A lo largo de los últimos lustros, Lanzarote se ha caracterizado por ser germen constante de alguna crisis política. En este sentido, el año 2005 fue el paradigma en la materia, con el Cabildo Insular como principal exponente. Hasta cinco presidentes tuvo la primera corporación de la Isla: María José Docal, Francisco Cabrera, Plácida Guerra, María Dolores Luzardo e Inés Rojas.
El Cabildo no fue la única institución política que atravesó una crisis el pasado año. Así, también se vieron afectados los ayuntamientos de San Bartolomé y Arrecife, donde los grupos de gobierno variaron, al margen de que María Isabel Déniz y Miguel Martín seguían en el arranque de 2006 como regidores en ambos municipios, que destacan por ser los más poblados en el conjunto lanzaroteño. En esta ocasión, de modo indirecto, también fue Dimas Martín el inductor de los conflictos. A raíz de la condena de ocho años de cárcel impuesta contra el político insularista, por cuestiones relacionadas con la gestión del Complejo de Teguise, y pendiente de casación ante el Supremo, el Partido de Independientes de Lanzarote (PIL) se desvertebró como nunca. Quedó peor incluso que en las trifulcas internas de 1993 y 1996. Desde fuera, Coalición Canaria (CC), que en 2005 cerró filas tras la ruptura con el Partido Nacionalista de Lanzarote (PNL), hizo lo posible para sacar rédito en aguas revueltas.
La inestabilidad política no sólo afectó al PIL, dando pie a la creación de Asamblea por Lanzarote (APL) a base de diferentes tránsfugas notorios. Una mala estrategia hizo que el Partido Popular (PP) perdiera poder. El presidente insular, Alejandro Díaz, culpó a la dirección regional de las malas decisiones, dejando su cargo. Así, los populares entraron en 2006 bajo los designios de una gestora con poco peso y con pocos visos de hacer un congreso que ayude a cerrar la crisis. Los casos políticos, empero, no afectaron al devenir cotidiano de la economía. La población activa siguió creciendo, actuando así de efecto llamada. Y los siete consistorios sumaban al cierre del ejercicio un censo de más de 135.000 vecinos. O lo que es lo mismo, un auge de 8.000 almas con respecto al año precedente. Y todo, principalmente, a causa de la llegada de inmigrantes, sobre todo de África y América. Baste decir que natalicios se dieron poco más de 1.600 apuntes, según recuento hecho por los gerentes del Hospital General. Y es que Lanzarote se empeñó también en 2005 en dejar en nada las previsiones sobre crecimiento demográfico calibradas por el Instituto Canario de Estadística.
Del turismo a la viña
El turismo se mantuvo como primer motor de la economía, con casi dos millones de entradas, entre nacionales y extranjeros. Por contra, los sectores tradicionales siguieron de capa caída, con la pesca con presencia casi testimonial, aunque con peso más elevado que la media canaria; y con la agricultura afectada por el envejecimiento de los cultivadores y el poco rendimiento de los campos. No obstante, al margen quedaron las vides, que se siguieron beneficiando de las ayudas que se dan desde diversos organismos oficiales. Las abundantes lluvias y la bonanza climatológica ayudaron a que la cosecha alcanzara cotas más que espectaculares, para cerrar la campaña con cerca de 3,7 millones de kilos de uva cosechada. Es decir, un récord histórico en los anales del Consejo Regulador de Denominación de Origen de Vinos de Lanzarote.
Y lo que es mejor, la producción abundante se compuso de fruta de primera calidad, permitiendo la elaboración de vinos magníficos, al menos en lo que a los blancos se refiere. Los tintos de Lanzarote aún no alcanzan los niveles de otros puntos de Canarias. Eso sí, El Grifo, Vega de Yuco, La Geria, Mozaga o Los Bermejos son bodegas que pueden presumir de haber logrado en 2005 unos de sus mejores productos. El único borrón, los 120.000 litros de caldo que las bodegas concretaron como excedente, comprados por el Cabildo, que finalmente van a servir para vinagre. Esta broma hará que las arcas públicas se desprendan de unos 600.000 euros a cambio de casi nada, como se ha recogido en diversos medios locales, sin que los responsables políticos salgan a la palestra para decir adiós a sus cargos de gobierno.
Referencia nacional
En otros planos, la cultura también tuvo un año monótono durante 2005. Y eso pese a que la Fundación César Manrique (FCM) se mantuvo como referente de las pocas citas de calidad establecidas; y de que Lanzarote se consolidó como punto de inspiración de José Saramago y Alberto Vázquez Figueroa. Ambos siguen residiendo en el municipio de Tías. Al estar aún cerrado el Auditorio de Jameos del Agua y no haber alternativas de postín, por el ya crónico olvido regional, que prefiere jugar al reparto de equilibrios entre las dos islas capitalinas, nuevamente se echó en falta al Festival de Música Visual, donde antaño hubo ocasión de gozar con Vollemvaider, Núñez, Tomei Sato, Brian Eno o Garbarek, entre otros maestros. En el ámbito de la cultura fue notable la queja conjunta de creadores notables, como Aguilar, Alemán o Tayó, quienes incluso en rueda de prensa no se cortaron al poner los puntos sobre las íes. Menos mal que también hubo algún detalle en positivo, como fue la recuperación de Los Aljibes, en Tahíche, obra de Manrique que estaba cerrada desde hacía años. Ahora será una galería multicultural.
Al margen de la política cultural, sí es cierto que Lanzarote destacó a la hora de constatar la presencia de figuras de relevancia social. El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, pasó casi al completo el mes de agosto en Costa Teguise, ayudando a difundir la buena imagen turística lanzaroteña. Y en noviembre, las revistas también dieron amplia cobertura al bautizo de Carlos Morales jr., tercer hijo de Alexia de Grecia y Carlos Morales. Así una nutrida representación de la nobleza se dejó retratar en Yaiza, empezando por doña Sofía y diversos familiares cercanos a la Reina. Por si fuera poco, don Felipe y doña Letizia decidieron pasar la Navidad en la Residencia de La Mareta, posando incluso con Leonor, en la primera ocasión en que la pequeña era mostrada a la opinión pública tras su nacimiento dos meses antes. Lo mejor en este caso es que prometieron volver.
Por último, hay que hacer mención a que Lanzarote fue afectada, como la que más, por el paso de Delta. La tormenta tropical hizo que en muchos hogares no hubiera teléfono durante días. Y muchos espacios públicos, aún bien entrado 2006, ofrecen rasgos inconfundibles sobre la furia del viento. El paradigma, las esculturas móviles de Manrique que cayeron en la rotonda de Tahiche, justo en el mismo emplazamiento donde el artista perdió la vida en septiembre de 1992, en accidente de tráfico.