En el cielo, el Eje. En la tierra, la gasolina. Mientras 2005 fue el año en que conocimos el Eje Transinsular y el presidente nos trasladó la parte móvil de su promesa de felicidad eterna llevándonos de Arrecife a Valverde en un plis-plas y con descuento, por el otro lado, el de la tierra, los precios del combustible dejaban noqueados a los transportistas.
El sector de los transportes en Canarias asistió en 2005 a la puesta de largo del que, junto a la Reforma del Estatuto de Autonomía, pretende ser el proyecto estrella de la legislatura de Adán Martín: el Eje Transinsular de Transportes. El sueño de Adán Martín es la plasmación práctica, en el campo de las comunicaciones, de un mensaje político que repite, cada día, una media de veinte veces: la Canarias única, que no es más que darle una vuelta de tuerca a lo que fue en su día el “somos siete sobre el mismo mar”. La tesis del presidente es que con el Eje Transinsular, un plan que acaba en el año 2020 y que cuenta con inversiones acumuladas en 15 años en todos los frentes que llegan a alcanzar los 6.800 millones de euros (casi mil millones más que el presupuesto global de la Comunidad Autónoma para un año entero), el transporte interinsular estará plenamente desarrollado.
El Eje de Adán comprende, además de la mejora de las infraestructuras actuales, 38 obras nuevas en carreteras, 10 en los diferentes puertos de las siete Islas, obras en los ocho aeropuertos, dos grandes proyectos ferroviarios (entre ellos el de Gran Canaria, rechazado ya de antemano por el mismo Cabildo Insular) y actuaciones nuevas para reforzar los intercambiadores de guagua, al objeto de agilizar el transporte terrestre. El concepto, pues, busca enseñarnos el techo de las infraestructuras en las Islas: el tráfico aéreo solventado con la puesta en marcha de las segundas pistas en Gran Canaria y Tenerife Sur, el tráfico marítimo agilizado con la potenciación para fines de transporte de mercancías de puertos alternativos como Granadilla y Arinaga, y el transporte terrestre plenamente desarrollado una vez construidas todas las carreteras pendientes. Sin embargo, ¿no es el eje más que humo, un marketing electoral resultante de unir los convenios de carreteras, puertos y aeropuertos con el Estado y fundirlos en un solo plano?
Esa fue precisamente la crítica al proyecto que surgió en Canarias. Así, la oposición ha visto en el Eje la venta de humo, al estar ya algunos de los proyectos incluidos no sólo en construcción, sino ya ejecutados y en funcionamiento. Los críticos, pues, dicen que Martín se ha limitado, bajo la idea de un concepto antiguo que ya llevamos escuchando hace años en forma de villancico navideño, a tratar de rentabilizar lo que otras administraciones ya están administrando, gestionando, construyendo y planificando. Consiste, dicen, en vender futuro ante la realidad de que, con un Gobierno con poco margen de maniobra y sin mayoría parlamentaria, rentabilizar decisiones políticas en esta legislatura será muy difícil de cara a las elecciones de 2007, quizás las menos claras de las últimas celebradas. Los partidarios de Martín, por el contrario, han destacado el hecho de lo positivo que es ver en las Islas algún proyecto a medio y largo plazo, algo bastante inusual en una Canarias cuya inestabilidad política conlleva que sólo exista, se viva y se trabaje para el corto, cortísimo plazo.
Negro, negro y crudo
El año 2005 fue un año negro, negro de petróleo, con unas subidas del precio del barril que hasta fueron el motivo por el que los agricultores sacaron en varias ocasiones sus camiones a la calle. Los transportistas explican que en 2005 sufrieron un incremento del precio del gasóleo de un 35%. El combustible suele suponer un 30% de la cuenta de explotación de una empresa del sector, por lo que no es complicado calcular el daño global que los precios del barril, dichoso Brent, causaron a las empresas de transporte de toda Canarias. Los precios obligaron a subir algunos precios, pero el Gobierno mantiene paralizados desde 1997 las tarifas de referencia del transporte. Así, mientras las tarifas de referencia se mantenían congeladas, la subida del gasóleo provocó nuevos aumentos en los fletes marítimos.
Desde el punto de vista de los profesionales del transporte, el año 2005 sirvió para avanzar, algo más, en la tan esperada Ley del Transporte de Canarias, que el Gobierno sigue elaborando y de la que se esperaba su aprobación en Consejo de Gobierno en los primeros meses de este año. Para exponer sus posiciones, los profesionales y el Gobierno se reunieron en unas jornadas en el mes de febrero que sirvieron para que el transporte de mercancías clamase que para conseguir ese mercado único había que poner fin al hecho de que sea más barato traer un contenedor del extranjero a un puerto capitalino que mover mercancía entre las islas. El alto precio de los fletes sigue siendo una asignatura pendiente en la política portuaria de Canarias, que sí vio al menos el año pasado como aumentaban las subvenciones al transporte de mercancías.
Aeropuertos y puertos
El transporte de viajeros, por otro lado, siguió su camino de tres etapas hacia el prometido por los socialistas 50% de descuento a los residentes canarios, cifra que se alcanzará finalmente en 2007, año electoral. El descuento para residentes estuvo el pasado año en el 38% y lo está en el actual en el 43%. En los aeropuertos, mientras, el tráfico sigue aumentando (33.090.671 pasajeros durante 2005, lo que representó un tres por ciento más que en 2004) y empezó la fiebre por reclamar la llegada de las compañías de bajo coste. La continuidad de esos aumentos, tanto de tráfico de viajeros como de mercancías, conllevó de nuevo la reclamación de que se amplíen los aeropuertos de Gran Canaria y Tenerife Sur. La construcción de una segunda pista, argumentaron, permitiría aumentar el número de operaciones en las horas punta, que son precisamente las que han estudiado como viables las mismas low cost, que para amortizar una línea con Canarias deberían poder combinarse de manera que hiciesen el máximo número de trayectos diarios.
En relación a los puertos y el transporte marítimo, el Gobierno siguió con su mensaje de que es necesaria la mejora de las infraestructuras de Arinaga y Granadilla como una parte básica para aumentar su papel como ese enclave tricontinental que, aunque menos que en 2004, se siguió promoviendo en este pasado año. Además de acoger las plantas de gas para la generación de energía eléctrica, ambos puertos pueden ayudar en un futuro a constituirse como el perfecto refuerzo, especialmente en el tráfico de mercancías, a los ya consolidados puertos de La Luz y de Santa Cruz de Tenerife. Y por mar, las instituciones siguieron adelante el año pasado en el desarrollo del frente marítimo de las ciudades. Tanto Puerto del Rosario como Arrecife van avanzando, aunque el problema del istmo de Las Palmas de Gran Canaria estancó la situación, anclada en un debate partidista que sigue tensando la cuerda a cuenta de unos proyectos, llámense Pelli o Ferrater, que ni unos están dispuestos a asumir ni otros están dispuestos a retirar. El cuento de nunca acabar.