Canarias vive una transición con la vista puesta en 2007

Año de transición. Desde el punto de vista del análisis político, 2005 fue un año de cambios, de giro en la brújula, aunque no queda claro todavía el rumbo que ha tomado el barco de la vida pública del Archipiélago. Las elecciones autonómicas y locales de 2007 lo despejarán.

A mitad del pasado año se produjo un cortocircuito en el pacto que había gobernado Canarias desde 1995, una década en la que, con numerosos altibajos, nacionalistas y populares se repartieron el poder condenando al PSC a una larga travesía por el desierto. En mayo, el presidente Adán Martín decidió cortar por lo sano con esos diez años de comunión y acabar con una agonía que se prolongaba desde hacía muchos meses, desde que los socialistas ganaron las elecciones generales del 14 de marzo de 2004 y mandaron al PP a la oposición en Madrid. El Gobierno nacionalista se encontraba día tras día con un muro imposible de franquear: Madrid no estaba dispuesto a ceder nada mientras el PP compartiera mesa y mantel con CC en el Archipiélago. En el mismo lado de la balanza, José Manuel Soria tampoco contribuía demasiado a apaciguar los ánimos con declaraciones cada vez más incendiarias contra José Luis Rodríguez Zapatero. Ante esta situación insostenible, los nacionalistas dieron un ultimátum al líder del PP canario: “O te vas, o te echamos”.

Soria no se fue y Adán Martín no tardó más de una hora en firmar los decretos del cese de los tres consejeros conservadores y anunciar el fin de una década de alianza con el PP. Nacionalistas y socialistas pactaron entonces la fórmula de gobierno que, salvo sorpresas, se mantendrá hasta finales de la legislatura. CC se hizo con un Ejecutivo en minoría con el apoyo parlamentario “en los grandes temas” del PSC. A cambio, los nacionalistas respaldarían al Gabinete de Zapatero en Madrid y tendrían que consensuar con sus nuevos socios los asuntos de primera línea. Con ese acuerdo, negociaciones hasta entonces imposible comenzaron a desbloquearse. El nuevo convenio de Carreteras empezó a ver luz al final del túnel y, aunque no se cerraría hasta principios de 2006, Antonio Castro empezó a hablar de qué vías se construirán en los próximos años. Y también aceleraron el paso los convenios de Obras Hidráulicas y de Costas, que el Gobierno central ya vio con mejores ojos. La ruptura del eterno pacto con el PP trajo también la paz en las relaciones con el Estado en asuntos polémicos como la inmigración, el debate sobre la población o la financiación sanitaria.

El debate sobre el Estatuto

El segundo asunto estrella de la actualidad política en 2005 fue el debate sobre la reforma del Estatuto de Autonomía. El buen entendimiento entre PSC y CC propició también la vuelta de los socialistas a la comisión parlamentaria que habían abandonado meses antes. Alemán aseguró que su partido no participaría en ese foro hasta que se incluyera el sistema electoral en el debate. Los nacionalistas dieron su brazo a torcer y los trabajos se reanudaron en la Cámara para perfilar un texto a punto de aprobarse. La novedad en este marco estuvo en la pinza que consolidaron PP y PSC para aprobar una lista electoral regional a la que CC se opone con uñas y dientes. Y como es norma en la política canaria, 2005 también estuvo marcado por las polémicas continuas que no dejaron demasiadas noches de sueño al presidente. El consejero de Economía y Hacienda, José Carlos Mauricio, fue el protagonista de varias contradicciones evidentes con el resto del Gobierno en asuntos como la OPA de Gas Natural a Endesa, el proyecto del gas o el decreto comercial.

El año concluyó con una tormenta tropical que también afectó a la actualidad política. El apagón de varios días provocado por el paso de Delta llevó al Parlamento un duro debate que acabó con la creación de una comisión de investigación en busca de los culpables de los problemas eléctricos del Archipiélago. Eso sí, en este tema, como en todos, cada partido afrontó los acontecimientos del año desde su propia estrategia. El PP, como fuerza en la oposición, elevó el tono para desmarcarse de los sablazos de Zapatero. CC intenta mantener el tipo y reducir al mínimo el desgaste del poder. Y el PSC, en aguas de nadie, aspira a rentabilizar los aciertos de Madrid y sacar jugo a los errores de Adán Martín. ¿Quién acierta? Son tiempos de transición con la vista puesta en 2007.

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