igual se aplica contra unas torretas eléctrica que con Noemí Galera, la chica de Gestmusic discípula de Napoleón. Les explico. Con el tema Idaira, la empresa productora del programilla pseudomusical consiguió ingresar bastantes euros incentivando eso: la rabia de proximidad.

En Tenerife perdieron los pulgares enviando mensajes para salvar a Idaira al pairo de las provocaciones emanadas por el mismo concurso. O sea, que el doble de tontos por caer en la provocación y encima para salvar a una chica que, sí, desafina. Somos un negocio que te cambas con el tema SMS. Tras varias semanas de pasión, el tema está olvidado, casi tanto como los chicos de OT, víctimas de este mundo tan wharholiano que fagocita y desecha estrellones a velocidad de ¿Aquí hay tomate? Idaira, a pesar de todo, dejó dos aportaciones esenciales. Primera, un desarrollo brutal en los conocimientos del solfeo de la plebe. Todo el mundo sabe de música si te atienes a OT. Segundo, su ¿triunfo? dio validez a la desentonación como forma de expresión musical. Tras la ventolera Idaira (del Delta ni te cuento, todos los chistes los hicieron las murgas) estuve en un par de karaokes y no sólo se afinaba menos, sino que a la gente incluso le parecía bien. No sé, una revolución atonal en la música no se producía desde los primeros discos de Alaska (artista a la que admiro con todo mi corazón, que tampoco se diga), para que luego escriban de Schönberg en las enciclopedias.

Pasión de culebrones

En cuanto al tema tendencias, después de romper la pana con la invención canaria del reggaetunning, Canarias en 2005 se convirtió en la escuadra de gastadores de la televisión patria. Las Islas fueron de nuevo el motor de la cuarta edad de oro de los culebrones por culpa de Pasión de gavilanes. ¿Qué oferta de nuevo esta telenovela que no es colombiana ni venezolana ni nada sino panlatinoamericana? Carne, sobre todo (la lencería entra en el mundo culebrón, cualquier excusa es buena para que los chicos salgan sin camiseta, o sea, carne fiesta), hasta el punto de que este comentarista llegó a pensar que la serie tenía un punto filogay que los amigos gay se encargaron de negar. La explosión de la carne en el mundo culebronístico continuó en la Islas con los buenos resultados de otra novela que lo dice todo en su título: El cuerpo del deseo. Estas calenturas a la hora de la siesta no sé si tendrán algún efecto en la tasa de natalidad, pero el mundo telenovela desembarca en el erotismo con una alegría que no oculta lo de siempre: que sus tramas son calcomanías rebozadas con un machismo y un falocratismo pasado de rosca.

En cuanto a los clásicos, superamos incluso que en Homo Zapping simulen la forma de hablar de Cristina García Ramos, la mujer que no se arruga y la otra vertiente del acento “gaviota en Madrid”. García Ramos sufre esa confusión entre las zetas y las eses tan común en algunos periodistas de medios audiovisuales radicados en la capital del imperio. Algunos, como Paco Montesdeoca, directamente se tiran al habla godo-peninsular sin que les duela la lengua. Otros, como Marisa Dorta -en las noticias de Antena 3- se sumergen en tal cacao de consonantes fricativas que al final casi ni te enteras de la noticia a la espera de escuchar esos afloramientos de canarismo que porta la voz de Marisa.

Y hablando de temas del corazón, más allá de Rosario del Morfeo, uno de los déficits a superar para el nuevo año más que comenzado es la habitual ausencia de canarios en la picota rosa chunga. Por ahora los canarios cuentan sólo por su trabajo. Ya es hora de que destaquen por algo tan isleño como el morro.

Facebook
Twitter
LinkedIn
COrreo-e
Imprimir

Patrocinadores

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad