El año en el que Telde se quedó ‘congelado’ en el tiempo

Si hubiera que buscar un término con el que resumir lo acontecido en Telde durante el año 2005 ese bien podría ser el de hibernación. Salvo pequeños detalles, la gestión institucional en el cuarto municipio con más población de derecho en Canarias apenas acaparó grandes titulares en los medios de prensa escrita.

El Ayuntamiento de Telde siguió arrastrando en 2005 la pesada deuda heredada de los mandatos nacionalistas –Francisco Valido y su equipo la llegaron a situar por encima de los 50 millones de euros- y eso continuó condicionando el trabajo diario de una institución que no pudo aprobar sus presupuestos de 2005 hasta pasado el ecuador del año. Con todo, no fueron 12 meses tranquilos para el regidor del PP en la ciudad de los faycanes. Así, en marzo tuvo que poner en solfa la gobernabilidad de Telde al verse obligado a destituir durante tres semanas a su díscola concejala de Festejos. Guadalupe López se atrevió a cuestionar, a través de un comunicado público, la autoridad de Valido porque este tuvo la osadía de meterse en su terreno y anunciar desde Huelva que el escritor y periodista Luis León Barreto sería el pregonero de las fiestas de San Juan. La afrenta fue de tal magnitud que el alcalde no tuvo otra salida que dejar al gobierno en minoría, lo que fue aprovechado por los partidos de la oposición para poner a fuego lento una moción de censura que finalmente no fraguó porque Marcelino Galindo (CC) no quiso saber nada de dicha maniobra.

A las pocas semanas, Valido indultó a López y la reinstauró al frente de Ferias y Festejos, pero la semilla de la desconfianza ya había echado raíces en el seno del pacto. El respaldo de Galindo tuvo otra serie de consecuencias: supuso la grave atomización del espectro nacionalista hasta el punto de que Francisco Santiago se marchó con otros siete ediles al banco de los no adscritos de Nueva Canarias (NC), Galindo se quedó con las siglas de CC y Juan Francisco Martel, pieza clave en el último cuatrimestre del año, optó por defender la ideología del CCN. El alcalde y sus socios de AFV/Ciuca no quisieron seguir viviendo en el alambre del circo y en agosto lograron que Martel entrase en el pacto. 14 concejales contra 11 y punto y final a la dependencia para con Guadalupe López. Así fue como Telde se convirtió en una de las pocas plazas que se salvaron de la debacle popular en Gran Canaria.

De puertas para afuera, y dejando la crispación ya solidificada entre gobierno y oposición, el municipio fue presa de un estado de parálisis. Los grandes proyectos previstos para Telde apenas avanzaron. La ampliación del Aeropuerto de Gran Canaria y la expropiación de los 4.000 vecinos de Ojos de Garza no experimentaron el más mínimo avance en las dependencias del Ministerio de Fomento en Madrid. La dilación en la resolución de este problema desesperó a los afectados, que iniciaron tras el verano una dura campaña de manifestaciones. Telde también siguió sonando como futurible sede de la cárcel y como la localidad más beneficiada por la futura construcción de la autovía tangencial -una gran carretera de seis carriles concebida para descargar de tráfico a la GC-1 entre la capital y Gando-, pero ninguna de estas dos actuaciones registró pasos de cierta enjundia para alegría de los ecologistas.

Tampoco arrancaron las obras del parque tecnológico, así que las medallas -si es que hay que ponérselas a alguien- deberían de ir a parar a las chaquetas de los pocos inversores privados que se animaron a seguir generando riqueza con el empuje dado al parque marítimo de Jinámar y los ojos puestos en la zona comercial de La Mareta, uno de los pocos lugares en los que el Ayuntamiento si logró vender importantes parcelas. Mientras, las obras del mastodóntico Palacio de la Cultura, con el escenario más grande de Canarias previsto (664 metros cuadrados), siguieron paralizadas por falta de fondos municipales y apoyo externo. El único equipamiento de relieve que se puso al alcance de los vecinos fue el nuevo servicio de Urgencias de Las Remudas y un nuevo tramo de la Circunvalación al casco, pero las carencias en materia de Sanidad e Infraestructuras siguieron -y siguen- siendo palmarias.

Retroceso social

En materia social continuaron las nefastas tendencias. En el balance interanual, el paro no dejó de crecer y situó a Telde como el municipio de más de 50.000 habitantes con mayor tasa de desempleo en toda España. El plan Prometeo no dio los frutos esperados. Casi ocho mil demandantes de un puesto de trabajo, trescientos más que en 2004, para un censo de 96.500 habitantes es un lastre demasiado grande. Servicios Sociales aumentó sus ayudas. La ciudad se consolidó y los barrios del litoral prosiguieron con sus mejoras, pero al tren parecen que no se subieron los núcleos más marginados y los grandes polígonos residenciales. Y por si eso fuera poco, Telde también saltó a la palestra tras la decisión de un juez en San Juan de recurrir la ley que permite el matrimonio entre homosexuales. Fue el segundo caso en toda España. Aunque meses después de la polémica el magistrado en cuestión desistió de su actitud al no ser respaldado por el Tribunal Constitucional, Cristo y Damián se vieron obligados a casarse en San Bartolomé de Tirajana porque el final feliz de este caso llegó demasiado tarde.

En el capítulo deportivo, la situación no fue más halagüeña. Con la UD Telde en Preferente, atravesando uno de los peores momentos de su historia, las esperanzas e ilusiones se depositaron en otras disciplinas, como el balonmano o el voleibol. Y en la crónica negra, el municipio fue protagonista de varios sucesos. Un par de asesinatos -el último, un parricida al que el SCS dejó salir del hospital un día antes del crimen pese a evidenciar problemas mentales- y un extraño fenómeno -el suicidio de dos jóvenes y el intento de un tercero- encendieron las luz de alarmas entre las instituciones. La Policía Nacional, eso sí, aseguró que los índices de delitos descendieron notablemente.

Al menos el Ayuntamiento sí parece que se puso las pilas en la última semana de 2005. Presentó la revisión de su Plan General -en el que se incluye la controvertida medida de legalizar casi un millar de casas clandestinas- y hasta tuvo tiempo para dar forma a sus presupuestos de 2006. La filosofía de estos, con 91,5 millones de euros, es la de pagar las horas extras que se les adeudan a los trabajadores y congelar la creación de más puestos públicos. Y es que cuando soplan malos vientos…

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